spot_img

MACCIH

Por: Luis Cosenza Jiménez

¡Qué agradable sorpresa! La OEA ha presentado una propuesta que, a mi juicio, es razonable y además adecuada, si se implanta bien, para iniciar una lucha fehaciente contra la corrupción y la impunidad.

El corazón de la propuesta es la instauración de una comisión internacional contra la corrupción y la impunidad en Honduras. A mi entender, se trata de algo similar a la CICIG de Guatemala, pero mejorada. Permítanme ahora presentar y comentar lo que informaba Proceso Digital en su edición del 28 de septiembre de 2015.

Para comenzar, resulta que la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras, MACCIH, será dirigida por un jurista de reconocido prestigio y con mucha experiencia en la investigación de casos de corrupción y en el combate a la impunidad. Esa persona dependerá directamente del Secretario General de la OEA. Además, la selección del personal de la Misión, tanto internacional como local, será realizada con absoluta independencia del gobierno, mediante un proceso objetivo y transparente, por la Secretaría General de la OEA y se regirá por las normas de la OEA.

Las metas de la MACCIH serán las siguientes:

1. Apoyar a Honduras en el cumplimiento de sus compromisos internacionales (Convención Interamericana contra la Corrupción, la Convención Interamericana de los Derechos del Hombre y la Convención de la Naciones Unidas contra la Corrupción).

2. Fortalecer las instituciones nacionales encargadas de prevenir, investigar y sancionar los actos de corrupción.

3. Facilitar la coordinación entre las distintas instituciones del Estado que laboran en estas áreas.

4. Proponer reformas a nuestro sistema de justicia, y

5. Fortalecer los mecanismos para fomentar la rendición de cuentas y la transparencia.

Para alcanzar estas metas se contará con un equipo de jueces y fiscales internacionales quienes supervisarán, asesorarán y apoyarán a los entes nacionales en la investigación y persecución de actos de corrupción. Además, el Centro de Estudios de Justicia de las Américas (CEJA) preparará un diagnóstico sobre nuestro sistema de justicia, se nos apoyará en la implantación de las recomendaciones formuladas por el Mecanismo de Seguimiento de la Convención Interamericana contra la Corrupción (MESICIC) y de las recomendaciones resultantes de las evaluaciones del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana (SNSC) llevadas a cabo por la OEA. Finalmente, se
creará un Observatorio de Justicia en el que participarán organizaciones académicas y de la sociedad civil para dar seguimiento y evaluar el progreso de la reforma de nuestro sistema de justicia.

En lo referente a la rendición de cuentas y la transparencia, el Jefe de Misión presentará semestralmente al Secretario General un informe sobre los trabajos de la MACCIH, identificando avances, desafíos y posibles obstáculos, junto con sus recomendaciones. El Secretario General presentará luego el informe al Gobierno y a la población. Si en el desempeño de sus funciones la Misión encuentra un obstáculo intentará resolverlo, acudiendo en primera instancia al ente de enlace del Gobierno. Si eso no tiene éxito, el problema deberá ser resaltado en el informe semestral de la Misión al Secretario General. En su alocución el Secretario General de la OEA, don Luis Almagro, destacó que «el hemisferio tendrá sus ojos puestos en Honduras y definitivamente es nuestro trabajo hacer que todos seamos iguales ante la ley». Resta ahora que el gobierno y la OEA suscriban los acuerdos que den vida a la MACCIH para que inicie operaciones por un período inicial de dos años, prorrogables a juicio de las partes.

Visto lo anterior, parece razonable suponer que para la OEA su papel como facilitador del diálogo llegó a su fin y que ahora procede empeñarse en la puesta en marcha de la MACCIH. Eso, por supuesto, no implica que los hondureños no podríamos continuar dialogando sobre el modelo neoliberal, el cambio climático o una docena de otros temas propuestos por algunos de los participantes en el diálogo. Podemos continuar hablando, pero ya sin la facilitación de la OEA, ya que esta estaría de lleno dedicada a fortalecer la lucha contra la corrupción mediante la

puesta en marcha de la MACCIH. Retrospectivamente, ahora se entiende que el facilitador del diálogo, John Bielh, cuando salió del país por última vez sabía que su participación en el diálogo había llegado a su fin y que no retornaría al país, al menos no para continuar facilitando el diálogo. Ahora podemos comprender lo que en su momento parecieron comentarios imprudentes sobre el comportamiento de algunos políticos hondureños. Claramente que no le preocupaba que algunos lo descalificaran si en efecto había ya concluido su tarea.

Resulta fácil suponer que Bielh tuvo una importante participación en la elaboración de la propuesta que fue elevada a la consideración del Secretario General. Es igualmente razonable pensar que el planteamiento presentado por el Secretario General refleja en buena medida la propuesta de Bielh y su grupo. Si esto es así, los hondureños estamos en deuda con John Bielh, ya que a pesar del sinnúmero de propuestas y temas que le fueron presentados por los convidados a sus reuniones, supo enfocarse en la lucha contra la corrupción y la impunidad. Por otro lado, me parece genial como puso punto final a un proceso que parecía diseñado para distraer a la población en un debate interminable. La pronta elaboración de su propuesta, y la igualmente ágil reacción de don Luis Almagro para proponer la MACCIH, obliga a iniciar, de inmediato, la lucha contra la corrupción y la inmunidad bajo la tutela de la OEA. Paralelamente podemos continuar nuestro diálogo, pero ya sin la facilitación de la OEA.

En lo personal encuentro particularmente positivo, además de la instauración de la MACCIH, la creación del observatorio de justicia y la presentación de un informe de avance a la población. Ambos contribuirán a construir la cultura de transparencia que tanta falta nos hace. Es posible que la transparencia que fomentará la MACCIH haga que cobre vida el acuerdo firmado por el gobierno y Transparencia Internacional. En resumen, me parece que hay razón para ver con optimismo la creación y la puesta en marcha de la MACCIH, y pienso que debemos agradecer a la OEA, a don Luis Almagro y a don John Bielh por brindarnos su apoyo en un momento muy difícil. Ahora, manos a la obra a la puesta en marcha de la MACCIH.

spot_img

Lo + Nuevo

spot_img
spot_imgspot_img