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Jonathan Roussel, irreverente y periodista a tiempo completo

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Tegucigalpa – El periodista Jonathan Roussel falleció este jueves, luego de batallar contra una enfermedad que en todo caso nunca logró vencer la pasión que sentía por el periodismo, ya que mientras realizaba sus tratamientos, siempre escribía su columna en el diario La Tribuna.

Veterano de mil batallas y maestro de varias generaciones de periodistas, Roussel se consideraba como un irreverente y periodista a tiempo completo, según contó a Proceso Digital en mayo de 2013, cuando el Colegio de Periodistas de Honduras (CPH) le concedió el premio “Álvaro Contreras”.

En la misma conversación, Roussel comentó Comentó sobre el papel del periodista como agente de cambio en este siglo XXI y afirmó que ‘‘se puede vivir de esta profesión que es bonita y se puede hacer sin corromperse, ni humillarse ante nadie’’.

Proceso Digital reproduce esta entrevista con Jonathan Roussel publicada el 12 de mayo del 2013:

Tegucigalpa – Como de costumbre estaba en un café en un centro comercial de la capital hondureña. Jonathán Roussel acostumbra a degustar del aromático cada mañana antes de transmitir su programa ‘‘Vidrio Molido’’.

– ‘‘Cuando pierda la energía de la voz me retiro del periodismo’’.

– Jonathán Roussel ha entrevistado a personajes como Yasser Arafat

En ese café y en torno la mesa que ocupa, se acerca la gente para saludarlo y conversar temas del acontecer nacional. Ahí, él departe con líderes de opinión, colegas, académicos y amigos de siempre, de oficios y profesiones varias, incluidos un par de quijotes de cafetín.

El mítico periodista hondureño que este 16 de agosto cumple sus 76 años, nació en la ciudad de Yoro, Yoro, a las seis de la mañana. ‘‘Llevo 56 años de ejercer la profesión’’, dijo al recordar su paso por prensa escrita, televisión, radio, agencias internacionales de noticias, gabinetes de estrategia y comunicación y relaciones públicas.

Periodista como pocos y piloto con más de cinco mil horas de vuelo, Jonathán Roussel atendió a Proceso Digital y le contó detalles de su vida.

Habló sobre la odisea de estar a bordo de un avión secuestrado en 1981. Periodista de ralea, entrevistó entre otros personajes a Yasser Arafat, cuando este viajaba por el mundo en la búsqueda apoyo para conformar la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

Comentó sobre el papel del periodista como agente de cambio en este siglo XXI y afirmó que ‘‘se puede vivir de esta profesión que es bonita y se puede hacer sin corromperse, ni humillarse ante nadie’’.

Lee todo lo que llega a sus manos y lamenta que los actuales comunicadores no dediquen un espacio para un ejercicio tan fundamental como lo es la lectura.

Estudió filosofía en Guatemala.

Don Jona, como le dicen las personas que lo estiman, nos comentó lo que a su juicio eran las cualidades de los periodistas de generaciones anteriores. Relató vivencias, su mejor cobertura, sus valoraciones sobre la llamada ‘‘ley mordaza’’ que se discute por estos tiempos, entre otras cosas.

¿Cómo nace esa vocación de ser periodista?

Desde niño me gustó la literatura, leer, escuchar noticias, miraba periódicos y revistas. En la escuela lo estimulaban a uno con la lectura de los periódicos escolares.

¿Y qué fue lo primero que leyó, su primer libro?

Las aventuras de Tom Sawyer, porque en ese tiempo en las escuelas estimulaban la lectura.

¿Y el último libro que leyó?

La Reina del Sur del escritor español Arturo Pérez.

¿Qué tipo de lectura prefiere?

Leo de todo lo que llega a mis manos. Libros, revistas, periódicos y con el Internet hay más acceso al mundo exterior.

¿Es cierto que usted fue el pionero de la televisión en directo en Honduras?

Yo digo que fui el primero que salió en televisión en directo en el país aunque haya un montón que digan que ellos fueron, sucedió en canal 5 allá por 1959. Ahora salen muchos diciendo que ellos fueron los primeros, pero eso no importa.

¿Qué tipo de programa transmitió?

Era sólo de noticias y creo que se llamaba ‘‘NotiCINCO’’ y en ese tiempo no era Televicentro, sino que Compañía Televisora.

¿Cuáles han sido sus otras pasiones?

La aviación. Conseguí una licencia de piloto comercial, luego piloto instructor y trabajé algunos años combinando el periodismo con esa actividad.

¿Cuénteme un poco más de su faceta como piloto?

Siempre me gustó la aviación. En 1963 me matriculé para hacer un curso privado de aviación y me convertí en piloto privado. Luego empecé a volar y volar, acumulé suficiente tiempo para obtener una licencia de piloto comercial que se conseguía con 200 horas.

Posteriormente obtuve otro rango en aviación que se llamaba ‘Vuelo con Instrumentos’, ‘Bimotores’, etc… Ya con una licencia en las manos, decidí trabajar como piloto, prácticamente aterricé en todos los campos de aviación que había en Honduras en ese tiempo.

Pero ahora con tantas narcopistas…

Ahora sería peligroso, en aquél tiempo era una cosa romántica y tan hermosísima… hágase a un lado que viene mi capitán decía la gente, ahora sería llame a la Policía que viene un narcotraficante.

¿Cuántas horas logró acumular?

Yo digo que certificadas fueron cinco mil horas y un poquito más.

¿Cómo es esa experiencia de surcar los cielos pilotando?

Es lindo estar en el aire, lejos de tanto bandido que hay acá abajo.

¿Escribió algún libro con tantas cosas que pasaron en su vida?

Nunca, pero tengo en marcha dos libros por allí.

¿Esa ausencia del libro le frustra?

Es algo frustrado y me reclaman en mi familia que me apure a hacerlo que ya me queda poco tiempo, pero lo estoy haciendo.

¿Cuántos hijos tiene don Jonathán?

Tengo cinco hijos.

¿Alguno estudió periodismo?

Tengo una que estudió periodismo y vive en Estados Unidos, pero se dedicó a otras actividades… en la familia hay otro menor que estudia periodismo, pero que no trabaja en eso.

¿No le aconsejaría a algún nieto trabajar en este oficio?

No, creo que no… ahora hay tanta gente, tanta competencia, tan poco espacio, tan poca oportunidad de empleo y tan mala fama, que les aconsejo a las personas que estudien otra cosa porque hay mucho bandido en esta profesión y somos medidos todos de igual forma.

¿Cómo ha evolucionado el periodismo desde sus años noveles hasta hoy?

Ahora es más fácil, hay más facilidades técnicas. Antes para conseguir una entrevista había que trabajar duro. Las ventajas que tiene el periodista de hoy de una u otra forma le facilitan su actividad.

Y con respecto al profesionalismo, estoy de acuerdo con la Escuela de Periodismo que hay que llenar requisitos de estudio universitario.

Dotado de fina ironía, Jonathán Roussel comenta que cuando era piloto la gente decía “hágase a un lado que viene mi capitán…. ahora sería llame a la Policía que viene un narcotraficante”

¿Cuáles son las mayores satisfacciones que le ha dejado el periodismo?

Haber podido formar una familia y crecer con relativa seguridad y honorabilidad. Lograr forjar una familia con orgullo y decencia… ninguno de mis hijos me ha avergonzado y tampoco yo me he convertido en alguna vergüenza para ellos.

¿Es compatible el periodismo con la política?

Creo que no, un periodista no debe ser político porque ya va festinado el asunto, ya tiene una actitud y ya tiene un compromiso.

A mí me han ofrecido ser candidato en algunas ocasiones y a varias actividades, con posiciones políticas, pero siempre he dicho que no.

¿La gente que mira sus programas, que sabe de su público?

Me sorprende que encuentro hasta niños que me dicen en la calle que miran mis programas. Quizás por mi edad, todo mundo me mira con simpatía porque cuando uno es joven lo miran como enemigo, como adversario. Hasta los que adverso me miran con simpatía.

Ryszard Kapuscinski decía que el periodista, primero, debe ser buena persona…

Creo que debe ser buena persona sobre todo. Además tiene que ser audaz, dinámico, tenaz, duro, a ratos hay que ser cínicos para hacer cosas sin que te dañen personalmente, pero el periodista debe ser buena persona.

¿Con su experiencia en el periodismo de Honduras, ha evolucionado la libertad de expresión o ha involucionado?

Últimamente hay amenazas por allí. La libertad de prensa es absoluta en Honduras, podemos decir muchas cosas y las leyes nos protegen aunque hay intentos de reformar las leyes… en el nombre del periodismo se han dicho hasta barbaridades y se han cometido también.

¿Cuáles son los mayores defectos que logra apreciar en el periodista de la actualidad?

La prisa, la carrera, no tienen tiempo para ir más a fondo de la noticia. Las noticias que leemos son superficiales totalmente y desperdician aristas de la noticia que pudieron haber aprovechado.

Como hay tanta prisa, no tienen tiempo para leer ni para seguir educándose, creo que allí hay una gran falla en el periodismo.

Muchos colegas lo consideran como formador de periodistas

Tanto como eso no, pero cuando he dirigido empresas de televisión y de radio, he tenido muchachos recién salidos de la Universidad y lo he estimulado. Creo que soy el que más constancias he extendido a jóvenes periodistas para que se gradúen en la Universidad.

Me llama mucho la atención los nombres que les pone a sus programas, ¿a qué se debe?

El programa actual que dirijo se llama “Vidrio Molido”, lo nombré así porque hay que repartir cucharadas de vidrio molido, ya que no hay sanción a muchas cosas… hace algún tiempo en los pueblos del interior del país cuando un perro tiene rabia la gente gritaba perro o rabia y como no existía el veneno, le daban un trozo de carne con vidrio molido y tenían una muerte atroz.

Entonces, yo reparto todos los días cucharadas de vidrio molido a algunos que merecen desaparición atroz de la escena pública.

Usted ha transitado por muchos medios de comunicación…

Es que yo tengo alma de gitano. Es que hace muchos años decidí trabajar por mi cuenta y no tengo patrón ni nada. Consigo el espacio, lo pago y con tantas dificultades que hay para pagar y conseguir patrocinadores es una aventura terrible, pero allí voy.

¿Cómo transcurre un día normal en su vida?

Me levantó a las tres y media de la mañana a leer, de tres y media a cinco antes que se levante la familia estoy leyendo, luego vengo al café platico con algunos amigos y me voy a la radio.

Estoy en la radio (Radio Cadena Voces) a las once y media para preparar el programa que comienza a la una de la tarde.

A las ocho de la noche ya estoy profundamente dormido, hace mucho tiempo no miro un partido completo de Liga Nacional, ni de la Selección Nacional cuando juega de noche.

¿Su mejor cobertura periodística cuál fue?

La más impactante para mí fue el caso del ballet tico allá en la carretera del sur, nunca había visto tantos muertos juntos, tantos niños muertos… murieron como 18 personas. Ahora es una broma esa cantidad de muertos con las que se presentan a diario.

Como reportero cubrimos un viaje que hizo un señor llamado Agustín Córdova Rodríguez a las Islas del Cisne, fuimos en una goleta que él alquiló desde las Islas de la Bahía hasta las Islas del Cisne para tomar posesión en nombre de Honduras de esas islas. Allí había una base americana con tropa gringa, pero nos recibieron amablemente y nos dejaron hacer la ceremonia y volvimos… creo que fue la mejor cobertura que hice alguna vez.

Retomando el tema de piloto, ¿se lanzó en paracaídas alguna vez?

No. Lo intenté, lo hice en las torres de entrenamiento, pero nunca lo hice.

Usted estuvo en un avión secuestrado, ¿cómo fue esa experiencia?

Formábamos parte de la comisión de prensa de la hexagonal de fútbol que le sirvió a Honduras para clasificar al Mundial de España 1982. Un día íbamos para San Pedro Sula con algunos colegas periodistas de deportes a organizar a los de San Pedro Sula, entonces nos secuestraron en el camino y estuvimos tres días bajo esa modalidad. Nos llevaron a Managua y posteriormente nos liberaron en Panamá.

Roussel ha sido galardonado por el CPH con el máximo premio de periodismo en Honduras, el “Álvaro Contreras» 2013

¿Y cuál era el propósito del secuestro?

Ellos (secuestradores) pedían la libertad de un preso salvadoreño que estaba preso en Honduras, así que nos canjearon a todos por ese guerrillero. Ellos lograron su objetivo.

¿Quiénes iban en el avión secuestrado?

Rafael Lazari, Roy Arthur, Juan Sierra Fonseca, Mayra Navarro… éramos como diez periodistas.


¿Pero vivieron momentos de angustia?

Eso fue terrible. Nos decían, si Tegucigalpa no quiere darnos lo que pedimos los vamos a comenzar a matar uno por uno.

¿Qué opinión le merecen estas reformas a la Ley de Telecomunicaciones?

Si eso llegara a tener vigencia se acaba el periodismo en Honduras. Yo mismo, si me pretenden controlar lo que voy a decir y a pensar, llegó el tiempo de irme para mi casa.

Nos hacen creer que la guerra es contra los dueños de los medios de comunicación, pero es el periodista el que ejerce la libertad de expresión.

¿Cuál fue su modelo a seguir en el periodismo?

Tuve la fortuna de trabajar con personajes históricos del periodismo. Por ejemplo, Julián López Pineda, Víctor Cáceres Lara, Virgilio Zelaya Rubí, Santiago Flores Ochoa, Vicente Machado Valle… gente así de ese calibre que era tan grande y tan importante, que uno se miraba chiquitito al lado de ellos.

¿El último gran periodista que miró?

Es muy difícil que lo diga. Creo que completo y versátil totalmente era Filadelfo Suazo.

¿Qué tenían esos periodistas de antes, en comparación a los de ahora?

Sabían muchísimo más que los de ahora, estudiaban y leían mucho más.

Para el caso, Herman Allan Padgett, era un músico, compositor, editorialista rápido, veloz y serio durante mucho tiempo, cómico, entre otras facetas. En tanto, Antonio Mazariegos era un trabajador, incansable de la comunicación, trabajar con él era cosa seria.

A usted se le considera un periodista independiente, pero ha dirigido gabinetes de gobiernos militares y constitucionales. ¿Se pueden conjugar esa dualidad de características?

Dirigir no, formé parte que es diferente. Sí se puede porque deje el periodismo y solo a eso me dediqué, pero no participaba en el gabinete, en ese tiempo era tan difícil que el periodista asistiera a un gabinete de gobierno que era más místico y serio que ahora.

¿Con qué presidente ha tenido las relaciones más cordiales?

Con Oswaldo López Arellano y Roberto Suazo Córdova.

¿Y el periodista de relaciones públicas, cómo lo considera?

El problema actualmente es que los jefes creen saber más de periodismo que los propios periodistas que tienen en las instituciones. No hay creatividad y están obligados a hacer lo que el jefe dice.

En lo personal, ¿cómo se ha adaptado a los cambios de la tecnología para el ejercicio de la profesión?

Ahora es más fácil… hay mejores micrófonos, cámaras, grabadoras… ahora es mucho más fácil hacer una edición en comparación a otros tiempos. Me he adaptado fácilmente y ha hecho mucho más cómodo mi trabajo.

¿Es cierto que en una época de su carrera había una organización de periodistas que se denominaba “La Mala”?

Eso era una broma. Siendo secretario de prensa, había un grupo de periodistas que se llamaba “la Mala” y eran los que conseguían noticias rapidito… eran Gustavo Rubí, Milton Mateo, Mario Cálix y gente así.

¿Cuáles deben ser los desafíos de la prensa hondureña ante los actores políticos, económicos, violencia e inseguridad?

Todo esto es terrible. Yo creo que en este momento hay que quitarle el protagonismo a los dueños de los medios, aunque sean ellos los propietarios y volver el protagonismo al periodista para evitar la mala voluntad que se tiene y que no digan que el dueño es explotador y que tiene otros negocios, entre otras babosadas…

De esa vieja escuela del periodismo, ¿qué nos ha quedado?

Todo lo que tenemos ahora nosotros lo conseguimos. La apertura de los gobiernos, entre otras cosas la logramos en aquellos tiempos.

El periodista de ahora debe imitar a Germán Allan Padget, Antonio Mazariegos, Alejandro Valladares, Ventura Ramos y entre los más jóvenes a Adán Elvir Flores. Le voy a contar que yo era reportero del diario El Día y Ramón Amaya Amador era del diario El Cronista, yo un simple muchachito y él, un señor formado, grande y muy respetado… estaba sentado al lado de él cubriendo una sesión del Congreso… entonces de cada uno de ellos hay que imitar el talento, la acuciosidad y el escribir bien.

¿Se considera irreverente?

Sí, totalmente. Aunque últimamente le he bajado el gas por la experiencia, la responsabilidad y los peligros que se corren.

¿Lo de Olimpia y su paternidad sobre Motagua, era una broma?

Era una broma, pero lo dejé de hacer para no echar un poco más de gasolina el fuego, ese de los pleitos entre barras. Cuando me di cuenta que la vida se jugaba por ser aficionado de un equipo deportivo, lo dejé de hacer.

He sido Olimpia toda la vida y seguiré siéndolo.

¿Hasta qué edad le gustaría vivir?

Hasta los cien años.

¿Haciendo periodismo hasta esa edad?

No, tengo una señal, cuando pierda la energía de la voz me retiro del periodismo. Cuando empiece a hablar como un ancianito, me voy.

¿Suele verse en las repeticiones de sus programas de televisión?

No, para no escuchar las barbaridades que digo.

¿Cuál es su mayor legado en el periodismo?

Nada. Presumir que uno deja un legado, esas son papadas.

La plática se hizo corta. Conversar con Jonathán Roussel es degustar de un buen tiempo. Es hablar con un hombre que lleva en sus venas la sangre vibrante de un periodista con toda la energía de un aprendiz, al que le queda una vida por delante, mucha tinta en su tintero para seguir llenando cuartillas y ondas hertzianas y televisivas por doquier para difundir su pensamiento y privilegiar la palabra.

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