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Frustración

Luis Cosenza Jiménez

Eso fue lo que Carlos Hernández, Director de la Asociación por una Sociedad más Justa, ASJ, dijo sentir después de conocer la ley recién aprobada por el Congreso Nacional para normar la labor de la Junta Nominadora que deberá presentar 45 candidatos a Magistrado de la Corte Suprema de Justicia.  Otras organizaciones, como el COHEP, han dicho que esa aprobación ha defraudado las aspiraciones de la sociedad.  Salvo algunos diputados del partido de gobierno, la opinión generalizada es que todo indica que el proceso será politizado y que al final tendremos una Corte Suprema que será controlada por el Poder Ejecutivo.  En pocas palabras, se está cerrando el círculo y pronto todo el poder estará en manos del Poder Ejecutivo.  La separación de poderes, y el equilibrio que brindan los pesos y contrapesos, fundamento de un sistema democrático, será, una vez más, tan solo una aspiración, una ilusión, para nuestra sociedad.  Si a esa concentración de poder le agregamos el control de las turbas agresivas, veremos que comienza a perfilarse una negra nube sobre nuestra nación.  Es una triste situación, que produce frustración y hasta depresión a escasos seis meses desde que la nueva Administración tomó posesión.  Pero veamos en más detalle lo que ha venido ocurriendo.

La primera mala señal la recibimos cuando se definió la Junta Directiva del Congreso.  Todos fuimos sorprendidos por la maniobra del diputado Jorge Cálix, del propio partido de gobierno, para lograr la elección de la Junta Directiva del Congreso presidida por el. Inmediatamente quienes controlan el Poder Ejecutivo se involucraron abiertamente en la disputa en otro poder del Estado e impusieron, ilegal e ilegítimamente, otra Junta Directiva, la cual continúa dirigiendo el Poder Legislativo.  En el proceso hubo abuso de poder ya que hasta impidieron el acceso a La Gaceta al Congreso que presidía don Jorge Cálix.  No obstante las ilegalidades, el Ejecutivo impuso su voluntad, demostrando el poco respeto que le merece nuestra Constitución y nuestra “democracia burguesa”.  Todo indica que la meta es el control absoluto del poder para imponer su sistema.  Ya nos lo han dicho.  Sus prioridades incluyen la construcción de un estado socialista que incremente la participación del Estado en la economía nacional.  Muchos se preocupan por la posible convocatoria a una Asamblea Constituyente, pero ¿por qué convocar si ya se tiene control de todos los Poderes del Estado?  ¿Qué se ganaría con eso, cuando podrán hacer lo que deseen al controlar todo?  No perdamos el tiempo discutiendo si procede o no convocar a una Asamblea Constituyente. Prestemos atención a la consolidación de poder y a sus consecuencias.

Después de la elección de la Junta Directiva del Congreso hemos presenciado la aprobación de una amnistía que la gran mayoría de los ciudadanos han llamado el pacto de impunidad.  A pesar del rechazo generalizado, el gobierno procede como si no ocurriera nada y premia a algunos de los beneficiarios de la mal concebida amnistía con cargos bien remunerados en el Ejecutivo o el Legislativo. Llega al extremo de rechazar la Lista Engel, que señala a algunos de esos beneficiarios por supuestamente haber participado en actos de corrupción y acusa al gobierno de Estados Unidos de “injerencista” e “intervencionista”.  Cabe entonces preguntar si el proceso incoado en contra de JOH es también “injerencista”.  Y si la Comisión contra la Corrupción, que supuestamente se busca instalar con el apoyo de la ONU, identifica a amigos o colaboradores de este gobierno por supuestamente participar en actos de corrupción, ¿se le acusaría también de “injerencista” e “intervencionista”?

 También procedieron a mutilar la Ley General de la Industria Eléctrica, produciendo un mamotreto legal que ahora rige al sector eléctrico y que impedirá su modernización.  Para colmo de males, han seleccionado a personas que carecen totalmente de experiencia en el sector a que lo dirijan y conduzcan.  Tal y como están planteadas las cosas, se debería cancelar la Comisión Reguladora de Energía Eléctrica, ya que un ente politizado no podrá regular el sector.  Para lo único que servirá es para contratar amigos y correligionarios incapaces de ganarse la vida en el sector privado, pero expertos en beneficiarse de los cargos en el sector público exigiendo jugosos salarios, automóviles con motoristas, asistentes personales y asesores.  Ya veremos las contrataciones que ha hecho y hará la CREE después del nombramiento del su nuevo Comisionado Presidente.

Mientras tanto, la vorágine de la inseguridad y las masacres nos consume, la COVID y el dengue nos acosan, nuestro sistema educativo está sumido en una profunda crisis y las protestas por falta de pago a los empleados, particularmente los del sector salud, proliferan.  Mucho debería preocupar que miles de niños y jóvenes hayan abandonado las escuelas y colegios.  Nuestra escasa escolaridad está condenada a empeorar y decrecer.  Sin embargo, poco o nada se hace en estos campos.  No se sabe donde están las autoridades y en especial se ignora que hace la señora Presidente.  Por otro lado, las desatinadas declaraciones de altos funcionarios del gobierno han provocado una considerable alza en el llamado “riesgo país”, lo cual dificultará la inversión privada, lo que a su vez restringirá la creación de empleo y agravará la pobreza y la migración.  Hoy, más que nunca, las remesas mantienen a flote nuestra economía.  No obstante, a pesar de ello, las reservas internacionales caerán producto de la política insostenible de gasto y de los subsidios indiscriminados.

Todos percibimos que el sueño de fortalecer el estado de derecho se esfuma ante nuestros ojos.  Pareciera que más bien estamos en proceso de debilitar nuestro maltrecho e incipiente estado de derecho, piedra angular de nuestra democracia y desarrollo.  No debemos ser indiferentes frente a la situación que vivimos.  Participemos en el debate público y hagamos que se escuche nuestra voz.  El ser espectadores o testigos mudos no nos exime de responsabilidad.  No aceptemos el debilitamiento del estado de derecho y de nuestra imperfecta democracia.  De poco servirá llorar por lo perdido posteriormente.

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