Tegucigalpa – “Tengo 60 años de estar visitando a la Virgen y es una gran emoción estar aquí” dijo Elsa Marina Martínez Echavarría, una mujer de 85 años que proviene de la colonia Julián Suazo del municipio de La Paz y que tiene la tradición de visitar a la Virgen de Suyapa desde hace seis décadas.
“Empecé desde la edad de los ocho años, pero dejé de venir en algunas fechas porque mi abuela falleció y era una niña chiquita”, empezó a comentar en un diálogo con Proceso Digital.
Como intercesora ante el Padre Celestial, ¿qué le pediría hoy a la Virgen de Suyapa?
— Proceso Digital (@ProcesoDigital) 3 de febrero de 2018
La señora continuó contando que cundo se casó “agarré este camino de nuevo y tengo 60 años de venir, mi esposo falleció hace tres meses, pero, ahora vengo con nietos y bisnietos, todos somos familiares y primos”, externó refiriéndose a sus numerosos acompañantes, una decena quizá.
Elsa Martínez una devota de 85 años que lleva 60 años seguidos de visitar a la Virgen de Suyapa
Elsa Mariana Martínez Echavarría, una mujer delgada, de mediana estatura, algo encorvada por el peso de los años, nos contó que cumple una promesa ya que la Virgen de Suyapa le permitió tener una casa para criar a sus ocho hijos.
“Estoy cumpliendo un milagro con la Virgen de Suyapa, desde que yo era una muchacha no teníamos casa donde vivir, con mi suegra no podía convivir y andábamos alquilando”, señaló.
Como si lo viviera de nuevo, contó duros detalles de su falta de techo al recordar que en una ocasión se atrasaron un mes en el pago de la renta, y cuando su esposo andaba en el campo buscando leña, llegó el casero y además de sacarla a ella y a sus hijos a la calle, le tiró todos sus utensilios y enseres domésticos. Temporalmente, no les quedo más que, refugiarse en casa de su madre.
Fue entonces dijo, cuando “pedí a Dios y a la Virgen de Suyapa: Señor ayúdame y tú, Madre Santísima, intercede por mí, porque ya no quiero seguir en posadas…”, rememoró con sentimiento.
Elsa Martinez llegó acompañada de su familia para continuar con la tradición de peregrinar.
“Fue un milagro el que se me cumplió, tuve que vender mis zapatos y me fui descalza a mi casa para solicitar un solar y tener que jalar madera con mi esposo”, dijo con las emociones a flor de piel.
Prosiguió expresando que “siempre pidiéndole al Señor pudimos hacer una casa de adobe y es una promesa que la virgen cumplió, solo un hijo tuve en posada y el resto nacieron en un techo propio”.
“Gracias a nuestra Madre Santísima y mi Padre Celestial de que me sigue dando la fuerza para el año que viene”, agradeció.
Elsa Marina, en quien denotan sus rasgos indígenas, mencionó que este año casi no viaja a la capital para visitar a la Virgen en la Basílica porque estaba enferma y los doctores le recomendaron que no estaba en condiciones de viajar.
“La virgencita permitió que me dieran el alta y aquí estoy, le pido que me siga dando las fuerzas el año que empieza, si no, está uno de mis hijos que queda comprometido para que siga cumpliendo la promesa de que seguirán viniendo, aunque yo no esté porque son ocho hijos”, afirmó con la certeza de que la tradición no se perderá ni aun cuando ella ya no esté viva.
“Las fiestas de diciembre (Navidad y fin de año) a mí no me alegran, me alegra este viaje porque pasó con mi familia, todos unidos y es una emoción estar aquí”, concluyó Elsa Marina Martínez Echavarría.
Roselia Castillo se encuentra desde el miércoles acampando para cumplir penitencia ante la Morenita .
La fe, los milagros y la tradición de Roselia
Roselia Castillo tiene 56 años, que proviene de La Paz. Ella visita a la Virgen de Suyapa desde hace 32 años.
“Hago todo lo que sea para visitar a la Virgen, tengo mucha fe y ella ha hecho mucho, tengo fe en ella porque lo que se le pide lo cumple”, afirmó.
Roselia vino en esta ocasión con su esposo, hijos y nietos pidiendo salud para su familia y sobre todo a los niños, porque narró que tuvo una hija que estuvo bastante enferma.
“Tuve una hija que estaba enferma pero siempre le pedimos a la Virgen Santísima y nos cumplió el milagro” comentó la señora tras hacer la visita para cumplir la promesa por el milagro de la sanidad de su hija.
Roselia manifestó que ella tiene la costumbre y el fervor de visitar a la Virgen desde que se casó y la familia de su esposo la acostumbró a la tradición.
Lourdes Paz vino en compañia de sus 110 miembros de su familia a dar gracias como parte de la tradición.
La interminable familia de Lourdes es devota de Suyapa
Lourdes Paz lleva 19 años de visitar a La Morenita de Suyapa. Su caso es especial porque llega con más de un centenar de parientes. Este año, dijo, son 110 miembros de la familia los que vienen a dar gracias como parte de la tradición de los milagros que han ocurrido en sus hogares.
“Es la tradición de nosotros de estar visitando a La Morenita porque ha hecho muchos milagros por nosotros”, refrendó.
La mujer describió que uno de los milagros que la Virgen ha cumplido en su familia es que sanó a su suegro de una embolia pulmonar.
“Mi suegro sufrió de embolia y como era un devoto de La Morenita, todos los días le rezaba su rosario en su silla de ruedas, días después andaba jalando leña”, afirmó.
La señora contó que su suegro murió en octubre del año pasado de diabetes pero que hasta el último día que estuvo en la cama le rezó su rosario.
También, afirmó que seguirán visitando a La Morenita para agradecer y cumplir la penitencia por todos los milagros que le han pasado en su familia.
Miembros de las FFAA rinden tributo a su Capitana General, la Virgen de Suyapa
La fe y esperanza en la Madre Santísima
Cada historia en el templo es un acto de fe. Al par una agenda oficial, multiplica los servicios religiosos y las misas en las que se agradece y se pide por la diversidad de feligreses.
Las Fuerzas Armadas Hondureñas le han dado a La Morenita el grado de su Capitana General y así cada uno de febrero, por ejemplo, ellos le rinden el homenaje.
Igual lo hacen los pueblos originarios, afrodescendientes, los jóvenes y otros grupos de la diversidad social. Las comunidades cristianas son tantas que su desfile por la basílica y el pequeño templo en la aldea, parecen infinitas.
Presidente Hernández junto a su familia en la basílica de Suyapa.
También los gobernantes del país visitan a la virgen, le agradecen y piden sus favores para ellos y para su pueblo. Así el presidente Juan Orlando Hernández y sus colaboradores ya la visitaron y rindieron tributo.
El corte trasversal de la sociedad hace homenaje a La Morenita, que hace 271 fue encontrada por un campesino en el cerro de El Piliguin, cercano a Tegucigalpa, la capital del país.
El día culminante es este tres, su fecha conmemorativa central que, en esta oportunidad, está marcada en sábado. Entonces se conmemora su hallazgo.
Miles de feligreses de todos los rincones de Honduras han llegado en la víspera y ya abarrotan el templo y sus alrededores.
De acuerdo con historiadores, el campesino Alejandro Colindres descubrió la imagen de la Virgen a principios de febrero de 1747.
Multitud de feligreses llegan a honrar y clamar a su patrona.
Desde esa fecha, miles de hondureños llegan a venerar a la Virgen de Suyapa pidiéndole sabiduría, fe, amor, milagros y un sinfín de solicitudes y ofrendas.
En esta edición, autoridades han implementado carpas para las personas que vengan de afuera de la capital para que puedan quedarse, dormir, descansar y brindarles comida y abrigo para no ser afectados por el frío en horas de la noche. La primera dama hondureña Ana Hernández y la vicealcaldesa de la ciudad, Eva Valverde, se han prodigado en atenciones para ofrecer amparo y bienestar a los feligreses y peregrinos.
Hondureños del interior son los que más se sacrifican al momento de visitar a la Virgen porque dejan sus trabajos, viajan desde una semana antes de la celebración, otros tienen que hacer viajes exprés, cargados de las incomodidades del maltrecho servicio de transportes desde sus remotos poblados, y son muchos los que se quedan durmiendo en tiendas de campaña o instalaciones improvisadas. Todo eso es poco frente a la esperanza y la luz que brilla en los corazones de los cristianos devotos y fervorosos de la Madre Santa.
