Nuevamente excluidos de la Cuenta del Milenio

Por: Luis Cosenza Jiménez

En un informe publicado recientemente por la Iniciativa de la Cuenta del Milenio se muestra la recién completada evaluación de los países que podrían ser elegibles para recibir una donación en el 2016.

En el informe se oficializa que, una vez más, la evaluación concluye que no somos elegibles para recibir una donación en el 2016. Algunos medios se han dedicado a señalar que esto es consecuencia de eventos ocurridos en el 2009, o incluso antes de ese año. Pero analicemos la situación y veamos a qué conclusiones podemos llegar. Para los lectores interesados, el documento completo se encuentra en el portal del MCA en la red.

Comencemos por el principio y entendamos cómo la Cuenta evalúa los países. En su evaluación usan tres categorías, la libertad económica, la inversión en la gente, y el gobierno justo. Cada una de estas categorías tiene varias subcategorías. La referente a la libertad económica incluye ocho, la política fiscal, el nivel de inflación, la calidad de la regulación, la política comercial, la participación femenina en la economía, el acceso a la tierra y los derechos asociados a esto, el acceso al crédito, y la facilidad con que puede iniciarse un negocio. La categoría atinente a la inversión en la gente comprende seis subcategorías, la inversión en salud, la inversión en educación primaria, la protección de los recursos naturales, la tasa de vacunación infantil, la tasa de matrícula de las jóvenes en la secundaria, y la salud infantil. Finalmente la categoría referente al gobierno justo engloba seis subcategorías, los derechos políticos, las libertades civiles, la libertad de información, la efectividad del gobierno, el estado de derecho, y el control de la corrupción. En total son veinte subcategorías. Es importante señalar que la Cuenta no hace su propia evaluación de las mencionadas subcategorías, sino que descansa en el trabajo hecho por otras entidades, entre estas el Banco Mundial, la CFI, Freedom House, UNESCO, la OMS, el FMI y otros. También es importante señalar que el informe muestra los resultados correspondientes al período 2010-2014 (en algunos casos se incluye información correspondiente al 2015), así que uno puede percibir el comportamiento de la evaluación de las diferentes subcategorías a lo largo del tiempo.

El documento recién publicado plantea tres condiciones para alcanzar la elegibilidad. Primero, que el resultado del análisis del control de la corrupción sea mejor que la mediana correspondiente al grupo de países con los que se nos compara. Segundo que resultemos bien evaluados en por lo menos la mitad de las subcategorías (en por lo menos once de veinte), y tercero, que logremos ser bien valorados en la subcategoría referente a derechos políticos o en la concerniente a libertades políticas. Lo preocupante para nosotros es que en esta ocasión reprobamos en dos de las tres condiciones: fracasamos en el control de la corrupción y en más de la mitad de las subcategorías examinadas. Pero veamos en más detalle las subcategorías en las cuales reprobamos.

En cuanto al déficit fiscal, cada año, del 2010 al 2014, quedamos por debajo del mínimo requerido, con el agravante que cada año es peor que el anterior. En cuanto a calidad regulatoria, por primera vez caemos por debajo de la mediana de los países con los cuales se nos compara y a partir del 2011, cada año es peor que el anterior. En lo concerniente a la participación femenina en la economía, también estamos por debajo de la mediana, pero en este caso se nota estabilidad en el desempeño. Es malo, pero no se ha deteriorado. En lo referente al acceso a la tierra y los derechos asociados a eso, también nos ubicamos por debajo de la mediana, aunque en este caso se nota un pequeño avance en el 2015. En cuanto a la facilidad para iniciar un negocio, igualmente nos situamos por debajo de la mediana, aunque nuevamente se nota una leve mejoría en el 2015. En lo atinente a la tasa de vacunación infantil, hemos caído por debajo de la mediana (la superamos en el período 2010-2012) y, lo que es peor, la gráfica muestra un deterioro en el indicador año tras año. Lo mismo ocurre en la matrícula de las jóvenes en secundaria; quedamos por debajo de la mediana y el paso de los años no revela que mejoramos. En el indicador de libertad de información nos ubicamos, año tras año, por debajo de la mediana, y resulta preocupante el marcado deterioro que se registra para el 2014. Lo mismo ocurre con la subcategoría referente a la efectividad del gobierno. En cuanto al estado de derecho, también resultamos evaluados por debajo de la mediana, aunque en 2014 se nota una mejora importante. Finalmente, lo mismo ocurre en cuanto al control de la corrupción, aunque acá solo se percibe un ligero adelanto en 2014. En resumen, el examen muestra que fracasamos en once de las veinte subcategorías, es decir, en más de la mitad.

Finalmente, a mi juicio no se trata de buscar chivos expiatorios o recordar incidentes penosos de nuestro pasado que no están comprendidos en el período de análisis. Se trata de utilizar el análisis de terceros y diseñar una estrategia que nos permita superar las deficiencias señaladas por quienes preparan las evaluaciones. Ya sabemos donde están nuestras debilidades. Lamentablemente, ya no se trata de solo el tema del control de la corrupción, sino que además deberemos mejorar en por lo menos otra categoría para poder ser elegibles. Estas son las verdaderas pruebas, y oportunidades, que se presentan a los gobiernos. Esperemos que el nuestro se apodere del mensaje y tome las medidas pertinentes para lograr una nueva donación. Al final lo que nuestro país merece son hechos, y no meras palabras.

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