Los avatares de Minerva

Por: Julio Raudales
Tegucigalpa.- Fue en Bolonia en el año 2003, precisamente en la cuna y albergue de la universidad más antigua del mundo, donde se apuntaló el corolario de un proceso que se había iniciado en esa misma ciudad quince años antes.

Allí, los académicos del planeta, reunidos para discutir los nuevos retos que deben enfrentar las universidades del mundo en la era de la globalización y las comunicaciones, decidieron que es importante adoptar algunos de los elementos que venían impulsando los países de la vieja Europa, ya ligados en una Unión Económica que, como el nuevo milenio, ofrecía esperanzas y razones para creer en un futuro bonancible y solaz para los seres humanos.
El proceso se dio a conocer como Internacionalización de la Educación Superior y tiene como objetivo último, la integración del conocimiento científico y la innovación, aprovechando las facilidades que otorgan la era de las comunicaciones, el libre comercio y la explosión tecnológica que se expande a lo largo del planeta con disímiles resultados, de manera que todos los interesados tengan la posibilidad de beneficiarse del mismo, en aras de lograr el desarrollo.
Creo que para abordar con propiedad esta temática, es fundamental hacer hincapié en tres elementos básicos:
Primero, es importante decir que los beneficios del conocimiento se encuentran pésimamente distribuidos, tanto entre los países como entre las sociedades al interior de ellos. En efecto, resulta escandaloso observar como en una misma vivienda hay personas que pasan todo el día en internet mientras sus familiares analfabetos viven carentes de oportunidades para desarrollarse. También es vergonzoso observar como países vecinos presentan diferencias tan abismales en lo referente a la prevención de enfermedades o acceso a tecnologías avanzadas para producción de alimentos, etc. -Bolivia y Uruguay, Guatemala y Costa Rica son un buen ejemplo de lo que hablo- en el siglo XXI estas cosas deberían ser historia.
El segundo elemento que deseo acentuar, es que las zonas más ricas y desarrolladas del planeta son aquellas en las que existen mayores posibilidades para que sus habitantes innoven o adquieran nuevos conocimientos. No es casual que Silicon Valley, el centro mundial de la ingeniería y la innovación estén en California, el estado más rico de EUA y tanto Japón, Alemania, Israel, Corea, China y Singapur, se distinguen masivamente por la enorme cantidad de formulas, productos, aditivos y tecnologías que patentan cada año. Tampoco es raro que en estos siete países se concentre más del 70% de la riqueza mundial.
Lo tercero tiene que ver con un hecho que entrelaza los dos anteriores: Los países y sociedades más ricas y desarrolladas, se caracterizan por tener las mejores universidades y centros de pensamiento en el mundo. El caso más evidente lo constituyen los asiáticos. Ellos colocaron como una de sus acciones de política fundamentales, la “importación” de este tipo de centros de conocimiento desde occidente con resultados por demás exitosos.
Es evidente: la mayor fuente de desarrollo es el conocimiento y quienes promueven de manera más efectiva sus beneficios son las universidades.
Ergo, con mejores universidades tendremos más desarrollo.
Afortunadamente en Honduras lo hemos entendió medianamente. En el año 2005, o sea dos años después de Bolonia, el estado cambió la anacrónica Ley Orgánica de la UNAH, se creó una Comisión de Transición y se originó un fuerte proceso de Reforma Universitaria que lleva ya una década.
Como todo cambio innovador, la Reforma ha contado con una buena cantidad de enemigos, de afuera y de adentro de la institución. Mejorar implica disciplina, sacrificios y sobre todo cambio de mentalidades. Es cierto, aun falta mucho y se debe trabajar fuerte y con vigor, la evolución no es fácil, pero hay que hacerla y para bien.
Por fortuna, el reconocimiento no ha venido solo de adentro. Distintas redes internacionales como el Sistema de Universidades de Centroamérica (SUCA), la Organización de Universidades de Iberoamérica (OUI) y más recientemente el famoso Ranking Mundial de Universidades, han resaltado el importante avance de la UNAH y el Sistema de Educación Superior Hondureño. Esto es absolutamente contrario a lo que pasa en el resto de la institucionalidad del país.
Pero es difícil que una dama vestida de blanco salga limpia de un pantano. Por ahora el mayor peligro lo representa el deseo de muchos políticos mal intencionados que buscan reivindicar sus frustraciones con ideas populistas. Se equivocan si piensan que con sus aberrantes propuestas conseguirán más votos y recogerán más agua.
A ellos vale la pena advertirles que no sigan. ¡Minerva sigue en pie de lucha y los romanos y griegos ya sabían que nunca perdió una batalla!
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