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Escuela para “Niños genios”

Por: Luis Cosenza Jiménez

Recientemente los medios noticiosos informaron que la NASA está interesada en establecer una escuela para “niños genios” en nuestro país.

La noticia fue escueta y no se dijo que impide el pronto establecimiento de ese centro de enseñanza.  Tampoco se mencionó cuál sería el aporte y compromiso de nuestro país, ni cuáles serian los procedimientos para seleccionar a los estudiantes y a los maestros.  Independientemente de estos, y otros, detalles, la noticia es interesante y esperanzadora.  No obstante, para asegurar el éxito de la propuesta, me parece que habría que prestar atención a los siguientes asuntos.

En primer lugar, una escuela para “genios” requiere de maestros especialmente entrenados para apoyar la formación de personas dotadas de extraordinaria inteligencia.  Demás está decir que en Honduras carecemos de tales maestros, por lo que, al menos inicialmente, la NASA tendría que proporcionar los maestros ya formados para estos propósitos.  Paralelo a esto, habría que seleccionar a un grupo de maestros hondureños para ser entrenados de tal forma que eventualmente puedan sustituir a los extranjeros.  Lo que debe resultar obvio es que niños especiales requieren de maestros igualmente especiales y que si no contamos con ellos, entonces habrá que buscarlos en otros países, en tanto formamos a los nacionales.  Si no procedemos de esta forma, nuestros niños especiales se aburrirán, se frustrarán y eventualmente se retirarán de la escuela.

Por otro lado, más que una escuela para “niños genios” lo que la nación reclama es que cada niño tenga la oportunidad de desarrollar plenamente la capacidad intelectual que Dios le dio.  Según los expertos, cuando nacemos somos dotados de cierta capacidad intelectual, que varía de persona a persona, y que no necesariamente tiene que ver con la capacidad intelectual, o con la posición económica, de nuestros progenitores. Es decir, padres pobres y con escasa educación pueden engendrar hijos “genios”.  No obstante, para que esos niños logren su plenitud intelectual es necesario asegurar su buena alimentación hasta que alcancen, por lo menos, los tres años. 

Una adecuada nutrición hasta los tres años es condición sine qua non para que los niños logren desarrollar su pleno potencial intelectual.  Si eso no ocurre, los niños no desarrollarán plenamente su capacidad intelectual y el daño es irreversible.  Es decir, no importa cuan bien se alimenten después de los tres años, no alcanzarán el potencial con el cual nacieron.  Siendo esto así, muchas criaturas nacidas con el potencial de ser “genios” lograrán, cuando mucho, una capacidad intelectual promedio, o menos que el promedio.  Resulta entonces que nuestra primera prioridad debe ser la adopción de un programa universal de nutrición infantil, es decir, que cubra los primeros tres años de la vida de los niños.

En Honduras hemos exitosamente implantado un programa de merienda escolar que ha sobrevivido a lo largo de varias Administraciones. Es un programa del cual podemos sentirnos orgullosos y que debemos proteger de la politización. No obstante, por razones obvias, la merienda no llega a niños que no asisten a la escuela, así que no llena la necesidad de un programa de nutrición infantil. La dotación de la merienda escolar se facilita debido a la asistencia de los alumnos a la escuela.  En el caso de un programa de nutrición, es necesario llegar a las madres de las criaturas, para lo cual habría que convencerlas para que participen en el programa. 

Eso se podría hacer durante sus visitas a los centros de salud durante el proceso de seguimiento a su embarazo.  Nacida la criatura, tendrían que regresar bimensualmente al centro de salud, donde se les proveería de un suplemento nutricional para dos meses, y se daría seguimiento al crecimiento del niño. No es tan fácil como la merienda escolar, pero es viable.  De hecho, unas pocas ONGs trabajan en esta área siguiendo un procedimiento similar al acá esbozado.  Lamentablemente, el gobierno hace poco, o mejor dicho, nada, en el ámbito de la nutrición infantil.

Por supuesto que todo esto servirá de poco si al final los “genios” abandonan nuestro país por la falta de oportunidades de empleo.  Al final, todo regresa a la inversión del sector privado para generar empleo y a las condiciones necesarias para ello.  El imperio del estado de derecho, la lucha contra la corrupción, la mejora en nuestra infraestructura y, en general, la prevalencia de un clima que genere confianza en los inversionistas.  Caso contrario, estaremos formando “genios” que irán a contribuir al desarrollo de otros países.

Sin perjuicio de esto, las prioridades deberían ser claras.  Lo primero debería ser el establecimiento de un programa universal de nutrición infantil, seguido de el establecimiento de escuelas para niños dotados de capacidades intelectuales extraordinarias, y paralelo a esto, la toma de medidas para incentivar la inversión privada en nuestro país.  La supuesta intención de la NASA es una buena noticia, pero debe ser vista como parte de una estrategia mucho más amplia.  Caso contrario, los beneficios de la misma se verán reducidos a su mínima expresión. 

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