Tegucigalpa – Este martes se espera una respuesta de la apelación interpuesta hace unos días, sobre el caso de Kevin Solórzano, quien guarda prisión tras ser acusado como el presunto responsable de la muerte del ex fiscal del Ministerio Público, Edwin Eguigure.
El joven es acusado por el Ministerio Público por el presunto delito de asesinato y tentativa de asesinato. Kevin fue enviado a prisión luego que una testigo protegido lo identificó como participante en el crimen.
El imputado fue capturado por las fuerzas de seguridad el 20 de noviembre tras una orden de detención preventiva.
La determinación judicial de enviarlo a prisión fue tomada pese a que su defensa presentara un video, lista de asistencia, testigos y vaciado telefónico que lo ubicaban en un centro de estudios al momento del crimen.
Familiares, amigos y otras personas han venido realizando marchas a favor de Kevin, exigiendo su libertad, al tiempo que protestan por medio de las redes sociales para que el imputado no se convierta en un preso de conciencia.
La hermana del imputado, Melissa Solórzano, aseguró que las protestas no pararán hasta que Kevin recobre su libertad definitiva.
Subrayó que “están viviendo una gran angustia… las pruebas no las valen porque la primera audiencia la hicieron en el batallón, ahora el caso está en la Corte Suprema y simplemente están callados”.
De su lado el apoderado legal, Jair López, dijo que este martes, están a la espera de una respuesta de la apelación interpuesta hace unos días.
Con la respuesta la defensa iniciará el proceso para pasar el caso a la Corte de Apelaciones.
El profesional del derecho recordó que el Artículo 9 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, dice: “Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado”.
Al mismo tiempo reiteró que “hubo falta de eficacia en el reconocimiento en rueda con personas totalmente diferentes a la apariencia física con relación a Kevin, cuando la norma exige que se haga con personas parecidas para garantizar la eficacia del reconocimiento”.
Indicó que “la testigo protegido, identificó a nuestro representado como el de barba, ósea que hasta en el aspecto de su rostro había diferencia con las demás personas sometidas al reconocimiento”.
