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Los tuyos, los míos y los nuestros

Por Yanivis Melissa Izaguirre | Periodista, Honduras

Tegucigalpa, Honduras. ¿Quiénes resguardaban la droga en tu país? Los policías y los militares.

La Guardia le hacía «honor» al narcotráfico y en la policía hay quienes le servían de sicarios. Estas décadas en Honduras, como país de tránsito para la droga, se resumen en una historieta de carteles y cuarteles.

Pero pocos dicen algo. Esa captura del Estado con la custodia policial y militar permitió que el país se vea como una mafia.

¿Qué se está diciendo de estas instituciones cuya labor se degeneró y que ya ni con una fórmula especial de Lysol se limpian de lo que ha trascendido en Estados Unidos?

De momento, todo ha recaído en manos del Ministerio Público, que es el llamado a investigar, incluso en lo referente a las muertes de fiscales ordenadas desde el narcopoder y establecer mecanismos de protección eficientes para salvar su integridad, porque después de confirmar con testimonios la «suerte» que corrieron los fiscales de oro es entendible que a duras penas alcancemos a fiscales de enchape.

Pero dejándonos de concentrar en la institucionalidad del Ministerio Público, el papel de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, ¿qué reflexiones -o mejor- propuestas y acciones se han realizado por parte de los tres poderes del estado?

Parece que el veredicto de culpabilidad para un expresidente no hizo mella en la clase política ni en el gobierno actual, pues los días post juicio pasan sin que nada pase. Se han dedicado a pelear y sacarse los trapitos al sol, armando bandos sobre los mencionados del Partido Nacional, los del Partido Liberal y los del Partido Libre.

Defendiéndose como gatos panza arriba (tienen derecho), jurando y perjurando que son inocentes, que nada deben y nada temen (así decía El Tigre en Honduras, pero no es fácil mantener una declaración si del otro lado ya no está el juez compadre, comprable o amigo sobornable).

Pero en ese juego de los tuyos, los míos y los nuestros, nadie propone medidas para recuperar la institucionalidad, para garantizar el respeto de la ley, para condenar la cooptación del Estado, para «deselefantear» la Unidad de Política Limpia, para investigar a los fiscales que permitieron toda esa maraña de ilegalidades o desengavetar sus investigaciones (si las hay) y requerir a quienes ordenaron no dar seguimiento.

Mientras, en el Congreso Nacional juegan a las ardillitas cambian de jaula con la elección de los cargos de segundo grado. Aunque siempre hay quienes hacen «trampa» y se incrustan en el mismo lugar porque han conseguido padrinos y sirven a dos amos.

¡Y volvieron las encerronas en el hemiciclo legislativo! Sacaron a la prensa por un asunto de «seguridad nacional». Allí véanse si no es un ensayo y un día despertamos con la novedad, mi comandante, que convirtieron en triciclo el auto acordado…

¿Adónde estuvo la aplicación de la justicia en todos estos años de impunidad y narcoactividad? ¿Quiénes estuvieron al mando de las instituciones mencionadas? ¿Quién interpelará a las tapaderas de la corrupción? ¿Qué suerte correremos como país de tránsito y ahora productor de drogas, como denunció la presidenta? ¿O es que la narconovela se terminó con el juicio del antagonista que pasó de la silla presidencial a la silla del acusado?

Vamos a un nuevo proceso de elecciones y esto es lo único que tienen que decir los titulares de los tres poderes del Estado sobre el veredicto contra JOH:

La presidenta Xiomara Castro, de nuevo, retrotrayéndose al pasado y olvidando que en el poder se cumple, no se promete. Dice que su gobierno reclama justicia. Es hora de aplicar, no de reclamar.

Luis Redondo, titular del Poder Legislativo escribió: «Justicia para Honduras», inmediatamente un usuario le comentó: «Justicia para Honduras, pero no en Honduras».

Y Rebeca Ráquel Obando, magistrada presidenta de la Corte Suprema de Justicia, dijo que: «la condena contra el expresidente es una clara muestra de la deuda que los órganos encargados de impartir justicia han tenido con el pueblo hondureño. Como presidenta del Poder Judicial les aseguro que ¡no vamos a descansar hasta lograr que la justicia prevalezca sobre la impunidad!».

Pero, ¿qué propone para cumplir con ese compromiso? ¿Por qué en vez de anunciar lo que van a hacer no dice lo que están haciendo?

¿O es que, así como nadie experimenta en cabeza ajena, nadie escarmienta en justicia ajena?

#NoLesCaeEl20

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