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Hernán Cortés, sin la ayuda de “La Malinche”, no hubiera conquistado México: fue su traductora, asesora y concubina

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«La Malinche» haciendo de intérprete entre Hernán Cortés y los Méxicas. ((Palacio de Gobierno de Tlaxcala, mural de Desiderio Hernández Malinche)

Por Alberto García Marrder, desde Madrid.
Especial para Proceso Digital y La Tribuna de Tegucigalpa. Y El País de San Pedro Sula (Honduras).

“La Malinche”, una joven náhuatl de 16 años, que fue la traductora del náhuatl al maya y luego al castellano de Hernán Cortés, fue la verdadera protagonista  de la Conquista de México por los españoles.

Sin ella, Cortés no hubiera conseguido dominar y aplastar el imperio del mexica Moctezuma. Lo reconocía el mismo conquistador, Hernán Cortés.

Y lo digo después de varios años de investigar a La Malinche en el Archivo de las Indias en Sevilla, de haber leído “La Historia de la Conquista de México” por Hugh Thomas y “La Malinche” de Alber Vázquez. Y de haber visitado, personalmente el pueblo donde nació Cortés en 1485, en Medellín (Extremadura, España) y por supuesto, Tenochtitlán, la sede del imperio de Moctezuma en la parte histórica de la actual capital mexicana y la ciudad más importante entonces de lo que era Mesoamérica.

Y la Conquista de México, entonces poblada por los mexicas, se produjo en el año 1520, apenas 28 años después del Descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492. Y la llevó a cabo el extremeño Hernán Cortés , apoyado por “La Malinche”, más de 500 españoles y más de 2,000 indígenas que se oponían al régimen opresivo de los mexicas.

«La Malinche». siempre junto a Hernán Cortés.

Los españoles buscaban oro y fama. Y “La Malinche” sólo vengarse de los mexicas y mayas que le habían amargado y robado su infancia. Ella, también conocida como Malintzin o Doña Marina, nacida en el 1503 y fallecida en 1527, apenas 24 años, posiblemente de la epidemia de viruela traída, precisamente, por los españoles.

El tema de “La Malinche” es controvertido y los mexicanos la odian al considerarla “una traidora a su raza”. Tanto que la Real Academia de la Lengua Española acepta el término “El Malenchismo” como una actitud de quien  muestra apego a lo extranjero con menosprecio a lo propio”.

En defensa de “La Malinche”, recuerdo que en esos años no existía el estado mexicano o noción de nación como tal y que al terminar el dominio español o Virreinato, por casi 300 años. Se proclamó la República de México en el año 1821, tras once años de una guerra civil y popular para poner fin a la ocupación española.

“La Malinche” ayudó a Cortés a unirse a las tribus tlaxcaltecas, huejotzincas, texconas, chulutecas y chalcas a oponerse a la represión de los mexicas que pedían tributos para llevar la lujosa vida que llevaban.

Y para destruir la mejor ciudad de entonces, la maravillosa y majestuosa Tenochtitlan, construida sobre un lago. En lo que es la parte histórica de la actual capital de México, que he recorrido con asombro con un guía turístico.

Pero volvamos a lo que me interesa contar. “La Malinche”, Malintzin o Marina nació como una nahua en el año 1503, posiblemente en Oluta en el actual estado de Veracruz, de origen de la etnia náhuatl. Pero a los cinco años de edad, su madre, “porque sobraba”, la vendió a un traficante de esclavos al casarse por segunda vez y tener un segundo hijo, un varón.

Tras un trasiego entre varios traficantes de esclavos, terminó en manos de uno que la regaló, entre otras 19 jóvenes más a unos barbudos recién llegados de Cuba y que tenían animales que nunca habían visto: caballos.

Hernán Cortés, el capitán general de esa expedición de españoles repartió entre sus capitanes a las 20 jóvenes y a “La Malinche” se la dio, a  sus 16 años, a uno de sus capitanes, Alonso Hernández Portocarrero, quien la aceptó gustoso como su mujer.

Cortés empezó a usarla como su traductora. Ella traducía del náhuatl al maya. Y el fraile Jerónimo de Aguilar, que conocía el idioma maya, ya que había pasado varios años con los mayas, lo traducía al castellano.

Marina («La Malinche), de intérprete.

(Cuando “La Malinche» aprendió el castellano en menos de un año, el fraile ya no era necesario y la joven traducía a Cortés directamente del maya y náhuatl al castellano).

Cortés decidió enviar a España a Portocarrero para informar al Rey de sus andanzas y defenderse de las quejas negativas del Gobernador de Cuba, el español Diego Velázquez.

Entonces, Cortés que la tenía casi permanentemente a su lado como traductora y fiel consejera, aprovechó la ausencia de Portocarrero para convertirla también en su concubina.

De los grabados que tenemos de esos años, vemos siempre a “La Malinche” caminando a pie vestida con el típico huipil blanco y bordado al lado de Cortés, este en caballo como sus capitanes. La única mujer que le concedían ese honor, hasta en momentos de batallas con los mexicas. Las otras decenas de mujeres indígenas, princesas o esclavas, caminaban muy atrás.

“La Malinche” estuvo, siempre al lado de Cortés, en la llamada “Noche Triste”, en 1520, cuando los españoles fueron primero derrotados al tratar de ocupar Tenochtitlán y cuando meses más tarde y con más refuerzos de españoles venidos de Cuba y miles de indígenas, enemigos de los mexicas, salieron triunfantes.

Un libro sobre»La Malinche», la verdadera protagonista de la Conquista de México.

Bernard Duran en “El Debate” lo pone muy en claro:

“Es más, me atrevería a decir que, sin la ayuda de su amante, Cortés posiblemente hubiese fracasado en la conquista de la Nueva España. Fue ella la que hizo posible las negociaciones con los embajadores mexicas, la que ilustró a Cortés sobre los usos y costumbres del Anáhuac, la que facilitó la alianza con Tlaxcala, la que le advirtió sobre la emboscada de Cholula, que de lo contrario le hubiese costado la vida” y así sucesivamente.

De la relación entre Cortés y “La Malinche” de 17 años nació Martín Cortés, uno de los primeros mestizos de esa época.

En 1547, murió Hernán Cortés (olvidado y sin dinero) en Castilleja de la Cuesta (Sevilla) a sus y 63 años de pleuresía. Y siguiendo sus deseos, sus restos reposan en el Templo de Jesús Nazareno, que él mismo fundó, en la Ciudad de México.

En otro viaje del capitán Pedro de Alvarado, este fundó  en Honduras, el 27 de junio de 1536, la ciudad de San Pedro Sula, la ahora capital industrial y comercial de ese país centroamericano. En esa ciudad crecí y comencé como periodista.

No se sabe dónde fue enterrada “La Malinche”, en 1527, víctima de una epidemia a sus 24 años e injustamente tratada sobre su indudable y decisivo papel en la Conquista de México. Fue una mujer única y valiente, también para la creación e independencia de ese país. Merece un mejor recordatorio.

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