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Periodista hondureño recuerda sus 35 años de corresponsal extranjero

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Miami, (EEUU) –  Hoy comienzo en PROCESO DIGITAL una serie de 20 crónicas sobre mis 35 años de corresponsal extranjero para una agencia de noticias española, después que mi incipiente carrera periodística tuviera un comienzo de fracaso en Honduras.

Esta serie es una iniciativa de la directora de este sitio en internet, Marlen Perdomo, a quien le agradezco la invitación. Y, sin pensarlo mucho, creo que esta serie podría ser la base de un futuro libro.

Uno vez jubilado en Miami, PROCESO DIGITAL me ha ofrecido la oportunidad de seguir escribiendo y hacerme la idea de que todavía puedo seguir haciéndolo como en mis viejos tiempos, como un corresponsal extranjero.

Y para eso les he cubierto enteramente la campaña electoral norteamericana y seguiré con Donald Trump en la Casa Blanca, que será muy interesante desde el punto de vista periodístico.

Vaya por delante que asumo el riesgo de que esta serie podría ser interpretada como un acto narcisista y arrogante, pero eso está muy lejos de mi intención. Que es, esencialmente, que mi larga carrera periodística pueda servir de aliento y orientación a los jóvenes periodistas de Honduras.

A finales de los años sesenta, regresé a Honduras después de haber terminado la carrera de Periodismo en Madrid y de haber hecho una beca de un año en Paris en la Radio Televisión Francesa (ORTF).

Tuve la suerte que me contratara como Jefe de Información un periódico hondureño y como director de su noticiero de televisión y la doble suerte que a los tres meses me despidieran, sin explicación alguna.

carnet1Aproveché una invitación del gobierno británico para visitar el Reino Unido y en menos de dos meses de estar sin empleo, yo ya tenía dos en Londres: en la edición latinoamericana del semanario “The Economist” y en el turno de noche, en la Agencia de noticias EFE.

En el semanario en español de la famosa revista tenía como jefes nada menos que a Juan Tomás de Salas, que a su regreso a España fundaría el semanario «Cambio 16» y el «DIario16» y a Eduardo Punset, quien se haría famoso en España con su programa científico “Redes”, en Televisión Española (TVE).

Mi relación con la agencia EFE duró más de 35 años y hasta mi jubilación. Comencé como redactor en Londres y luego como Subdirector de su mesa de Internacional en Madrid. Regresé a Londres, en 1988, pero ya como director de esa oficina, cargo que ocupé por siete años.

Terminó con mi cargo de Director, en Miami, de su servicio mundial de noticias en inglés, el que monté con equipos de periodistas traductores tanto en esa ciudad de Florida como en Madrid y en Manila (Filipinas).

He cubierto, y lo contaré en las siguientes entregas de esta serie, los violentos disturbios en Praga por el primer aniversario de la invasión soviética, la guerra civil-religiosa en Belfast (Irlanda del Norte), la creación en Maastricht (Holanda) de la Unión Europea y la Primera Conferencia Mundial del Medio Ambiente en Helsinski (Finlandia).

He recorrido, invitado por el gobierno británico, y sufriendo un frio atroz, los campos de batalla en las Islas Malvinas tras la invasión argentina y la recuperación del archipiélago, casi en el polo sur, por fuerzas británicas.

En Londres, he cubierto, en el año de 1991, la reunión del llamado Grupo G-7 (líderes europeos, de Japón y de Estados Unidos), que luego se transformó en Grupo-8 con la participación del líder soviético Mijail Gorbachov.

Como director de la oficina de EFE en Londres, entrevisté en el 10 de Downing Street a la ex Primera Ministra británica, Margaret Thatcher.

carnet2Y en Washington, como director para Estados Unidos, entrevisté en la Oficina Oval de la Casa Blanca al presidente Ronald Reagan, privilegio que solo dos periodistas hondureños han logrado.

 El otro ha sido mi colega y buen amigo Jacobo Goldstein con el ex presidente Bill Clinton, cuando trabajaba para CNN En Español Radio.

Como redactor jefe de la mesa central de EFE en Madrid, he trasmitido al mundo la muerte del dictador Francisco Franco (1975) y los detalles, minuto a minuto, del golpe de Estado en España, de 1981. 

Y estaba en Managua cuando en aquel día de marzo de 1983, las turbas sandinistas acallaron y ofendieron al Papa Juan Pablo II en el momento de la consagración en una misa al aire libre.

Y en Cuba, he cubierto, muy cerca de Raúl Castro, la visita de ese Papa polaco a Santiago de Cuba, donde no se repitieron los errores y vergonzosas manipulaciones sandinistas.

He entrado, en Starke (Florida), tres veces al Corredor de la muerte para entrevistar a tres españoles, condenados a muerte. Y he escuchado, angustiado, funcionar la silla eléctrica.

He dirigido equipos de periodistas que han cubierto dos Cumbres de líderes Iberoamericanas. Una en Bariloche (Argentina) y la otra en Viña del Mar (Chile).

He cubierto para EFE, el devastador huracán “Fifí” en Honduras y fui el primer periodista en subir, en una mula, a la montaña cercana a Choloma para averiguar las razones por las que esa ciudad quedó cubierta por una avalancha de lodo.

¿Ahora comprenden porque digo que tuve la suerte que me despidieran de ese empleo periodístico en Honduras?

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