Nazar, un mundialista que sueña con una Honduras incluyente

Tegucigalpa – El portero de la Selección mundialista de España 1982, Salomón Nazar, logró este año ascender como técnico con los Lobos de la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán (UPN-FM). Discreto, poco mediático, profesional de las ciencias médicas y sobreviviente de cáncer, caballero en las canchas y fuera del ellas, éste hondureño ha ofrecido glorias a su país.

– Noel Valladares y Julio César Arzú son referentes de la portería en Honduras.

– Los deportistas que entran al ruedo político deben tener la posibilidad de hacer más desde sus puestos y no solo figurar, dice.

Se graduó en 1984 -dos años después del Mundial 1982- como médico general. Tiene más de tres décadas de trabajar en la estatal Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), donde, además, jugó en primera división en aquella etapa gloriosa de finales de los 70 y principios de los 80. Logró dos subcampeonatos de Liga Nacional y un subcampeonato de Concacaf en 1981.

Hijo de José Elías Nazar, prominente farmacéutico de la zona sur del país y diputado en dos períodos del Congreso de la República incluso fue de los que firmó la Constituyente de 1982.

Salomón Nazar, de 65 años, agradece al fútbol y a la vida por cada uno de los momentos que le ha tocado vivir. Actualmente labora en las clínicas de la UNAH que atiende a deportistas de alto rendimiento en la capital del país.

Reservado para mostrar sus emociones, recordó que estuvo a punto de llorar cuando logró el ascenso a la Liga Nacional en junio de este año con la Universidad Pedagógica Nacional (UPN). “Mejor me lo guardé para un momento en comunión con Dios”, refirió.

Sentado en su oficina -muy modesta- en el tercer nivel del Palacios de los Deportes de la UNAH, conversó con Proceso Digital y esto fue lo que nos reveló:

Proceso Digital (PD): De su infancia ¿qué recuerda?

Salomón Nazar (SN): En mi pueblo (Nacaome) la infancia fue feliz porque la cancha de fútbol estaba a tres cuadras de mi casa. Jugaba fútbol desde la mañana hasta la noche, además recuerdo haber compartido más con mi padre, en vista que mi madre falleció tempranamente.

Siempre participé mucho en las actividades de las familias vecinas, compartí con mis hermanos, pero sin duda más que todo, jugar fútbol.

PD: ¿Cómo logró intercalar su carrera deportiva con los estudios universitarios?

SN: Siempre me lo propuse hacerlo y fue una meta desde pequeño porque mi padre es farmacéutico, aunque también me ha apasionado el fútbol.

Se necesita mucho sacrificio, pero con disciplina se logra. Obtuve mi título dos años después del Mundial de España 1982 y desde entonces he estado ligado a esta profesión.

Siempre les recomiendo a los futbolistas que luchen en los dos campos (académico y deportivo) porque no siempre estarán detrás de una pelota. No todos tienen la posibilidad de salir al extranjero, hacer un capital y forjar un futuro, por lo que el futuro de la familia depende de una carrera universitaria.

PD: ¿Qué diferencias me puede mencionar entre el fútbol de su tiempo y el de ahora?

SN: El fútbol se ha profesionalizado bastante, de hecho, cuando inicié los aspectos de la práctica del fútbol no eran completos. No había preparación física en un principio, el entrenador hacía de todo, y el otro aspecto es el económico, ganábamos muy poco y los que nos dedicábamos a jugar fútbol o estudiábamos o jugábamos.

Antes había un poco más de libertad en la práctica del fútbol, sin muchas restricciones en cuanto a aferrarse a los esquemas tácticos.

PD: ¿Pero, los futbolistas tenían más dificultad para estudiar antes o ahora?

SN: Yo creo que ahora existen más dificultades para estudiar porque la exigencia en el fútbol es mayor. La participación de los jugadores en los equipos requiere de mayor tiempo para no descuidar muchos aspectos profesionales, en vista que a la par va una significativa remuneración económica.

PD: En esa etapa de España 1982, ¿cree que le afectó compartir el puesto con Julio César “El Tile” Arzú?

SN: No, la verdad que no lo creo así. Siempre supe que era un gran arquero, de hecho, en el Mundial (España 1982) hizo un gran papel y fui su suplente en los tres juegos, pero estábamos preparados, él también sabía que atrás estaba yo que pujaba por jugar.

PD: ¿Sigue la comunicación con ese grupo de España 1982?

SN: Sí, con la mayoría tenemos mucha comunicación. Para el caso ahora que ascendí con los Lobos de la UPN, varios de ellos me llamaron para felicitarme.

PD: ¿Por qué ese grupo de 1982 tuvo tanto éxito?

SN: Porque más que un equipo éramos una familia. El profesor (Chelato) Uclés se preocupó por la persona y el jugador. Compartimos tanto que había una jerarquía que se respetaba, había mucha disciplina y sobre todo luchamos siempre por el objetivo de ser los primeros -del país- en llegar a un Mundial.

PD: Su primer salario en el fútbol, ¿de cuánto fue?

SN: En 1972, en ese año ganaba 150 lempiras. Recuerdo que me vine muy temprano de mi pueblo (1968), me mandaron a estudiar al Instituto San Miguel.

Ese primer sueldo lo disfrute sanamente.

PD: Usted triunfó más que todo en la Universidad, ¿Por qué no pasó lo mismo en los equipos grandes que jugó?

SN: Me afectó el estudio porque los equipos grandes exigen más tiempo, aparte que las giras de esos clubes eran extensas y me limitaban mucho el estudio. Sin embargo, jugué una temporada con Olimpia y otra con Motagua.

PD: ¿Qué no olvida en ese paso por los equipos grandes?

SN: La fractura de tibia y peroné con Motagua en 1986, eso fue duro para mí. Pude continuar jugando, pero ya de nuevo con la Universidad.

Recuerdo mucho mi paso con Motagua por la participación que tuve, además jugué un Torneo de Clubes Campeones de Concacaf, llegamos a una semifinal contra un equipo de Bermudas.

En tanto, en Olimpia jugué poco porque al final de la primera vuelta del torneo perdimos el invicto y desde ahí se me complicó seguir en la titularidad.

PD: Como seleccionado, ¿cuál en el momento más alegre y el más triste que recuerda?

SN: Lo mejor fue la clasificación y luego la participación en el Mundial de España 1982, a pesar de que no jugué, aunque sí hice la mayoría de los encuentros preparatorios. Eso fue importante para nuestras vidas porque se cultivaron muchos valores, muchas amistades y el espíritu de lucha fue fundamental y sobre todo haber compartido con el profesor Uclés que fue una experiencia agradable.

Lo más triste puedo decir que fue no clasificar a la segunda ronda de ese Mundial.

Y ahora como punto relevante, pero en mi etapa de entrenador, fue haber logrado el ascensocon la Universidad Pedagógica Nacional.

PD: A propósito de la UPN, ¿a qué aspira con este equipo?

SN: Es el primer torneo, lo importante será mantenerse en la Liga y luego clasificar a la liguilla, a pesar de que no somos un club con muchas estrellas, hay muchachos dispuestos a vencer cualquier tipo de retos.

PD: Usted brilló como jugador en la UNAH, ¿le hubiera gustado dirigir a este equipo en primera división?

SN: Por supuesto. Desafortunadamente cuando fui dirigente del equipo no tenía el curso de entrenador, aunque tampoco hubiera sido ético porque era parte de la Junta Directiva, pero sí me hubiera gustado, tal vez ahora.

PD: ¿Qué compañeros en ese equipo de la UNAH lo marcaron?

SN: Jugué 18 años con la institución y tuve bastantes compañeros con los que coseché mucha afinidad, tal es el caso de Héctor Pacheco Molina que es mi compadre también.

PD: ¿Cómo valora a la Selección de Honduras que se juega su pasaje a Rusia 2018?

SN: Desafortunadamente no ha tenido un gran momento y está cuesta arriba en el proceso clasificatorio, sin embargo, le veo posibilidades siempre y cuando los que juegan en el extranjero aporten ese bagaje adquirido y que se propongan darle una satisfacción más al país.

PD: ¿De los jugadores actuales de Honduras, ¿cuáles se parecen a aquellos de su generación?

SN: Hay diferencias por las épocas. El jugador de aquella época era más entregado a defender los colores patrios y con esto no digo que los de ahora no lo hagan, pero en nuestros tiempos era un orgullo jugar con la Selección. Hoy se ha materializado tanto el fútbol y también se ha mediatizado.

PD: ¿Tiene en su equipo jugadores que hoy por hoy podrían estar en la Selección?

SN: Es probable que a futuro haya tres o cuatro, ahora mismo se están desarrollando, es algo que va a llevar tiempo.

PD: ¿Qué le ha dejado la escuela colombiana a nuestro fútbol?

SN: Aquí, a nivel de selecciones, se ha diseñado un currículo solo para entrenadores extranjeros. No cabe duda de que los entrenadores colombianos han tenido la fortuna de llevar a la Selección a dos mundiales, no sé si ocurrirá lo mismo con Jorge Luis Pinto, que me parece es un gran entrenador.

Insisto, ahora hay una campaña para que la Selección sea dirigida por un DT extranjero y no por un nacional. Sin embargo, debemos de recordar que en el fútbol lo que valen son los resultados y ellos -se refiere a los colombianos- han entregado cuentas.

PD: Su padre José Elías Nazar es de tradición política, ¿por qué usted nunca ha aspirado a un cargo de elección popular?

SN: Sí me gusta la política, mi padre fue de los que firmó la Constituyente de 1982, fue diputado en dos oportunidades por el Partido Liberal. Tengo hermanos que sí participan en política y lo están haciendo ahora.

En mi caso, he tenido propuestas para incursionar, no creo que este momento sea el oportuno, quizás más adelante lo hagamos. No lo descarto, creo que todos debemos participar en política, cuando alguien quiere hacer el bien común es más fácil materializarlo mediante la política.

PD: De ese extenso universo de exfutbolistas o deportistas que hemos tenido en el Congreso de la República, ¿cree que han hecho algo por el país?

SN: Creo que les ha faltado, lo que pasa es que es difícil para ellos porque no tienen la decisión política que se necesita, de hecho, pesan más otras cosas que el deporte.

A nivel presupuestario debería haber algo mejor para el deporte nacional, lo digo tomando en cuenta la cantidad de deportistas que están en el Congreso.

PD: ¿Le parece que muchas veces estas figuras del deporte solo son utilizadas?

SN: Sí fíjese, los utilizan y después les niegan cuotas de poder y de decisión para poder devolverle algo al deporte.

PD: Usted ha sido un deportista y profesional de éxito, cuéntenos sobre su lucha contra el cáncer.

SN: En 2012 mientras practicaba un nuevo programa de ejercicios me localicé una masa en el abdomen y empezamos a investigar, al final resultó que se trataba de una neoplasia, hicimos la biopsia y nos dieron el diagnóstico. En ese momento solo me dije que siempre lo que me he propuesto lo he logrado, lo recibí con tranquilidad, fui positivo en ese sentido y he logrado salir adelante.

Voy a mi último año de seguimiento a la enfermedad y vamos bien gracias a Dios. Supongo que el Señor tiene otros propósitos para mi persona y probablemente uno de esos era el ascenso logrado con la UPN.

PD: A propósito de la crisis en la UNAH, ¿qué opinión le merece lo que ocurre ahora mismo?

SN: Ha sido una etapa complicada. Confío que se superen los obstáculos lo más rápido posible para el bienestar de la comunidad universitaria. La señora rectora (Julieta Castellanos) ha hecho una labor muy buena y ha levantado el nivel en todo sentido, así que confiamos que al terminar su período sea de la mejor manera.

Así, discurrió el tiempo conversando con Salomón Nazar, un deportista puro, un profesional de éxito y un ser humano mejor, quien, en medio de su pasión por el deporte, no pudo dejar el lado sus preocupaciones porque la Honduras que ama alcance la paz que anhela, la educación que merece y algo que a él le importa particularmente, el acceso universal a la salud.