PARTICIPACIÓN concepto, compromiso, aspiración sin cumplir

Por: Mario E. Martín

Tegucigalpa.- «No nos compliquemos consultando, sabemos lo que tenemos que hacer» cita real de un ex alcalde.

Típica reacción del funcionario obnubilado por su nombramiento o elección «democrática», o simplemente de un neófito inconsciente y políticamente pretencioso en el servicio público.

Rescatando el concepto: participar es sinónimo de  intervenir,  colaborarcontribuircooperartomar parte y tiene mucho que ver con la política pero más que todo con nuestra cultura ciudadana.  «Participación comunitaria = demanda efectiva«, otra interpretación moderna el léxico del mercado y la economía.

Se pretende justificar la autonomía y secretividad de las decisiones gubernamentales por la necesidad de mostrar iniciativa,«mandar», ejercer el poder, controlar, eliminar obstáculos, reconocidos parámetros políticos debidos a la incultura ciudadana.Pero en el fondo, el conflicto implícito en no participar afecta a todas las instituciones, los proyectos y programas en una democracia participativa a la que aspiramos.  Entre uno y otro extremo, toca el intermedio y el cambio gradual apelando a la ilustración didáctica y la concertación con los actores.

Casos reales:  La forma comunitaria, participativa, democrática y representativa que supuestamente define la función de la Corporación Municipal en nuestro gobierno local pero que por mandato y por la práctica política se vuelve nula.  No hay tal función real de representar a grupos, sectores o territorios del municipio, sino que todo se define por el partido político que acoge a candidatos por afiliación e intereses partidarios, no por representación.  La cuestión es si los partidos, tal como los conocemos, representan genuinamente el interés de la ciudadanía. Otro caso, posiblemente más flagrante, el de los planes «participativos» de desarrollo.  Hay que reconocer que la base legal que hemos construido insiste en la utopía, que la práctica se niega.

Evidencia clara: el decreto de Visión de País y Plan de Nación de 2009 enfatiza en uno de sus objetivos la subsidiariedad y transparencia que en un estado moderno establece instancias de discusión y participación en los consejos regionales, municipales y locales.  Una somera evaluación indica que aún no es real el desempeño de esta función.

Tenemos ante nosotros, si queremos actuar con conciencia participativa, casos donde la gestión puede, para crédito de gobierno, actuar fomentando mayor participación:  El Plan Municipal de Desarrollo Urbano en San Pedro Sula es probablemente el más pertinente e inmediato.  

Son 80 millones de lempiras que se han comprometido en un proceso por ahora concebido como técnico, pero que en el fondo debe ser de alta demanda participativa.  No es un plan para una administración municipal, ya que afecta a más de 10 municipios conurbados.  No es solo gubernamental, ya que compromete a los principales inversionistas privados, que son los empresarios, las comunidades, más que al gobierno central.  

No es solo para producir y competir, ya que afecta a toda la población en su empleo, seguridad, condiciones de vida y, más que todo, el sentido de identificación y propiedad de destino y sus planes a futuro.

Otro caso en ciernes, quizás con más drama por la tradición de centralismo que afecta a uno de los departamentos más conservadores, pero no menos efectivos en la cultura ciudadana, el departamento de Lempira.  El Plan de Gestión Territorial de la ciudad de Gracias de gran potencial de desarrollo por su cultura, ambiente y pronta integración en el Trifinio, Plan con escasa conciencia local, evidente por el desconocimiento de los mismos actores (o súbditos) y la poca capacidad de decisión y diálogo mostrados en los últimos años a pesar del apoyo del poder central.

En una reconsideración de la estrategia y meta política de las gestiones del gobierno en transición, un avance seria oír y atender las expresiones amplias de la ciudadanía, comenzando por los grupos organizados y reconocidos.  Pero el secreto está precisamente en fomentar la participación, comenzando por informar, ser transparente y, si es necesario, ilustrar para no perder el elemento esencial de ser participe, no simple seguidor. Se invitan comentarios a: 

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