Esperanzador avance

Por: Thelma Mejía
Tegucigalpa.– El rumbo que está tomando el caso del asesinato de la líder indigenista y ambientalista, Berta Cáceres, resulta esperanzador para este país que ha visto como muchos otros crímenes de alto impacto se encajonan en los archivos oficiales.

A dos meses de ese brutal e irracional crimen, los hondureños ahora sabemos detalles oficiales de su muerte que ya eran públicos en los pasillos populares. Se ha identificado a los presuntos autores materiales y algunos intelectuales, se conocen detalles de cómo se habría planificado su muerte e incluso se habla de montos pagados a sus supuestos hechores para silenciarla.

Poco a poco ese manto de impunidad se va despejando y el Ministerio Público parece dispuesto a abandonar la parsimonia y la complicidad de antaño para dar esperanzas a este país de cambio en el campo que les corresponde. Ello no significa que se ha ganado los aplausos finales pues habrá que ver la conclusión final del caso con la condena a los autores materiales e intelectuales.

Pero la víspera es alentadora. Nadie pensó que la Fiscalía saldría acompañada de pruebas científicas que han descolocado a quienes apostaban al fracaso del Fiscal General y su equipo. Un fracaso que la víspera también indicaba que no estaban dispuestos a tener por la presión internacional que Honduras ha tenido desde que se produjo este vil asesinato.

La muerte de Berta Cáceres evidenció la impunidad de Honduras y fue la gota que hartó a la diplomacia internacional y la cooperación externa. “En Honduras matan con tanta impunidad que no importa el perfil de la víctima”, dijo un senador estadounidense al conocer el hecho. Otras expresiones más duras se fueron dando en el tiempo.

Pero la comunidad internacional hizo algo más para hacer notar su indignación e inconformidad: canceló préstamos, congeló otros y hoy todo recurso destinado al área energética con fondos internacionales, están bajo la lupa sino es que en suspenso. El golpe se dio donde más duele: en el dinero que mueve la economía. Y la imagen del país se vino abajo, levantarla dependerá de lo que se haga en éste y otros casos. No habrá marketing que tenga efecto ni lobby que prospere si el país no es contundente en sus avances de lucha contra la corrupción y la impunidad.

Berta Cáceres, una joven e irreverente mujer luchadora, es después de muerta, la pieza clave que permite a las autoridades dar con sus presuntos hechores: registró todo lo que le sucedía e hizo todas las denuncias que pudo, evidenciando también la negligencia de quienes estaban obligados a actuar.

A la presión internacional se suma el equipo de expertos investigadores internacionales que trabajaron con la ATIC. Ha existido una especie de blindaje que está dando las respuestas deseadas. Parafraseando al ex canciller Arturo Corrales, “se ha hecho mucho, pero no lo suficiente”.

Lo que viene ahora en este caso es otra etapa importante y crítica: dar con los autores intelectuales, es decir, con quién dio la orden de apretar el gatillo, la orden para matar, la orden para decidir como se hacía desde la policía, quién vive y quién muere en Honduras. Ese es el otro capítulo que la Fiscalía General está obligada a desenmascarar.

¿Caerán esos autores? ¿Serán los que se mencionan en los pasillos populares? La Fiscalía nos dirá si la vox populi anda en lo correcto o exageró más de la cuenta, pero sin alejarse de la verdad. Los presuntos sindicados que ahora guardan prisión en tanto se les fije un juicio oral y público son claves para dar con la verdad.

Escuchando al ex fiscal Edmundo Orellana, en un reciente evento público, dijo que el caso de Berta Cáceres parece que está tomando el rumbo correcto y elogió el trabajo profesional hasta ahora de la Fiscalía del Estado.

En las calles la gente valora el esfuerzo, pero quiere que el caso llegue al fondo de la verdad; la comunidad internacional también está dispuesta a encontrar el porqué de los crímenes de alto impacto en este país. La audiencia inicial que tuvieron los imputados es una de las más largas en la historia del poder judicial si no me falla mi memoria.

Todo este contexto me indica—hasta ahora—que estamos frente a avances esperanzadores. Si el crimen de Berta Cáceres llega hasta las mentes enfermadas que planificaron su muerte, Honduras tendrá esperanzas de resolver otros casos en la larga lista de espera del país. Más de Thelma Mejía. Aquí…

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