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¿Podrá “un presente alabado” borrar errores pasados?

Por Ricardo Puerta ½

Introducción

Tegucigalpa.- Decidí hacer este escrito por la coyuntura política que en que se encuentra Juan Orlando Hernández/JOH, presidente de Honduras. 

Si su mandato es o no legal, es solo uno de los muchos dilemas que hoy cuestionan al mandatario hondureño, su equipo de gobierno y continuidad en el poder.

Las causas de la coyuntura son múltiples, con orígenes distintos: COVID, los huracanes, pero principalmente por  los males gobiernos que ha tenido Honduras desde 1982, cuando comenzó su  transición, tras estar gobernada por  regímenes militares a la democracia. 

El título del escrito lo expreso en pregunta debido a los más errores que aciertos que han tenido, con raras excepciones,  dirigentes públicos y privados  de esta nación, entre ellos, políticos, funcionarios, empresarios, militares, policías  y líderes cívicos y religiosos. Sin excluir  al mayor responsable de todos,   el ciudadano, porque tiene el voto como arma para decidir el futuro de la nación y no ha sido efectivo. Por  ignorancia e intereses contrarios a Honduras,  mal-elige al presidente, diputados, alcaldes y regidores, que menos  necesita el país por su falta de ética, moral o de talento y competencia para el cargo que es candidato o designado. 

Este escrito se centra en  JOH,  como  titular  del máximo poder público de la nación. Su accionar está sujeto a las reglas que le imponen la Constitución de la República,  la Ley y la normativa nacional e internacional. Si no cumple con esas reglas,  la ciudadanía lo penaliza, nunca dándole o retirándole la confianza.

Al respecto disponemos de una medición realista de tal percepción en Honduras, que  proviene del Equipo de Reflexión Investigación y Comunicación/ERIC, centro de pensamiento fundado y operado por los Jesuitas de la Ciudad de El Progreso, Departamento de Yoro, en Honduras. Dentro y fuera de Honduras ERIC es reconocido como un grupo de observación, estudio y análisis,  competente, autorizado e independiente del gobierno,  sobre el acontecer nacional.

Según ERIC solo el 19 % de la población hondureña confía en el gobierno de JOH.

En base a lo anterior y otras fuentes de investigación consultadas, me atrevo a afirmar que Honduras ya tocó fondo. Como bien señala Roldán Duarte Maradiaga, ex-presidente del Colegio Hondureño de Economistas/CHE, el país enfrenta  ahora el mayor reto de su historia en reconstrucción, recuperación y transformación en casi todos los ámbitos: político, económico, ambiental,  social y cultural.  Porque sin hacer los cambios que Honduras necesita con urgencia,  “no podremos vencer realidades perversas como corrupción, antidemocracia, pérdida de la institucionalidad, división social y desconfianza generalizada”. (Diario El Heraldo de Honduras, edición 2 de diciembre, 2020).

Desarrollaré este escrito analizando dos hechos, uno a favor y otro en contra,  ambos relativos a JOH. Los explico por sus contenidos, causas y consecuencias. Por respeto a  los límites de extensión que aconseja tener un escrito de este tipo -periodístico, informativo y de análisis-  divido su contenido en dos entregas para el lector. En la primera, que es ésta,  informaré sobre lo positivo. Y en la segunda sobre lo negativo;  y al final,  cierro con una conclusión que no es mía.

A favor

El hecho  “favorable a JOH” y a  su gobierno, es el reciente reconocimiento que le hizo el gobierno de los Estados Unidos, al declarar a Honduras un firme aliado en la prevención y combate del narcotráfico. Al mismo tiempo, reduciendo sus efectos en el lavado de dinero,  obtenido de fuentes dudosas o ilegales, como lo establece el INCSR (por sus siglas en inglés) del Departamento de Estado de EUA.

El pronunciamiento público del Gobierno de Biden, está contenido en un extenso documento de dos tomos, titulado  “Informe de Estrategia Internacional para Control de Narcóticos (INCSR por sus siglas en inglés) del Departamento de Estado” (en adelante el INCSR 2021). 

El INCSR 2021 describe los esfuerzos para atacar los aspectos del comercio internacional en drogas, el control químico, el lavado de dinero y los delitos financieros que se  derivan del mismo.

En la sección por países del primer tomo del INCSR 2021, hay tres páginas sobre Honduras. Informan que la nueva administración de Biden reconoce que  los esfuerzos realizados por el actual gobierno hondureño en el combate al narcotráfico han sido exitosos. Y eso viene sucediendo desde la era del presidente Barack Obama (2009-2017),  en la que Joe Biden era su Vice-Presidente y en esa capacidad, desarrolló una amistad con JOH,  placentera para ambos. El Informe reconoce también que el aceptado desempeño de Honduras se mantuvo hasta el final gobierno del presidente Donald Trump, el 20 de enero, 2021. 

El pronunciamiento mencionado reconoce que producto de ello el trabajo en conjunto realizado por los gobiernos de ambos países,  ha sido efectivo porque interrumpió la importación y el desvío de precursores químicos a través de Honduras, con destino a EEUU.

El primer pronunciamiento del Gobierno de Biden en favor del gobierno hondureño esta decididamente  expresado en el preciso párrafo corto que sigue: el actual gobierno de Honduras, liderado por JOH y su equipo, no fomenta ni facilita el narcotráfico ni el lavado de activos”.

Pero ese pronunciamiento no es consistente, y hasta contrario,  a los datos y evidencias que provienen de otras fuentes oficiales,  también estadounidenses. Una de ellas, que explicaremos en detalles en la segunda parte de este mismo titular,  es las investigaciones y señalamientos que han salido de la Corte Penal Federal del Distrito Sur de Nueva York,  en el juicio que se le sigue,  por narcotraficante confeso y sentenciado,  a Tony Hernández, hermano del Presidente de Honduras.

El otro esfuerzo que también contradice el pronunciamiento de Biden en favor de JOH y su gobierno proviene de un grupo de Congresistas del poder legislativo estadounidense, podría convertirse  en Ley,  alegando que si el gobierno de Honduras está involucrado en el narcotráfico… ¿cómo esa nación puede llegar a ser un aliado efectivo de los Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico?

A pesar de todo lo anterior, el pronunciamiento que sale de la Casa Blanca de Washington, sin duda le llega a Honduras, JOH y su Administración, llega como maná del cielo y claro mensaje “que Dios está de su lado”.  Dado que en comparación con los gobiernos de El Salvador y Guatemala, de JOH es el más cuestionado por los medios nacionales e internacionales. Cuatro factores con frecuencia  sustentan  tal cuestionamiento: precaria legalidad constitucional, poder judicial dependiente del poder ejecutivo, corrupción generalizada e impunidad amparada por la Ley. Vicios que en  los ocho años que lleva JOH de Presidente de Honduras han alcanzado niveles crecientes,  antes desconocidos.

Sin embargo, aún con esas limitaciones,  Honduras logró el reconocimiento ya mencionado, como un amigo y aliado de la nueva administración Biden, y por ende, de Estados Unidos. Ello podría oxigenar la administración de JOH y a su equipo de gobierno, ayudándole a que termine su mandato el 27 de enero del 2022, tal como lo ordena el artículo 237 de la Constitución hondureña.  

Y si alguien, en el equipo de trabajo de JOH merece mención al respecto, es el abogado y máster en Administración de Empresas, Luis Suazo, actual embajador de Honduras en EEUU.

Lo anterior tiene su historia. El presidente de Honduras, anticipándose a lo que podría sucederle por el cambio que se veía venir de administración en Washington, desde que públicamente se supo que Biden era el presidente electo de los Estados Unidos, JOH le encomendó al especialista, egresado del INCAE, abogado Suazo Barahona, que lo antes posible lograra una nueva y más favorable relación para su persona, gobierno y equipo de trabajo, en menor posible. El abogado Suazo cumplió  la misión encomendada con resultados por encima de lo esperado,  en menos de dos meses.

El presidente hondureño tenía razones para estar preocupado por el posible cambio de Presidente en Washington. Ya que hasta el último día de Trump en el poder,  como presidente de los Estados Unidos,  se mantuvo, al menos públicamente,  en buenas relaciones y sin hacerle críticas abiertas al polémico presidente estadounidense.

El reconocimiento que obtuvo JOH del nuevo jefe de la Oficina Oval de Washington no compensa del todo  la imagen que por “mutua simpatía” que mantuvieron Trump y Juan Orlando,  mientras que cada uno  era el máximo Ejecutivo de su país.

Esa imagen se vuelve ahora para JOH más difícil de manejar a causa de la polarización que ha dejado el típico y distintivo mandato presidencial de 4 años de Trump, tanto  en la opinión pública estadounidense,  como en el resto del mundo.  Porque las opiniones están bien divididas. Para un buen número de críticos y analistas,  desde que Trump terminó su mandato en enero pasado,  lo valoran como el peor presidente que hasta el presente  ha tenido los Estados Unidos. Mientras que para otros, que también son muchos en número, Trump es el mejor Presidente que hasta hoy ha  tenido ese país. Prueba de ello: 74 millones de electores directos estadounidense votaron por el candidato republicano en las elecciones presidenciales 2020.  

Y habría que sumarle otro ingrediente que complica más el tema. Por un lado, Trump  cita con orgullo, y es verdad,  que obtuvo el mayor número de votos hasta ahora logrado,  en la historia de ese país,  por un candidato presidencial que buscaba ser reelecto en EE.UU,  y no perdió.  Pero su pérdida, como todo lo que es “propio de Trump”,  nunca es normal.  En consecuencia hasta hoy,  sigue repitiendo que no fue re-electo debido al inmenso fraude electoral que le hicieron sus opositores, demócratas y no demócratas, a nivel nacional. Y la pregunta es: ¿cómo Trump obtuvo el apetecible caudal histórico de 74 millones de votos en medio del  gran fraude que le hizo la reelección? 

La duda anterior aumenta al reconocer, para bien y para mal,  que la democracia estadounidense es la más observada y emblemática del mundo. Pues sin duda, de ella siempre se aprende algo, que incluso  puede servir de mejoría a la propia, si los cambios se hacen con adaptaciones pertinentes.

Prefiero terminar aquí esta primera entrega del escrito. En mi próximo aporte con el mismo título, comentaré el hecho más desfavorable que enfrenta el presidente JOH. Para que tras leer todo el escrito,  el lector por sí mismo llegue a su propia conclusión. 

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