Por qué tenía razón Konrad Adenauer

Por: Julio Raudales
Tegucigalpa.- La diferencia entre las sociedades libres y las que viven bajo servidumbre estriba fundamentalmente en la actitud de quienes las gobiernan. Esto no debe ser mal interpretado: No es que el gobierno debe llevar la batuta del desarrollo y decidir qué cosas hacer o no hacer, por el contrario, su rol debe limitarse a proteger los esfuerzos individuales de superación y garantizar la libertad de la ciudadanía. 


Sin embargo, nuestra clase política ha hecho exactamente al revés. He ahí la principal razón de nuestros altos índices de pobreza. En casi dos siglos de vida republicana, los hondureños hemos sido víctimas de los abusos y la voracidad de los políticos y sus patrocinadores. Algunos ejemplos claros son las exoneraciones fiscales y salarios de garantía de los que gozan algunos gremios y la creciente exclusión que ese tipo de medidas provoca en la mayoría de la gente que no puede organizarse y por tanto es la víctima de las medidas que gobiernos irresponsables toman sin medir las consecuencias. Es fundamental cambiar esta costumbre, pero ello requiere de una voluntad general para el cambio y de un nuevo paradigma, incluyente y justo.
Hace algunos años, el actual partido de gobierno anunció la adopción del Humanismo Cristiano y la Economía Social de Mercado (ESM) como plataforma ideológica y guía para la estructuración de sus medidas en caso de ser gobierno. El Humanismo Cristiano se basa en colocar al ser humano en el centro de toda acción política para garantizar una sociedad sostenible y justa.
La Economía Social de Mercado por su parte, consiste en vincular el principio de la libertad de mercado con el de justicia social. Esto implica ir más allá de la oferta y la demanda, aunque no desdeñarlas, más bien buscar que todos y todas puedan acceder a sus beneficios, es decir, tanto mercado como sea posible y tanto gobierno como sea necesario. Para ello las políticas deben centrarse en el respeto a la dignidad de la persona humana y en la adecuada utilización de los recursos naturales. En concreto esta visión de desarrollo requiere de algunas condiciones básicas que enumero a continuación:
Un irrestricto respeto al libre mercado, a la competencia y a la propiedad privada de los medios de producción. Con ello, se descentralizan la actividad y el poder económico y se estimula la iniciativa empresarial para promover el desarrollo económico.
Una adecuada política social, basada en el principio de subsidiariedad, es decir, la garantía de que los posibles conflictos de interés se resolverán por el cumplimiento de las normas y que el estado intervendrá únicamente cuando no exista otra posibilidad de solución. Para esto se requiere un sistema incluyente de seguridad social, un sistema educativo abierto a todos los ciudadanos, así como una buena legislación laboral.
También unas políticas de coyuntura que compensen los desequilibrios inevitables que aparecen en todo mercado libre, como pueden ser las fluctuaciones en el empleo y en el sector externo, evitando sus consecuencias económicas y sociales.
Todo lo anterior con un esquema de crecimiento económico basado en la creación de las condiciones jurídicas que garanticen el respeto a la propiedad, unos bajos costos de transacción, así como el desarrollo de la infraestructura necesaria para un desarrollo sostenible, de manera que se pueda dar una innovación en el aparato productivo.
Konrad Adenauer, el político europeo más destacado del siglo XX, gobernó la Alemania de pos guerra bajo los principios de la Economía Social de Mercado y su gestión logro la recuperación eficiente de su país. El anuncio que las actuales autoridades hicieron en 2007 de adoptar los principios de la ESM que Adenauer aplicó en Alemania generaba la esperanza de que las cosas pudiesen cambiar en la política hondureña. Pienso que la diferencia entre el prestigioso político teutón y los de nuestro patio, es que él puso en práctica estos principios y no solo los usó como discurso para conseguir votos.
Digo todo esto porque es necesario insistir en que decisiones como congelar los precios de la canasta básica, adoptar una política social basada en las dádivas y el fomento a la mendicidad, profundizar en la aplicación de impuestos confiscatorios y sobre todo, perseverar en una presencia omnímoda del gobierno, son precisamente la antípoda de la Economía Social de Mercado y por ende, la garantía de que continuaremos profundizando la pobreza y exclusión en nuestro país.

Todavía es tiempo de recapacitar, de colaborar con la construcción de un estado con instituciones fuertes, de hacer consecuentes las acciones con los objetivos, pero alguien tiene que decirle al rey que va desnudo.

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