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Las trabas a la prensa en China extienden sus tentáculos a los medios estatales

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Jesús Centeno Pekín – La reciente obstrucción a medios estatales chinos cuando informaban en directo sobre una explosión en una ciudad cercana a Pekín ha desatado una inusitada polémica sobre el derecho a la información en el país, donde la prensa experimenta todo tipo de trabas para ejercer su profesión.

El pasado 13 de marzo, una reportera de la cadena CCTV se desplazó a Sanhe (provincia de Hebei) para cubrir ‘in situ’ un estallido causado por una fuga de gas que dejó siete fallecidos y más de veinte heridos. Dos hombres vestidos de negro obstaculizaron su trabajo en pleno directo y la cadena acabó por interrumpir la conexión cuando la reportera hablaba del cordón de seguridad establecido en la zona.

Asimismo, unos guardias apartan de la escena a otra mujer que viste una chaqueta con el logotipo de China Media Group -el conglomerado mediático más importante del país- mientras ella grita que su equipo ha sido “empujado por más de una docena de personas”.

Este panorama ha generado un intenso debate -aunque restringido, pues muchos comentarios han sido eliminados- en redes sociales como Weibo, equivalente a X.

“¡El derecho del público a saber qué ha pasado y el de los periodistas a informar deben ser plenamente respetados y garantizados conforme a la ley!”, comenta un usuario.

Otro se pregunta “qué les pasará a otros medios” si los reporteros de la intocable CCTV son tratados de esta manera. “En la China de hoy, la realidad es que lo que dicte la policía vale más que lo que diga un periodista”, zanja un tercero.

Críticas… y disculpas

Hay quien critica a los reporteros porque “hicieron retrasar las operaciones de rescate”, aunque los funcionarios tampoco se salvan de la quema: “Sufren de fobia a la opinión pública y evitan verse envueltos en problemas por miedo a sus superiores”, expresa un internauta.

La Asociación de Periodistas china ha defendido que, especialmente en coberturas de desastres, los reporteros “tienen todo el derecho a realizar entrevistas y directos”.

“No estamos causando problemas y las autoridades no deberían impedirnos trabajar de una forma tan simplista y descarnada”, aseveró la asociación tras el incidente.

Los funcionarios acabaron disculpándose por “disuadir por la fuerza” a los reporteros, e incluso el influyente periodista Hu Xijin ha opinado que la obstrucción fue “el resultado de formas de pensar arcaicas” y “un abuso de la autoridad que debe corregirse”. Un trabajador de un medio estatal explica a EFE que “el temor al caos y a la inestabilidad impide tener mayores libertades”, y lamenta que, a la hora de informar, “los periodistas no tenemos más remedio que seguir las directrices oficiales”.

El líder del país, Xi Jinping, dejó claro ya en 2016 que los medios estatales son “herramientas de propaganda” y que los reporteros han de “seguir fielmente” al gobernante Partido Comunista “con su pensamiento y con sus actos”.

Escrutinio a la prensa extranjera Semanas antes, un periodista holandés denunciaba el trato recibido durante un viaje a la ciudad de Chengdu (centro) para cubrir unas protestas de clientes e inversores ante la sede de Sichuan Trust, un banco con problemas económicos.

El periodista colgó en X un vídeo en el que un hombre, que posteriormente se identificó como policía, arroja sus pertenencias al suelo para luego arrebatárselas. Más tarde, fue rodeado por agentes vestidos de civil y otros uniformados que lo empujaron para impedir que siguiera grabando.

Tanto él como el operador de cámara que lo acompañaba fueron obligados a subir a un coche policial que los llevó a comisaría, donde les confiscaron temporalmente sus equipos y teléfonos.

El Club de Corresponsales Extranjeros de China (FCCC) expresó en un comunicado su preocupación por el trato recibido en un momento de “creciente acoso” a los periodistas “en todo el país”.

En 2023, el FCCC informó de numerosos incidentes de obstrucción, tras lo cual pidió a las autoridades que “cumplan sus promesas” y “protejan la seguridad y el derecho a informar”. En el último Índice de Libertad de Prensa de Reporteros Sin Fronteras (RSF), China aparece en penúltimo lugar, solo por encima de Corea del Norte.

RSF denuncia que, en los últimos años, Pekín ha “fortalecido el control sobre la información apoyándose en el uso masivo de nuevas tecnologías” y “apostado por un modelo social basado en la censura, la propaganda y la vigilancia”. EFE

(vc)

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