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Políticos y vínculos

Por: Pedro Gómez Nieto

Al investigar las técnicas de aproximación a una persona para situarnos después en la consolidación de esa relación, nos apoyamos en los vínculos.

El vínculo es un estímulo externo que provoca una reacción dirigida en el sujeto, activándole determinadas emociones. Es la llave que abre la puerta de la comunicación eficaz. El psicólogo Watzlawick explica que cualquier comportamiento es una forma de comunicación porque es imposible no comunicarse, aunque estemos callados.

“Avatar” es una película de ciencia ficción que se desarrolla en la luna Pandora. Los habitantes se relacionan en un entorno natural, incluso con los animales, por medio de unas fibras luminosas que a modo de terminales llevan al final de su larga cabellera, recogida en una trenza. ¡Siente el vínculo! ¡Siente el vínculo! Le grita la chica al protagonista cuando éste trata de ganarse la confianza de una especie de caballo para poder montarlo. Sus terminales se funden con las del animal, el vínculo se produce y la comunicación se establece.

Recordaba la escena reflexionando sobre los vínculos que utilizan nuestros líderes políticos para comunicarse con la sociedad. El primer vinculo de la comunicación es el visual. La imagen entra por los ojos para afectar un sesgo cognitivo llamado “Efecto Halo”. Es la impresión, el aura que proyecta la persona. Lo utiliza “Mel” cuando se coloca el sombrero olanchano para sus comunicaciones de masas; Juan Barahona y su gorra revolucionaria; o Nasralla con sus ajustados polos de manga corta, cuello subido, intentando irradiar dinamismo y modernidad, para atraer a la inexperta juventud contestataria. ¡Miradme! Soy como vosotros…

El segundo vinculo es el intelectual que llega desde el lenguaje. Hay que percibirse genuino, autentico. Estamos aburridos de políticos de discurso arcaico, manoseado y hueco. Sin fundamentos doctrinarios utilizan un lenguaje populista, confrontativo, irrespetuoso, nunca propositivo. Tipo de comunicación que, como la visual, crea moda por repetición. La calumnia, el insulto, el chisme, son ya vínculos de comunicación verbal socialmente aceptables. Nasralla es el faro guía. Finalmente ha reconocido que “lo que dice en las redes pueden ser globos sondas y necesariamente no tiene por qué ser verdad”, justificando su tuit que anunciaba elecciones para el 2019. Escuchando lo que dice y cómo lo dice, evidencia que sus deseos y sentimientos (cerebro emocional) los procesa como si fuesen acciones y hechos reales (cerebro racional), porque no consigue interconectarlos. ¿Esquizofrenia?

Es natural que a los próceres les escueza que estemos en el tercer gobierno nacionalista consecutivo. En lugar de reconocer errores y asumir responsabilidades, se justifican y protegen tras el insulto de “dictadura”. La democracia no deja de ser la dictadura de las mayorías, de los consensos y acuerdos entre partidos y políticos, donde ellos fracasaron estrepitosamente.

El vínculo de comunicación más importante es el emocional. Las emociones son respuestas internas del organismo ante los estímulos externos que recibe. Con el paso del tiempo a la persona no se la recuerda por lo que dijo, sino por cómo nos sentimos cuando nos hablaba, la forma de transmitir el mensaje, de afrontar y resolver problemas. Sus principios y valores. Su manera de “ver la vida”. Desde el 2009 escuchamos a políticos mediocres, fracasados, comunicarse de manera hostil, buscando generar inestabilidad emocional en un pueblo que necesita convivencia pacífica y desarrollo armónico. De esta manera se entiende que nuestra sociedad se encuentre cada vez más cabreada, estresada y confrontativa.

Luis Orlando Zelaya utiliza poco y mal los vínculos, los resultados son visibles. Yuri Sabas, diputado afín, explica que su líder está escenificando la ruptura del liberalismo de la influencia nacionalista, mostrando que son oposición. Para inmediatamente contradecirse afirmando que: “en política nada es permanente, porque priman los intereses coyunturales de políticos y partidos”. Un sí pero no, sino todo lo contrario. Precisamente eso hizo LZ. Ante los medios arremete contra quien dice dirige el lado oscuro del Partido Liberal (desmentido por Sabas), y repite que no reconoce la legitimidad de JOH, pero en las sombras se reúne con ambos para negociar cuotas de poder en el RNP. El epilogo lo pone Antonio Rivera demostrando con testigos que LZ llevaba tres meses de negociaciones utilizando a Alfredo Saavedra como intermediario. ¿Cuál lado es el oscuro?

¿Será que, como la luz, la oscuridad la lleva cada uno en su interior? 

 

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