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Luis Zelaya: el exitoso “outsider” de las primarias 2017

Por: Ernesto Gálvez

Tegucigalpa.- Efectivamente, el precandidato Liberal, sorpresivamente, con sólo siete meses de darse a conocer, sin estructura política partidaria, se alzó con la candidatura de su partido, aunque durante su vida como académico, nunca se supo de su militancia liberal; es por eso que se le califica como “outsider”; su nombre se conocía únicamente en los círculos académicos como rector de una emblemática universidad privada.

El resto de los cuatro precandidatos: Carlos Montoya, Gabriela Núñez, Enrique Ortéz y Eduardo Martell, son políticos bastante conocidos en el ruedo partidario liberal. El triunfo del ahora candidato liberal Luis Zelaya merece un análisis especial, tanto de su personalidad, como de la coyuntura política en que se dio esta elección primaria.

1. Es la primera elección primaria en la cual el Presidente de la República en funciones, se postula como precandidato por su partido; en otras palabras, se trata de la primera reelección en el período democrático iniciado en los ochentas. A su vez, esta candidatura reeleccionista en este nivel primario significa una validación política de la misma, lo que quiere decir que, de aquí en adelante, muy poco se hablará en contra de la reelección.

2. Por primera vez en la historia participan tres partidos grandes en las elecciones primarias, puesto que anteriormente sólo existían dos. Extrañamente, el Partido Anti Corrupción PAC, no participó en esta justa electoral, lo cual deja muchas dudas sobre su auténtica convicción demócrata. Se colige que su verticalista coordinador temió someterse al escrutinio interno, debido a la fuerte ruptura existente al interior de su partido, donde se mencionaba el surgimiento de muchas precandidaturas, mismas que fueron sofocadas y ahogadas por el oficialismo del PAC.

3.En dos de los tres participantes en estas primarias, no había dudas que Juan Orlando Hernández en el Partido Nacional y Xiomara Castro en Libre, serían los candidatos triunfantes, dada la información proporcionada por las encuestas. Los dos movimientos que compartían la candidatura de Juan Orlando Hernández tenían todas las cartas a su favor, tanto en la estructura organizativa, como presupuestaria y, por supuesto, la figura de un presidente con muchos puntos favorables en su gestión gubernamental. El movimiento MONARCA, francamente, no se entiende el porqué de su intención de participar.

Su máximo líder y fundador está en serios aprietos judiciales por corrupción en una corte federal de USA y, por otro lado, internamente, con un opaco candidato, sin discurso, sin argumento y sin credenciales de ningún tipo que pudiesen hacerle cosquilla a las estructuras de JOH.  Xiomara Castro de Libre, también era totalmente previsible, con siete movimientos acompañándola y toda la maquinaria muy activa y fogueada en estos menesteres.

Donde se percibía habría una mayor competencia era entre dos de las cinco precandidaturas del Partido Liberal: Gabriela Núñez y Luis Zelaya. Núñez parecía tener mayores probabilidades por su mayor experiencia y uso de las estructuras tradicionales del partido Liberal. Aparentemente el apoyo de Elvin Santos, excandidato presidencial, le favorecería política y económicamente. Pero la gran sorpresa fue el Ing. Luis Zelaya; ese es el punto que merece un análisis más detenido sobre los factores que pudieron incidir positivamente en su triunfo:

1.Una militancia liberal muy sufrida. Los liberales auténticos sufrieron la trasmutación de Manuel Zelaya Rosales quien, luego de ser electo bajo una ideología liberal muy parecida a la socialdemocracia, aparece ligándose muy fuertemente a la izquierda radical de un movimiento llamado Siglo XXI, sin ninguna afinidad con el Partido Liberal. Además, al ser derrocado, negocia su retorno al país, arropado por la OEA y el Acuerdo (sin sanción del Congreso Nacional) de Cartagena, lo que le permite fundar un nuevo Partido, precisamente, con un buen porcentaje arrancado del Partido Liberal que había venido mostrando reiteradamente ser el partido mayoritario en todo el período post ochenta, pero que ahora Zelaya lo deja desmembrado.

La caída al tercer lugar en las elecciones de 2013, fue trágico para los liberales; y ese hecho está en el fondo de los resentimientos de la mayoría liberal. Por eso, al surgir un líder completamente nuevo, desligado de todos estos viejos vericuetos políticos, atrae la confianza y la esperanza de recuperar su antiguo estatus. Por eso, ni Elvin Santos, ni Gabriel Núñez, ni Kikito, ni Montoya eran anticuerpos en el pensamiento de los electores liberales en estas primarias; más bien, era Luis Zelaya, fresco, profesional serio, con discurso coherente, conciliador, inteligente, el que llamó la atención a esos estoicos liberales. 

2.Una gestión parlamentaria liberal inapropiada. Sin que se conozcan los resultados finales de los precandidatos a diputados, por lo menos, a nivel de Gabriela Núñez, no se le reconoce su labor; es más, el voto en su contra podría tener como trasfondo, el hecho de haber sido muy beligerante en todo el accionar político desde antes del 2009: ministra de finanzas, presidenta del Banco Central, etc., es decir, muy metida en ese pasado, lo que no abonó en los criterios del voto liberal; por el contrario, la asociaban a ese pasado muy liberal doloroso. 

3.Luis Zelaya, una clase media ilustrado. Los liberales quedaron traumados con gentes de botas y sombreros; sentían que ahora era el momento de levantar un líder que entiende de procesos, que es prudente, que sabe decir las cosas, ético, que sabe argumentar y, especialmente, que inspira. Ese elemento es clave porque el reciente pasado liberal que había desilusionado a sus bases, luego de un reciente pasado continuos triunfos electorales.

4.Un retorno al liberalismo histórico. El Partido Liberal, en su proceso histórico ha experimentado un arribismo personalista que, más que beneficio político a la nación, han servido más para enaltecer a apellidos (Reina, Rosenthal, Flores, Zelaya, etc.), que a un proyecto de partido que impulse procesos sostenidos de desarrollo. Si no veamos las estadísticas: de los nueve presidentes de la era democrática que ha tenido el país, cinco han sido presidentes liberales. Si eso es así, el país debía estar posicionado en un mejor ranking; pero, por el contrario, los gobiernos de Suazo, Azcona, Reina y Zelaya, dejaron un país en lamentables condiciones, dignos de ponerlos en el baúl del olvido. 

Como conclusiones muy breves podemos citar: las primarias sirvieron para mostrar un franco reposicionamiento del bipartidismo. Libre y PAC, si no quieren aumentar sus fracasos, tendrán que mendigar una alianza con el candidato Zelaya quien, seguramente, preferirá no contaminar su ya demostrada aceptación como un líder de la actualización histórica del Partido Liberal.

Luego de la inscripción de planillas o alianzas que será en el próximo mayo, prometo un nuevo análisis prospectivo.

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