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Plácido Domingo nunca ha sido juzgado por acoso sexual, pero le siguen señalando y cancelando conciertos.

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Plácido Domingo, en Budapest, el año pasado. (EFE/EPA/Szilard Koszticsak)

Por Alberto García Marrder, desde Madrid.
Especial para Proceso Digital y La Tribuna en Tegucigalpa. Y El País en San Pedro Sula (Honduras).

¿Hasta cuándo va a durar el linchamiento público y mediático contra el tenor español Plácido Domingo?

Da pena lo que le está pasando. A Domingo lo he entrevistado varias veces como periodista, tras su “Otello” en la Royal Opera House de Londres o cuando comenzaba con la “La Antología de la Zarzuela en Houston (Texas), en los años sesenta.

Plácido Domingo en la ópera Otello, en el Royal Opera House de Londres, felicitado por la Princesa Diana de Gales. (Foto Alamy, autorizada)..

Y si es juzgado por acoso sexual y encontrado culpable que asuma las consecuencias. Pero, por ahora son acusaciones anónimas de 20 de sus ex compañeras de actuaciones y lo que si ha habido, es un linchamiento mediático y de grupos feministas.

Hablemos claro: Domingo acaba de cumplir 83 años este pasado domingo 21 de enero de 2024 y será muy tarde cuando tratemos de exculparnos por haberlo tratado en vida “tan injustamente “.

Recordemos los hechos: El 13 de agosto del 2019, la agencia de noticias “Associated Press” (AP) publicó las denuncias anónimas de nueve mujeres (ocho cantantes y una bailarina, de las cuales solo una dio la cara públicamente, la mezzosoprano Patricia Wolf).  Estas denunciaron que cuando comenzaban su carrera profesional, fueron víctimas de acoso sexual por el tenor y empresario.

Según estas, Domingo las incitaba a tener relaciones sexuales y que si rechazaban sus provocaciones, “no obtendrían favores laborales por partes del cantante y  director de las Óperas de Los Ángeles y la de Washington”, según lo describe “Wikipedia”.

Comenzó entonces el diluvio. Cancelaciones de contratos, de conciertos y de premios. Y de menosprecio.

Placido Domingo se convirtió del día a la noche en un villano depredador. Nadie lo contrataba y nadie quería hacerse un “selfie ” con él. Y para huir de Estados Unos se vino a vivir a Madrid, donde casi somos vecinos.

Pero reconstruir una carrera de más de 50 años no le será fácil. Tiene una mala imagen que va por delante y ahora solo lo contratan teatros menores en Europa. Nada de las grandes Óperas. Pero está resurgiendo de las cenizas con fuerza y admiro su determinación.

En un comunicado del año 2020, Domingo admitió “todas las responsabilidades” sobre sus acciones y parecía pedir disculpas por esos “besos y tocamientos inapropiados”. Pero prevalece la denuncia principal de esas 20 mujeres de la amenaza de que sus empleos, en los años ochenta y noventa, estaban sujeto a que accedieran a sus incitaciones sexuales.

Pero, según aclaró el mismo cantante después,  “responsabilidad no significa culpa”.

En todos estos años de abandono y tristeza, Domingo ha contado con el apoyo de su familia, especialmente de su segunda esposa, la ex soprano mexicana Marta Ornelas, que es también su principal asesora, tras 56 de casados.

Con su esposa, la ex soprano mexicana Marta Ornelas. (Foto EFE).

Me haré eco de la opinión al respecto del columnista  Antonio Papell, en “El Periódico de España”:

“Una de las mejores voces de la ópera del siglo XX,  ha sido súbitamente víctima de la cultura de la cancelación, que consiste en decretar la muerte civil de un ciudadano por haber incurrido supuestamente en algún pecado sexual abominable”.

“Sin haber sido sometido a un juicio y sin haberse por tanto respetado la presunción de inocencia. El tenor español, proscrito severamente en muchos ambientes artísticos, vive sus últimos años injustamente amargado, sin entender seguramente del todo lo que le está pasando y sin que nadie se preocupe por desentrañar la verdad”.

Pese a que en un primer momento Domingo aceptó «toda la responsabilidad» de las acusaciones de acoso sexual y de que una investigación interna concluyese que era responsable de, al menos, 27 casos de presuntos abusos, el tenor se retractó después. «He cambiado, ya no tengo miedo. Cuando supe que tenía el coronavirus me prometí a mí mismo que si salía vivo, lucharía para limpiar mi nombreNunca abusé de nadie, lo repetiré mientras viva», aseguró al diario La Repubblica.

En el comunicado, Domingo afirmó que las acusaciones eran “inexactas” y que creía que todas “mis intervenciones y relaciones eran siempre bienvenidas y consensuadas”.

“Desde luego, opino que las reglas y estándares por los cuales somos y debemos ser, medidos hoy son muy diferentes de lo eran en el pasado”, dice parte de ese comunicado.

En los años noventa, tuvo mucho éxito mundial, profesional y económico, el súper grupo de tenores de óperas formado por los españoles Plácido Domingo y José Carreras y el italiano Luciano Pavarotti. Y estuvieron dando conciertos por todo el mundo hasta la muerte de este último, en el 2007.

Los Tres Tenores: Plácido Domingo, José Carreras y Luciano Pavaroti.

Domingo ha grabado mucha música popular, especialmente un disco de mariachis, de México, su segunda y querida patria. Además de boleros.

Recuerdo como una de mis mejores escenas periodísticas cuando en el año 1992, acudí para continuar una entrevista para la Agencia EFE, pendiente e instado por su secretaria personal, al camerino de Domingo, tras su fabulosa actuación en un “Otello” de Guissepe Verdi en el Royal Opera House de Londres, que presencié en primera fila, gracias a su invitación.

Estaba respondiendo a mis preguntas y todavía teñida de negro su cara, y apenas minutos después haber “estrangulado” por celos infundados a su esposa, Desdémona (la soprano Kiri Te Kanawa), cuando tocaron la puerta del camerino: Era la Princesa Diana  que venía a felicitarlo, acompañada del entonces Príncipe de Gales y ahora Rey Carlos III de Inglaterra.

Ella deslumbrante y encantadora a sus 36 años, el, algo aburrido y callado. Me hice a un lado y presencié la historia haciéndose.

En menos de cinco años, (el 31 de agosto de 1997.  Diana, la Princesa de Gales, estaba muerta en un misterioso accidente automovilístico en los túneles  subterráneos de las calles de París, junto a su enamorado de entonces y divorciada de Carlos, el empresario egipcio, Dodi Al- Fayed, que también murió.

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