Honduras, el país de las emergencias sin fin

Tegucigalpa – Honduras se desenvuelve de crisis en crisis, muchas de ellas ya aceptadas públicamente por el Gobierno, mientras otras de igual gravedad y palpables, no aparecen visibilizadas en la agenda oficial que se niega a reconocerlas. 

La última de estas crisis se reconoció este jueves por la administración de Xiomara Castro, al declarar alerta máxima nacional por el dengue. A la fecha Honduras acumula más de 16 mil casos de dengue y 10 fallecimientos confirmados a causa de la enfermedad en el presente año.

Pese a la advertencia de algunos especialistas que ya alertaban sobre que el tema se podía ir de las manos la Sesal, no pudo prevenir a tiempo lo que hoy se denomina alerta máxima.

El doctor Carlos Umaña, tras conocer la declaratoria expresó su frustración porque no se tomaron las medidas con anterioridad, y ahora ya se teme el colapso en la mayoría de los hospitales. Aunque se debe reconocer que en este tema hay una responsabilidad compartida de la población que también ha sido indiferente.

Tal como se había previsto ahora nueve hospitales en todo el territorio se han declarado en alerta máxima ya que no se dan abasto para atender la demanda de pacientes con dengue.  Entre estos destacan los principales nosocomios como: el Hospital Escuela en Tegucigalpa y el Hospital Mario Catarino Rivas en San Pedro Sula.

También se suman al clamor varios hospitales regionales como los de Copán, Atlántida, El Paraíso, La Paz, Santa Bárbara y Olancho.

Crisis ambiental

Otra de las crisis se reconoció el miércoles, cuando en Consejo de Defensa y Seguridad, la gobernante junto a los titulares del Poder Judicial, Legislativo y el Fiscal General, declararon emergencia nacional por la devastación ambiental que tiene sumido el territorio en la peor e inédita contaminación ambiental. 

Como una medida para contrarrestar los altos niveles de contaminación, inéditos en Honduras, el Consejo Nacional de Defensa y Seguridad (CNDS), declaró emergencia ambiental y la inversión de 19 mil millones de lempiras para proteger el bosque.

LEER: La vida silvestre en severa afectación por la contaminación del aire

Los especialistas han sido claros en sus advertencias en cuanto a la contaminación del aire apuntando que lo que se tiene en el territorio nacional son nubes de peligro altamente tóxicas que tienen efectos devastadores tanto a la salud humana como a la vida silvestre.

Especialistas consultados por Proceso Digital, anotan que no se trata de un problema menor y aunque no es de actualidad la contaminación ambiental requiere de medidas estructurales para la protección de vida humana y de los recursos naturales.

Las doctoras Suyapa Sosa y la doctora Reyna Durón coinciden que además de las repercusiones inmediatas como el incremento de enfermedades cardiopulmonares y crisis respiratorias, los efectos serán graves a largo plazo.

Mientras los bosques se siguen consumiendo con los voraces incendios forestales que no dan tregua.

Según lo demuestran las estadísticas en el 2023 se marcó como el año más letal del siglo XXI para Honduras en cuanto a incendios forestales; en cuanto al presente año los incendios forestales ya han afectado más de 200 mil hectáreas de bosque.

Emergencia energética

Otro tema que mantiene en emergencia al país es la crisis energética, un problema que se arrastra desde décadas, por lo que los técnicos en el tema, han advertido a la saciedad que la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), es el agujero negro que drena las finanzas del Estado, y alrededor de la estatal eléctrica giran todos los demás problemas del sector eléctrico.

En los últimos meses la declarada emergencia energética semiparaliza la economía y el resto de actividades que mantienen a la población limitada y en zozobra creciente.  

Los reclamos de los distintos sectores son constantes, y se evidencian de diferentes formas desde protestas de la población en todos los puntos del país hasta las súplicas del sector privado, para que al menos los apagones sean calendarizados.

La presidenta del Consejo Hondureño de la Empresa Privada, (Cohep) Anabel Gallardo, coincidió con todos los sectores productivos del país en que este tema es de preocupación nacional, al tiempo que anotó que debe haber una colaboración público-privada para resolver la crisis energética en Honduras.

«Estamos profundamente preocupados por la crisis energética”, externó al tiempo que lamentó las pérdidas a nivel nacional e instó a buscar soluciones duraderas.

Otros males que se asoman como crisis

Pero mientras estas emergencias son reconocidas, otras también potentes sacuden la vida de los hondureños afectados por la multiplicidad de males. 

Para nadie es desconocido que la inseguridad en el país es uno de los principales flagelos que aquejan a la población hondureña, tanto que pese a que las autoridades insisten en mejora la realidad refleja que los crímenes contra mujeres no cesan, de igual forma no para la extorsión que mantiene en vilo a diversos sectores comerciales y de servicio como el transporte urbano.

Asimismo, los asaltos y otras formas delictivas debilitan la calidad de vida de los hondureños. Hay un estado de excepción que, en palabras de especialistas, este no ha dado los resultados esperados y además a perdido su objetivo prolongándose más de lo debido, con vicios de violación a derechos humanos y todas las garantías de los ciudadanos que de soluciones verdaderas.

Por si fuera poco, a ello se suma el desempleo galopante es uno de los mayores problemas de los hondureños que ya desalentados no les queda otro camino que la migración.

De acuerdo a datos del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), hay 2.3 millones de personas con problemas de empleo y el total de la fuerza de trabajo del país es de 3.8 millones, lo que indica que hay más ciudadano con problemas de un puesto de trabajo, de los que ocupan una plaza laboral. Y los más afectados son los jóvenes, que de acuerdo a los datos oficiales tienen el 11.2 % de desempleo, casi el doble del desempleo global que es del 6.4 %, lo que los orilla mayormente a la migración.

En tanto, la corrupción sigue una ruta marcada porque ha permeado la institucionalidad, y que no ha podido tener políticas de estado, por lo que las esperanzas ya casi extinguidas siguen puestas en la instalación de la Comisión Internacional Anticorrupción (CICIH), el canciller informó recientemente que Honduras prevé volver a ampliar memorándum para la CICIH, de modo que la espera sin fin continúa.  

Entre tanta crisis expuesta y las otras que son latentes Honduras se convierte en el país de las emergencias, por lo que para analistas de áreas sociales y políticas, ahora se debe dejar de llorar sobre la leche derramada y visualizar el futuro con acciones concretas que sean de beneficio para toda la ciudadanía, pero para ello es importante el concurso de todos los hondureños. LB

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