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Punto final

Por: Luis Cosenza Jiménez

En mi último artículo mencioné que en enero de 2017 en El Salvador adjudicarían contratos para el suministro de energía fotovoltaica. 

Pues bien, esos contratos, producto de una licitación pública internacional, han sido adjudicados.  En total se adjudicó 120 MW a precios que van de 4.955 a 6.724 centavos de dólar, que contrastan con los 15 y 18 centavos que pagaremos nosotros.  Los cálculos hechos por un colega, quien merece todo mi respeto, indican que si hubiéramos contratado a los precios adjudicados en El Salvador nos hubiéramos ahorrado 140 millones de dólares anualmente, o sea alrededor de 3,300 millones de lempiras anualmente.  Claramente que el proceso de “incentivos” que hemos venido empleando para el desarrollo de nuestros recursos naturales renovables ha resultado en precios altísimos que amenazan con afixiarnos.  Ojalá que, como mínimo, entendamos que el procedimiento idóneo para la contratación de energía y potencia, de cualquier tipo, se basa en licitaciones públicas internacionales.  Eso es lo han hecho quienes han logrado los mejores precios en la región.

Curiosamente también ha trascendido la noticia que relata como en España el uso de incentivos también ha deteriorado profundamente la situación financiera del sector eléctrico. Resulta que ellos, para propiciar el desarrollo de la generación fotovoltaica, recurrieron a “incentivos” y ahora las autoridades del gobierno español han concluido que la carga financiera que resulta de tales incentivos es insoportable y llevará al sector a la quiebra.  ¿Le suena parecido a nuestra situación?  Pero resulta que en España las autoridades han decidido que para evitar dicha quiebra, no pagarán los incentivos originalmente acordados.  Han recurrido a los Tribunales y estos le han dado la razón a las autoridades.  Como era de esperarse, el tema ha llegado hasta el máximo tribunal de justicia, el equivalente a nuestra Corte Suprema de Justicia, el cual también ha avalado la decisión de las autoridades.  Parece increíble, pero así es.  En el proceso, me parece que se ha vulnerado la seguridad jurídica y minimizado la credibilidad de las contrataciones con el Estado español. Los afectados ahora recurrirán a las instancias judiciales que les brinda la Unión Europea, así que no se ha puesto punto final a este tema.  A mi juicio, las instancias judiciales de la Unión Europea le darán la razón a quienes de buena fe contrataron con el Estado, aunque lo ocurrido en los tribunales españoles lleva a pensar que habrá algún asidero legal para fallar como lo han hecho.  Habrá que esperar y ver entonces.

Como yo entiendo el tema, nuestro Código de Comercio prevé que un contrato puede ser rescindido sin responsabilidad para las partes siempre y cuando “circunstancias imprevisibles y extraordinarias” impidan su cumplimiento.  Esto implica que el Estado hondureño tendría que probar que la caída en los precios de la energía fotovoltaica era imprevisible, y eso parece ser muy difícil, por no decir imposible. Después de todo, desde hace ya una década o más, los precios de la energía fotovoltaica venían decreciendo sustancial y continuamente, y no había razón alguna para suponer que esa tendencia había llegado a su fin. En otras palabras, cuando nuestras autoridades tomaron su festinada decisión, se sabía perfectamente que los precios venían bajando y era previsible que continuarían bajando.  No parece entonces haber justificación para no honrar los contratos firmados, por muy injustos que sean. No obstante, nuestras autoridades harían bien en enterarse en detalle de lo acontecido en España para conocer los fundamentos legales de la posición de las autoridades de aquel país.

Mientras tanto, en nuestro país hemos recurrido a endeudarnos en moneda extranjera para pagar deudas de la ENEE en moneda nacional.  Nuestras autoridades han calificado de “exitosa” la operación al haber obtenido una “baja” tasa de interés y logrado una amplia gama de ofertas que superaron, con creces, el monto propuesto por las autoridades.  No obstante, el verdadero éxito sería resolver el problema financiero de la ENEE, a fin de que no siga acumulando deficit. Con lo actuado únicamente se ha logrado que la ENEE pague las deudas que había acumulado con sus proveedores de energía, pero al no atacar la raíz del problema, el próximo mes la ENEE ya habrá comenzado a acumular deuda nuevamente, y otra vez deberemos volver al mercado internacional de capitales para lograr otra “exitosa” colocación de bonos.  En tanto no se renegocien los contratos caros para el suministro de energía, así como el contrato caro con Energía Honduras, y en tanto la ENEE no controle sus finanzas y el sector y siga sumida en la ineficiencia y padezca un alto nivel de pérdidas eléctricas, no le habremos puesto punto final a este asunto. Más de Luis Cosenza. Aquí…

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