Grano de arena – Francia: Un nuevo dilema: ¿servir o servirse?

Por: Joaquín Medina Oviedo

Uno de los países europeos que mayores dificultades enfrenta y  ha enfrentado en el campo de la seguridad colectiva es Francia, además de experimentar un franco deterioro en materia económica y política a lo largo del presente siglo.

Entre los atentados de mayores dimensiones perpetrados en los tres años recientes se encuentran el de la revista de caricaturas Charlie Hebdo, el cabaret Bataclán y el de la avenida «Paseo de los Ingleses» en Niza, acontecimientos cuyo saldo de terror superó las 200 víctimas en total  de hecho hasta el día de hoy el número de acciones terroristas iniciadas desde el año 2015 en territorio galo ya se está acercando a pasos agigantados a 50.   

Uno de los episodios recientes en tal sentido fue la muerte a tiros de dos policías en la avenida Champs Elysées, sitio  adonde se encuentra ubicado el igualmente famoso Arco de Triunfo, uno de los monumentos históricos de mayor reconocimiento en el  mundo. Este acto delictivo, posteriormente reivindicado por ISIS (país islámico)  estaba supuestamente destinado a propiciar el caos en la celebración  de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas del 23 de abril, meta que afortunadamente no fue materializada.

De hecho las elecciones en referencia contaron con la participación de 11 candidatos provenientes de todo el espectro político francés, y se desarrollaron con toda tranquilidad bajo la mirada perspicaz de alrededor de 75,000 miembros de las fuerzas del orden, 47 millones de votantes  (de los cuales 10.6 millones fueron votos en blanco), y la atención del globo terráqueo, nuestros congéneres franceses  y los medios masivos de comunicación a escala planetaria.

Según algunos organismos internacionales el país galo hoy en día se encuentra en pleno declinamiento, no solamente desde una perspectiva política, sino también  como resultado  de una tasa de desempleo del orden del 10 % y adicionalmente con 53% del PIB asignado a gastos públicos, en contraste con un 22% de EE.UU y 34 % de Alemania. Según el economista internacional Jean Pierre Dumas los resultados de las elecciones resultan cruciales a efecto de materializar las reformas estructurales a las cuales se ha negado la clase política durante décadas, dado que las mismas son relativamente onerosas y por lo tanto impopulares entre la población. 

Cabe recordar, históricamente, que el  panorama electoral desde hace años lucía debidamente preparado bajo la presunción del  eventual triunfo del ex-primer ministro Francois Fillon, popular líder de la derecha moderada, personaje que sorpresivamente quedó apenas en tercer lugar (19.76 %), detrás de Marine Le Pen (21.43 %) y Emmanuel  Macron (23.86%).  De hecho su modesto resultado electoral obedeció, sin duda, a las reiteradas acusaciones de corrupción en su contra , difundidas por el periódico satírico  «Le Canard Enchainé»  que involucraban a su esposa e hijos como paracaidistas y no precisamente en el sentido militar.

Por esa y otras razones para muchos votantes el escenario político francés de los últimos 50 años, de gran utilidad pretérita,  ha llegado prácticamente a su extinción, habida cuenta de que los partidos tradicionales (Quinta República y socialistas) prácticamente han desaparecido como factor de cambio como resultado de sus continuas escisiones políticas y en consecuencia ya no merecen ni siquiera la atención distraída de los electores, jóvenes y menos jóvenes.

Curiosamente los dos candidatos triunfadores también  son relativamente los más jóvenes (Macron 39  años y Le Pen 48). Escenario que indudablemente refleja el apoyo mayoritario  de la juventud francesa para las ideas centristas y europeistas del señor Macrón al igual que para los conceptos extremistas (o más bien contra el status quo)  de la señora Le Pen. 

Estos comprenden la salida del euro,  y el regreso concomitante al franco, la renuncia a la Unión Europea, la expulsión masiva de los emigrantes ilegales, el cierre forzado de las mezquitas radicales y la renuncia de Francia de  la OTAN. En cambio el señor Macrón ha sido banquero y Ministro de Economía pero nunca ha participado como candidato en una elección. Esta es la primera vez. En otras palabras un político más bien novato pero con ideas atractivas. 

En contraposición Le Pen es miembro con sustancial experiencia de una dinastía política encarnada en el Frente Nacional, partido fundado en 1972 por su padre Jean Marie Le Pen. Según los analistas y medios de comunicación franceses el señor Macron está destinado a convertirse, en el próximo presidente, habida cuenta de la casi unanimidad de las encuestas a su favor, con un 68% de votos favorables en contraposición al 32 % a favor de  Le Pen y del derechista Frente Nacional. Es más, hasta el presidente actual François Hollande, de escasa o ninguna popularidad (menos del 10% ) y los demás políticos participantes en las elecciones han decidido solicitar al electorado en general el apoyo para el señor Macron, hecho que de concretarse confirmaría el triunfo del joven político.  

No obstante un conocido súbdito y político  británico, Nigel Farage, quien en su oportunidad pronosticó acertadamente el triunfo electoral de Trump  y del Brexit, declaró el 24 de abril que no todo está dicho respecto al eventual resultado del 7 de Mayo en la segunda vuelta. De hecho también afirmó que Le Pen recibió el apoyo en la primera vuelta de más de 17,000 pueblos pequeños, mientras que Macron lo recibió de parte de más de 5,000, aunque de mayor tamaño, localidades entre las que destacan París y Burdeos.

Asimismo el señor Farage estima que en contraposición a las declaraciones de expertos electorales, que seleccionan a Macron como favorito a la vez que también establecían veinte puntos de diferencia mínima entre los dos finalistas, en ese escenario la diferencia se puede reducir considerablemente. No debemos pasar por alto que en este próximo junio se celebrarán elecciones legislativas, paso que  resulta fundamental para la gobernabilidad.

También debemos recordar que el señor Macron carece de estructuras políticas propias y que su eventual victoria no necesariamente representa la alternativa de gobernar con eficacia y en un ambiente despojado de actividades directamente vinculadas a la corrupción. En ese sentido la frase francesa que encabeza este trabajo se vincula a este espinoso tema mediante el planteamiento a los políticos, en particular a los de nuevo cuño,  de una clara  interrogante: ¿servir o servirse ?No puede caber duda: para la mayoría de los políticos franceses ilustrados y para el pueblo galo en general de la respuesta electoral a recibirse el 7 de mayo depende el futuro y el bienestar de la Quinta República.

*Joaquín Medina Oviedo estudió en la Escuela de Altos Estudios Sociales de la Universidad de París V. Su tesis doctoral se denominó » El Tratamiento preferencial en los sistemas de integración»: el caso de Honduras y el sistema centroamericano.   

spot_img

Lo + Nuevo

spot_img
spot_img
spot_imgspot_img