Hechos y no palabras

Por: Luis Cosenza Jiménez

Recientemente los representantes de la Administración Obama han elogiado reiteradamente a la Administración Hernández. En la celebración del 4 de julio el Embajador declaró que las relaciones entre nuestros países pasaban por su mejor momento. Una hipérbole, sin duda, pero igualmente sin duda un denotado esfuerzo por respaldar la Administración Hernández.

Pero, me pregunto, ¿hay acaso consistencia entre los hechos y las palabras? A mi juicio, no la hay, pero veamos los hechos para que los estimados lectores lleguen a sus propias conclusiones.

Comencemos con lo obvio. Es innegable que ha habido una mejoría notable en la lucha contra los traficantes de drogas, debido principalmente a la reforma constitucional que permite la extradición y a la voluntad del gobierno de proceder con la extradición de varias personas. Además, la Administración Hernández parece haber abandonado su decisión de derribar las aeronaves que ingresaren, sin autorización, en el espacio aéreo nacional. La lectora podrá recordar la fricción que esta tesis generó, pero al final el gobierno parece haber dado marcha atrás, con lo cual se congració con la Administración Obama. En resumen, en este caso los elogios parecen estar respaldados por los hechos.

En cuanto a la inseguridad y la violencia, es decir en lo referente al problema que más preocupa a la población, la situación es diferente. El discurso que sostiene que la situación ha mejorado resulta incompatible con el comportamiento de la Administración Obama. A pesar de las mejoras que puedan señalar los voceros de la Administración Obama, el comunicado que publica el Departamento de Estado continúa advirtiendo a los ciudadanos de aquel país sobre los riesgos de visitar nuestra nación. Además, y más grave aún, los voluntarios del Cuerpo de Paz fueron retirados del país y todavía no han regresado. En este caso, los hechos hablan mucho más elocuentemente que las palabras. En conclusión, podremos tomar en serio los elogios cuando cambie el texto del comunicado del Departamento de Estado y cuando regresen los voluntarios del Cuerpo de Paz.

En lo referente a la lucha contra la corrupción los hechos nuevamente contradicen los elogios. Basta con recordar que todavía no llenamos los requisitos que en cuanto a corrupción establece la Cuenta del Milenio para que nuestro país sea elegible para otra donación. Mientras solo la Administración Maduro haya podido cumplir con tal requisito habrá que entender que lo que diplomáticamente se diga carece de credibilidad. Cuando se declare a nuestro país elegible para recibir otra donación podremos decir que las palabras y los hechos son consistentes. Mientras eso no ocurra debemos entender que los hechos hablan más claramente que las palabras.

Por supuesto que nada de esto es desconocido por la Administración Obama, lo que obliga a preguntar por qué entonces poner en evidencia la incongruencia entre lo dicho y lo hecho. A mi juicio, los elogios tienen su origen en la política interna de Estados Unidos, es decir, en el esfuerzo que la Casa Blanca hace para que el partido Demócrata triunfe en las próximas elecciones. Eso prima sobre todo lo demás. Recordemos que en ese país ya comenzó la campaña electoral que culminará a finales de 2016. No olvidemos que a la Administración Obama se le critica por la supuesta ausencia de una política exterior y por el supuesto descuido de la seguridad de la frontera con México. Según los críticos, la ausencia de una política exterior ha generado un vacío que ha sido llenado por otros para generar conflictos y fomentar el terrorismo. Basta con ver lo que ocurre en el Oriente Medio para entender por qué la crítica ha cobrado credibilidad. En ese contexto, si la situación política de Honduras o Guatemala se deteriora y se percibe que hemos caído en la inestabilidad, la crítica a la política exterior de la Administración Obama cobrará más visos de credibilidad, con el consecuente perjuicio a la campaña política del partido Demócrata. Después de todo, quienes se preocupan por la seguridad de Estados Unidos señalan que estamos mucho más cerca de esa nación que el Oriente Medio. Peor todavía si esa inestabilidad fomenta la migración a Estados Unidos. Simple y sencillamente sería fatal para el partido Demócrata si en lo que resta de la campaña política de Estados Unidos aparece una masa humana en la frontera con México tratando de escapar de la inestabilidad en sus propios países. Estados Unidos ha logrado tercerizar las deportaciones al convencer a México para que sea el principal deportador de los migrantes centroamericanos, con lo cual ha logrado reducir la presión sobre su frontera con México. No obstante, un incremento notable en el número de migrantes probablemente desbordaría la capacidad de México para aprehenderlos y deportarlos, por lo que la presión sobre la frontera aumentaría en un momento muy inconveniente para el partido Demócrata. En resumen, el temor que genera la inestabilidad explica los encomios y panegíricos de la Administración Obama en lo concerniente a la Administración Hernández. No me sorprendería que algo similar ocurra con la Administración Pérez Molina en Guatemala. Piensan que con sus aplausos apoyan la estabilidad de ambas Administraciones y mejoran las probabilidades de un triunfo del partido Demócrata en las elecciones del 2016.

Al final solo resta esperar que en algún momento los hechos ratifiquen las palabras. Únicamente eso podrá convencernos de que realmente ha mejorado la situación en nuestro país. Mientras eso ocurre, cabe tener presente el viejo adagio que dice que obras son amores y no buenas razones.

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