La «basura inútil» que coleccionó George Costakis llega al Museo Ruso de Málaga, en España

Málaga – La imponente colección que reunió el greco-ruso George Costakis, considerado en su momento en Moscú “un griego excéntrico que compra basura inútil”, protagoniza la nueva exposición temporal del Museo Ruso de Málaga, con destacados nombres de la vanguardia rusa.

Un total de 470 obras y un centenar de objetos de archivo originales permanecerán en Málaga hasta abril de 2025 gracias a un acuerdo con el Museo de Arte Moderno de Salónica (MOMus), que en contraprestación abrirá el 11 de julio una exposición con fondos de la Casa Natal de Picasso.

Aliki Costakis, hija del coleccionista, recuerda este jueves en la presentación cómo su padre, pese a no haber tenido una formación artística ni un contacto previo con esas creaciones, se convirtió “en el mejor especialista de la vanguardia rusa” en unos momentos en los que no se sabía mucho sobre ese movimiento.

Costakis (Moscú, 1913-Atenas, 1990) tuvo el tino de “elegir no solo nombres ya famosos, como Malévich, sino que empezó a coleccionar de todo, y también obras de mujeres artistas”, resalta su hija.

En unos momentos en los que la vanguardia en Rusia estaba “olvidada y prohibida”, algunas de esas piezas que adquirió “estaban escondidas o algunas personas las destruían”, según Aliki. Que apunta que incluso a pintores como Alexander Drevin se les arrestaron y ejecutaraon durante el estalinismo.

El apartamento familiar en la avenida Vernadsky de Moscú, de solo tres habitaciones, llegó a acumular más de 3.000 obras y se convirtió en los años 60 y 70 en un refugio para el arte prohibido de la vanguardia y en un museo no oficial que visitaban a hurtadillas intelectuales, diplomáticos y políticos extranjeros.

Cuando en 1977 Costakis regresó a Grecia, dejó en la Galería Tretiakov de Moscú una parte de su colección, “en la que había piezas espectaculares”, señala su hija, y el resto de los fondos, con 1,277 obras, sería adquirido por el Estado griego en el año 2000 para destinarlo al MOMus, que también recibió su archivo, donado por la familia.

Por su parte, María Tsantsanoglou, directora del MOMus y comisaria de la exposición, ha explicado que, cuando Costakis empezó a reunir estas obras en su apartamento, “mucha gente decía que estaba loco, porque estaba coleccionando cosas inútiles”, pero él estaba convencido de que algún día “se aprendería a valorar este arte”.

Fue en 1981, con la gran exposición de la colección Costakis en el Guggenheim de Nueva York, cuando “se descubrió que este capítulo de la historia del arte todavía no estaba escrito y se podía empezar a escribir”, según la comisaria, que ha resaltado que el coleccionista salvó estas piezas “del olvido y la destrucción”.

Se trata de la mayor exposición hasta hora del MOMus fuera de Grecia, en la que se muestran “de modo enciclopédico” los distintos movimientos de esas décadas y en la que, además de Malévich, están presentes creadores como Liubov Popova, Ivan Kliun, Gustav Klucis, Mikhail Larionov o Pavel Filonov, entre otros. EFE

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