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Foro económico mundial

Por: Luis Cosenza Jiménez

El 27 de septiembre recién pasado, el Foro Económico Mundial, WEF por sus siglas en inglés, publicó su Informe de Competitividad Global 2017-2018, en el cual analizó 137 países, incluyendo a Honduras.

Igualmente hizo en 2016 cuando estudió 138 países.  El año pasado se nos asignó la posición 88, mientras que en el último informe nos correspondió la 96.  Considerando que entre más alta la posición, menos competitivo resulta ser el país, en efecto nuestra situación empeoró ya que caímos ocho escalones. 

El Foro considera que su análisis mide la “capacidad para atraer y retener inversiones”, y por tanto se trata de una noticia negativa y preocupante para nuestro país. Mientras las agencias calificadoras certifican una mejora en la macroeconomía del país, los análisis de los expertos en competitividad señalan un deterioro en nuestra competitividad.  Esto explica, al menos parcialmente, por qué a pesar de la mejora en nuestra economía, la inversión extranjera directa, necesaria para generar empleo y reducir la pobreza, se ha venido reduciendo y ha caído a niveles, como porcentaje del PIB, que tan solo llegan a la mitad de los niveles alcanzados en la mitad de la década anterior. 

En pocas palabras, de continuar así, las mejoras testimoniadas por las agencias calificadoras no tendrán efecto positivo en los niveles de inversion extranjera directa y en la generación de empleo.  Lamentablemente, el sacrificio hecho por los hondureños al aceptar una pasada carga tributaria, y así mejorar la macroeconomía, será en vano.  Pero veamos en más detalle que nos dice el informe del WEF.

El informe incluye una encuesta hecha a ejecutivos de las empresas que operan en el país, y entre otras cosas, indaga sobre los obstáculos que sus empresas enfrentan.  En el informe recién publicado, los seis obstáculos más importantes citados son la pesada carga tributaria, la inseguridad (crimen y robo), la ineficiente burocracia gubernamental, la corrupción, las regulaciones tributarias y la inestabilidad política.  Los encuestados ven un panorama complicado y un clima de negocios poco amigable.  Debemos suponer que ellos transmiten esa percepción a sus pares en el extranjero cuando estos indagan previo a invertir en nuestro país. Visto así, no es sorprendente que la inversión extranjera directa se haya reducido. 

En cuanto al análisis de los diferentes factores que analiza el WEF, las peores calificaciones las recibimos en lo referente a la calidad de nuestras instituciones (donde nos ubicamos en la posición 120 de 138 países), en cuanto a infraestructura (104 de 138), educación superior y capacitación (102), eficiencia del mercado laboral (124) e innovación (108).  Hay otros factores en los cuales resultamos mal evaluados, pero los antes mencionados son los peores, y nos colocan prácticamente en las últimas posiciones entre todos los países evaluados.

No puede dudarse que el análisis del WEF pinta un panorama muy preocupante para nuestro país. Lo lógico, lo deseable, sería que dicho informe provocara una constructiva discusión con el propósito de mejorar la competitividad de nuestro país. Lamentablemente pareciera que la decisión gubernamental es simplemente ignorar el informe y procurar que no se mencione en los medios de comunicación, mientras, por otro lado, se fomenta una celebración por las evaluaciones hechas por las agencias calificadoras de riesgo. 

Es necesario recalcar, como le he hecho en otras ocasiones, que la salud macroeconómica es necesaria, pero no suficiente, para generar empleo y reducir la pobreza.  Si solo alcanzamos la salud macroeconómica, y no atendemos los factores que afectan el clima que enfrentan las empresas en el país, nos habremos quedado a medio camino y habremos desperdiciado el gran esfuerzo que ha hecho nuestro pueblo.

Todavía es tiempo de iniciar un debate constructivo y positivo sobre las medidas a tomar para mejorar nuestra competitividad y así poder atraer más inversión extranjera.  Los análisis de los expertos, incluyendo los del WEF y los del informe Doing Business del Banco Mundial, permiten identificar los obstáculos y los cuellos de botella.  Corresponde ahora que las autoridades se comprometan con la mejora de nuestra competitividad. 

Ya en otra Administración se creó el Consejo Nacional de Competitividad para continuamente identificar medidas a tomar para mejorar la competitividad.  Este tipo de medida, u otro que los gobernantes puedan diseñar, son urgentes y necesarios para generar empleo y reducir la pobreza.  Ojalá que abandonemos la política de ignorar los informes que no son de nuestro agrado y que actuemos sensatamente en bien de nuestros compatriotas. 

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