Miami – La comunidad hispana de Estados Unidos tiene un serio dilema: confiar o no en el presidente Barak Obama de que va cumplir su promesa de una reforma inmigratoria.
Obama pidió en las últimas horas un voto de confianza a ese votante hispano, crucial ahora en cualquier elección norteamericana, de que antes que termine el año arreglará ese “roto sistema inmigratorio” Y para dar ejemplo de su compromiso, Obama se hizo acompañar en su limosine desde la Casa Blanca al lugar donde estaba reunido el “Caucus” hispano del congreso por dos estudiantes indocumentados, Víctor y Luis, a quienes llamó “esos dos “dreamers” que viven y trabajan en este país a que llaman el suyo”.
Obama es consciente de que existe una gran frustración en la comunidad hispana de este país por no haber cumplido aún su promesa electoral de que iba arreglar el sistema inmigratorio, para dale una estatus legal a más de once millones de inmigrantes indocumentados. El primer presidente afro-americano de Estados Unidos lleva ya seis años en la Casa Blanca sin poder cumplir esa promesa, principalmente por la oposición de la mayoría republicana de la Cámara de Representantes, que se opone que se vote una resolución, ya aprobada por el Senado, con mayoría demócrata.
Ante la inevitable oposición republicana, a Obama solo le queda el recurso de una acción ejecutiva, saltándose al Congreso. Había prometido que lo haría antes del verano. Ahora acaba de decir que no, que será “después de las elecciones parciales del congreso, del 4 de Noviembre”.
Al parecer, muchos congresistas demócratas que están en riesgo de perder su escaño en distritos electorales conservadores, le pidieron a la Casa Blanca que demorara cualquier decisión sobre inmigración hasta después de esas elecciones.
Ahora Obama ha accedido a esa petición y el tema inmigratorio ha quedado, otra vez, pospuesto por motivos electorales internos de este país.
El presidente Obama tiene en sus manos problemas más preocupantes y urgentes, como el avance de los extremistas del Estado Islámico en Siria e Irak, el avance ruso en Ucrania y el problema del virus ébola, no solo en África, sino aquí mismo, en Texas.
En términos electorales, cada mes cerca de 50.000 hispanos cumplen la mayoría de edad en Estados Unidos y son, por tanto, potenciales votantes de cualquiera de los grandes partidos. EFE/Archivo
Pero también sabe que el voto hispano es crucial en estas elecciones de Noviembre o en las próximas presidenciales de 2016. Y por eso, la noche del jueves hizo todo lo posible por convencer a los congresistas hispanos de que siguieran confiando en él:“Si podemos, si votamos”, les dijo en un español aceptable.
El presidente fue interrumpido por Blanca Hernández, quien trabaja como voluntaria en el programa legal del Distrito de Columbia, quien le gritó, antes de ser obligada a abandonar el local: “No mas deportaciones y no mas promesas incumplidas”.
Bajo el gobierno de Obama, se han deportado más que nunca a inmigrantes indocumentados. En el año 2013, fue de 438,421, todo un record, más que en los ocho años del ex presidente George W. Bush.
El periodista mexicano Jorge Ramos, presentador estrella del noticiero de la cadena hispana Univisión de Miami, escribió que el presidente Obama tiene un problema de credibilidad con los latinos: “El 30 de Junio, ante el bloqueo de la reforma inmigratoria por parte de los republicanos en el Congreso, prometió que antes del fin del verano, tomaría una decisión ejecutiva para ayudar a millones de indocumentados. Bueno, esa promesa no se cumplió. Pospuso la decisión hasta el fin de año por pura politiquería, no quería afectar negativamente los candidatos del Partido Demócrata en las elecciones de Noviembre”.
Por cierto, Ramos ha sido el único periodista que en Estados Unidos le ha dicho a Obama en su propia cara, durante una de sus entrevistas, que ha traicionado el voto hispano con sus promesas sin cumplir.
