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El trato a personas migrantes y la atención a causas estructurales de la migración forzada

Dr. H. Roberto Herrera Cáceres

ANTECEDENTES. América es considerada como la región de mayores desigualdades y de exclusión que genera flujos de personas migrantes hacia otros Estados en pos de la efectividad de sus derechos humanos, de satisfacer sus necesidades básicas y de contar con mayores posibilidades de progreso y seguridad personal y familiar, participando en el crecimiento económico inclusivo y el desarrollo sostenible de los países de destino o acogida. En Honduras, se generó, el 30 de septiembre, una nueva caravana que se estima aproximadamente en cinco mil personas migrantes cuya intención es llegar a los Estados Unidos de América y de los cuales, gran cantidad han sido retornados, desde los países de tránsito. Varios Estados, entre ellos Honduras, somos también países de tránsito de personas migrantes procedentes de diversas regiones.

  • Es inaplazable tener en cuenta lo que el siglo XXI ha innovado en entendimientos cruciales para la humanidad, los cuales, sobreponiéndose a la pandemia COVID – 19, imprimen vitalidad al cumplimiento y a la evolución de los derechos humanos, y rompen la continuidad histórica del trato indigno de la migración forzada y de la falta de atención a sus causas estructurales.

Con respecto a esos fenómenos migratorios, hemos constatado, por una parte, las causas de esa migración  en los Estados de origen, así como la existencia de Estados de tránsito o de destino que consideran todavía la migración como una cuestión centrada en el control de las fronteras y en la seguridad nacional; y, por otra parte, el reconocimiento internacional de la migración como un fenómeno histórico, global, mixto y complejo que obedece a diferentes causas y está vinculado estrechamente con los derechos humanos de las personas migrantes.

Advertimos también que, respecto a todas las formas de migración forzada (individual, por grupos o caravanas) las medidas de contención, persecución y expulsión o retorno son casi las mismas, de hace casi cincuenta años, y que las personas migrantes son insuficientemente tratadas con dignidad por los Estados involucrados y que hay una ausencia de rotunda reacción internacional y solidaridad fehaciente que reivindique el universalismo de los derechos humanos y posibilite la evolución a una fase más humana y a la atención de las causas estructurales de esos flujos migratorios forzados.

ACTUACIONES DEL COMISIONADO NACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS. En el 2014, en ocasión de la crisis migratoria humanitaria de niñez no acompañada en la frontera de México y los Estados Unidos de América, urgí a atender las causas estructurales, en los países de origen, que causan la migración forzada.

En el 2018, en ocasión de las primeras caravanas, junto con mi equipo de trabajo del CONADEH, recorrimos la ruta de la movilidad migratoria; acompañamos y asistimos a nuestros migrantes; dialogamos y dirigimos la coordinación entre las instituciones nacionales de derechos humanos de El Salvador, Guatemala y con México, así como con organizaciones no gubernamentales de apoyo y organizaciones internacionales que se ocupan de migrantes, refugiados y de asistencia humanitaria; y luego impulsamos y logramos varias resoluciones de solidaridad internacional, con apoyo solidario, de instituciones nacionales de derechos humanos, a nivel iberoamericano y universal.

La Federación Iberoamericana del Ombudsman (FIO) y la Alianza Global de la Instituciones Nacionales de Derechos Humanos, así como la Comisión Interamericana de Derecho Humanos emitieron declaraciones señalando la ejemplaridad y efectividad de la coordinación entre instituciones nacionales de derechos humanos centroamericanas y con las de México; y, en noviembre del 2018, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), reconoció “el rol clave que el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos realiza en el seguimiento del desplazamiento en la región.

Este proceso, experiencias y recomendaciones tuvieron como marco teórico de referencia el surgimiento, en este nuevo siglo, de dos instrumentos de progreso de la humanidad en lo atinente a nuevas vías para facilitar el bienestar de la gente.

OPORTUNIDAD HISTÓRICA DE FASE MÁS HUMANA DE TRATO A MIGRANTES Y SOLUCIÓN CAUSAS ESTRUCTURALES DE MIGRACIÓN FORZADA. En la Organización de las Naciones Unidas, el 2012 y el 2015, se logró dos entendimientos históricos excepcionales que marcan, en este siglo XXI, dos fuentes generadoras de bienes públicos universales: la seguridad humana y el desarrollo sostenible que, en su interrelación con los derechos humanos, atienden las causas que afectan la vida con dignidad del ser humano. Es de tener presente que, en Centroamérica, desde 1994 y 1995, tenemos en vigencia un Tratado Marco de Seguridad Democrática y una Alianza para el Desarrollo Sostenible.

Al examinar la relación entre las causas de la migración forzada, las actitudes de los Estados de tránsito y de destino, y los derechos humanos de las personas migrantes en el contexto de esos dos nuevos entendimientos sobre la seguridad humana y el desarrollo sostenible: realizamos el hallazgo conducente a progresar, en esta materia. Conceptos y procesos que hemos venido promoviendo desde el año 2005, en Honduras y Centroamérica, como primer Secretario General del Sistema de la Integración Centroamericana; y, desde el 2014, haciéndolo también en el resto de América y Europa, en particular, cuando como Ombudsman de Honduras y Vice- Presidente de la FIO, fui seleccionado, en noviembre de 2016, para hacer la introducción del Congreso de la Federación Iberoamericana del Ombudsman (FIO), sobre “Pobreza, Dignidad y Derechos Humanos” (Santa Cruz de Tenerife, España); luego, como Moderador de la Mesa sobre el “Origen de los Flujos Migratorios en América” (migración forzada), en la Segunda Cumbre Iberoamericana,  “Migración y Derechos Humanos- una nueva mirada”, mayo de 2017, en la Ciudad de México, Estados Unidos Mexicanos.

En especial, en esos momentos, señalé nuevamente la pertinencia de la seguridad humana y el desarrollo sostenible, dando una nueva mirada de dignidad a la migración y atendiendo a lo que el siglo XXI ha innovado en conceptos cruciales para la humanidad que imprimen vitalidad a la evolución de los derechos humanos, en particular, en materia de migración forzada. Lo que fue asumido  por la Federación Iberoamericana del Ombudsman, en la Declaración emanada de esa cumbre, en la forma siguiente: “… Se constata la necesidad de una nueva mirada respecto al tema de la migración desde un enfoque de dignidad humana, teniendo presente los vigentes instrumentos y entendimientos universales sobre la seguridad humana y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que posibilite también atender las causas de los flujos migratorios sin olvidar las responsabilidades compartidas de los Estados de origen, tránsito y destino, así como de la comunidad internacional”. Por lo cual, se recomienda a todos los Estados que confrontan con fenómenos migratorios: “Que desarrollen políticas de protección, apoyo y asistencia en los fenómenos migratorios, cumpliendo con los compromisos asumidos en el ámbito de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas y del entendimiento común universal del enfoque de la seguridad humana, aprobado por la Asamblea General de la ONU en la Resolución 66/290 de 25 de octubre del 2012”.

En el 2019, en la Tercera Cumbre Iberoamericana de la FIO, sobre “Migración y Trata de Personas” como Moderador de la Mesa sobre “Flujos Migratorios Extraordinarios: contexto, carencias y actuaciones en las “caminatas o caravanas” de personas migrantes”: reiteré la significación e importancia de la implementación de esas recomendaciones por los Estados.

En ese mismo año 2019, en la Conferencia Anual de la Alianza Global de las Instituciones Nacionales de Derechos Humanos (GANHRI) sobre el seguimiento y revisión del Pacto Global de Migración, en la sesión 3 sobre “Cooperación Regional”: formulamos planteamientos, en esa misma dirección.

Esas constataciones y recomendaciones son exhortación a una ruptura de la continuidad histórica y a una reacción y previsión hacia el porvenir, en forma congruente con compromisos mundiales, reflejados en la aceptación mundialmente generalizada del entendimiento sobre la seguridad humana y los objetivos de desarrollo sostenible (ODS). Se espera, con ello, una mayor democratización de los Estados y la institucionalidad internacional, en función de su compromiso con los pueblos de los Estados miembros y la atención cumplida de sus necesidades. Se confía en que Estados y organizaciones internacionales abordarán la migración forzada, superando el inhumano e improductivo enfoque tradicional y dimensionando el fenómeno migratorio con consecuentes enfoques innovadores funcionales para tratar dignamente y hacer viable la reducción del fenómeno de la movilidad humana forzada, con atención a sus causas estructurales y su solución, y sin perjuicio de la responsabilidad de brindar, en todo tiempo y lugar donde se encuentren, protección y respeto a la dignidad de las personas migrantes.

SITUACIÓN DE HONDURAS. En el caso de Honduras, como país de origen de migración forzada, debemos atender debidamente nuestras obligaciones nacionales y nuestras responsabilidades internacionales, como Estado y sociedad, de erradicar progresivamente la prevaleciente situación de pobreza, exclusión, desigualdad y desprotección social y fomentar la movilidad humana ordenada, segura y regular de las personas, así como avanzar en la democratización nacional que nos lleve a estructurar una sociedad pacífica e inclusiva para el desarrollo sostenible, con instituciones eficaces y responsables que, a todos los niveles, rindan cuentas, tal como se espera del compromiso y la esperanza de alcanzar las metas y objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos ya ha reiteradamente documentado y planteado las causas, recomendaciones de soluciones, medios y responsables, en dos informes especiales sobre la migración forzada, en el 2018, y en su informe Anual del 2019, entre otros documentos. En el plano de la acción concreta, desde el 2016, lancé oficialmente, y, al 2020, ya se implementa, con empoderamiento municipal, la “Estrategia de Seguridad Humana para el Desarrollo Local Sostenible: Municipios de Bienestar Solidario”.

Como consecuencia de nuestras experiencia y nuestros estudios y planteamientos, entre el 2015 y el 2017, y nuestra actuación en las primeras caravanas de personas migrantes, elaboramos dos informes especiales (Ver nuestra página web e Informes Anuales 2018 y 2019) con recomendaciones específicas y detalladas sobre las causas generadoras de la migración forzada, y la protección de las personas en contexto actual de migración o su retorno, con propuestas y medios para erradicar progresivamente esas causas. Lo cual, además de otros aspectos complementarios, puede resumirse en la recomendación general de implementar un Plan Nacional de Apoyo Subsidiario a la Seguridad Humana y el Desarrollo Sostenible de las comunidades de los municipios, que complemente la efectividad y eficacia de los planes municipales de desarrollo e incluya una estrategia pragmática y pronta de trabajo decente y productivo, capacitación laboral permanente e innovación empresarial responsable. Para hacer factible esa recomendación, sugerimos, entre otros aspectos, orientar más los recursos del Presupuesto General de la República, a la inversión social, complementando los asignados, en los presupuestos municipales, en esa misma dirección, en particular en áreas como salud, educación, trabajo, vivienda, medio ambiente sano y otras, como el crecimiento económico inclusivo, que contribuyan a mejorar la condición de vida de los habitantes, con atención especial a las personas en situación de pobreza o  grupos vulnerables y en la perspectiva de los objetivos de desarrollo sostenible con enfoque de derechos humanos.

CONCLUSIÓN. Con ello, considero haber logrado hacer visible o evidenciar la vinculación principal de las causas de la migración forzada con el derecho humano a la vida, a la seguridad, al desarrollo y otros derechos humanos interrelacionados con la seguridad humana y los objetivos de desarrollo sostenible y, en esa dirección, con la promoción de soluciones que comprenden y trascienden  la problemática de la migración forzada, al orientarse al bienestar y el progreso social de las personas, en todas las situaciones, ayudando a los Estados y sociedades a determinar y superar las dificultades generalizadas e intersectoriales que afectan a la supervivencia, los medios de subsistencia y la dignidad de los habitantes, en particular de las personas en situación de pobreza o que se encuentran en condición de vulnerabilidad. 

Esta actuación, discurso internacional y práctica nacional, entre otras, figuran entre el cúmulo ejemplar que se consideró internacionalmente suficiente para recomendar lo siguiente: “El Subcomité encomia los continuos esfuerzos desplegados por el CONADEH para promover y proteger los derechos humanos, en particular en lo que respecta a las migraciones y los refugiados, a pesar del complicado contexto en el que opera” (Alianza Global de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos (GANHRI), Informe y Recomendaciones del período de sesiones del Subcomité de Acreditación, p.8, Ginebra, 14 al 18 de octubre de 2019)

Sobre la base de esa recomendación, la Alianza Global de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos, con la participación de la Oficina del alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, aprobaron y extendieron, a la institución del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH), la certificación según la cual, a partir de noviembre 2019, ha sido acreditada como institución nacional de derechos humanos Clase “A”.

En fin, creo que es inaplazable atender las obligaciones nacionales y responsabilidades internacionales, contraídas desde el siglo XX, junto con los entendimientos cruciales para la humanidad, en el siglo XXI. Entendimientos que se sobreponen a la pandemia COVID – 19, imprimiendo vitalidad al cumplimiento y a la evolución de los derechos humanos y rompiendo la continuidad histórica del trato indigno de las personas migrantes y de la falta de diligencia en la atención de las causas estructurales de la migración forzada.

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