Los retos de la transparencia

Por Thelma Mejía
Tegucigalpa.- La transparencia como discurso suele ser muy pegajosa. Es como la libertad de expresión, todos se quieren subir al columpio, pero cuando éste se empieza a mecer con fuerza, muchos quieren bajar.
 
Honduras parece que quiere entrar en esa mecedora, busca salir del vagón de la opacidad en que se encuentra desde hace muchas décadas. Pero la corrupción en este país es sistémica y también endémica. Las mañas surgen por doquier.
 

Recientemente se suscribió una especie de acuerdo de monitoreo con la organización alemana Transparencia Internacional (TI) en donde se piensan evaluar cinco ejes entre los que destacan seguridad, educación, salud, proyectos de infraestructura, y gestión tributaria. Todos ellos con una larga historia oculta.
Es la primera vez, se asegura, que TI suscribe un acuerdo de esta naturaleza con un gobierno. El ensayo puede ser interesante, quizá TI descubra la soga en casa del ahorcado. El gobierno parece estar dispuesto a depurar.
Aquí el capítulo de TI está representado por la Asociación por una Sociedad Más Justa, bajo cuyo paraguas existen otras filiales de diversas denominaciones que han venido ejecutando en el país un trabajo interesante y valiente.
 
Pero ahora entraron a jugar en las grandes ligas, en un país tan complejo como algunas zonas de su amplia geografía. Tienen muchos retos entre sí.
 
El principal quizá, es el de no hacer matrimonio, si se casan, el divorcio será doloroso. Deberán aplicar la máxima que rige en el periodismo: con el poder, relaciones cordiales, pero distantes.
 
El encanto que produce la seducción del poder suele ser también complejo y de caminos ocultos.
 
Un ejemplo de ello, es el Partido Anticorrupción (PAC), sucumbió a las primeras de cambio. La novia no se dio a desear, dicen en los pueblos. Pero es la política y los políticos, con fuertes crisis de credibilidad, según el Latinobarómetro.
 
Mientras el capítulo de TI afina con el gobierno sus ejes de monitoreo, delimita zonas de interés y diseña su plan de acción, en el parlamento, los diputados dan—a su manera—la bienvenida a la transparencia.
Usaron las audiencias públicas—por las que tanto presionó la llamada sociedad civil—para elegir a los ungidos del poder en cargos públicos de segundo grado y así se repartieron los puestos entre los partidos—excepto Libre que vive su propia pena ajena—para consolidar, aseguran, la democracia.
 
No hubo sorpresas en esa elección, inspeccionarán la justicia hasta quienes tienen demandas en el Estado, los colores partidarios sin duda están bien representados. La sorpresa la dio el silencio de la sociedad civil.
Y esos son los restos de la transparencia. El periodismo, debe estar entonces, vigilante para advertir la presencia de cualquier Medusa.
 
 
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