El reto de una nueva gestión pública

Por: Mario E. Martin

Tegucigalpa.- Al día de hoy, en reconocimiento de la nueva voluntad popular, democrática, expresada en las elecciones primarias, nos parece necesario enfrentar el reto de prepararnos para mejorar sustancialmente la gestión pública.  

Prepararnos en todo sentido, no solo en afinar y posiblemente cambiar drásticamente la visión y el estilo, sino directamente mejorar la tradicional poca capacidad funcionaria y ejecutiva para conducir los asuntos de Estado.  Eso, nos parece, es el reto para todos los candidatos y los que buscan la reelección.

En reconocimiento del avance en los últimos años, es refrescante, revelador y hasta dramático que algunos candidatos no tradicionales y el electorado en general, han puesto en perspectiva la necesidad de cambio.  Ha quedado evidenciado que hemos fallado como sociedad en conducir la gestión de gobierno, mostrando negligencia en enfrentar la corrupción, adoptar políticas de estado en sectores críticos y en cumplir con metas anuales de inversión, para citar ejemplos.  Y más importante, no respetando nuestras instituciones comenzando por la Constitucion.  Pero, además, hemos estado incumpliendo por décadas y seguimos cumpliendo la responsabilidad ciudadana al consentir y alentar un régimen presidencialista, cediendo la iniciativa exclusivamente al poder ejecutivo.

Estas deficiencias no pasan desapercibidas ni son únicas en nuestro país.  El BID, juntamente con la OCDE, recién han publicado un análisis comparativo del estado de las capacidades de administración pública en América Latina y el Caribe, que puede servir de guía, además de permitir las comparaciones. Por otro lado, en el modelo de democracia, los Estados Unidos, ahora dirigido por el paradigmático líder empresarial, Donald Trump, se debate si es posible manejar el gobierno como si fuera una empresa privada, eficiente y gananciosa.  Cito opinión prevalente en los círculos progresistas:  ˝Los ciudadanos no son los clientes, son más bien los patronos del gobierno, decidiendo que proyectos se hacen en un diálogo democrático y delegando la tarea a una parte del gobierno. ˝ Jeff Spross, The Week, 28.03.2017

En la situación actual de Honduras, en actitud de reinvicación y de alternabilidad en el poder, todas las intenciones y planes de gobierno expresadas por políticos, electivos o re electivos, suenan ideal, muy necesarias:  La eficiencia en aplicar justicia, la concepción de nuevos proyectos transformadores, la visión de futuro para la nación, la eliminación de la corrupción, ya han sido enfatizados en la presente administración.  Pero, al mismo tiempo la experiencia de los últimos años nos obliga a reconocer que – independiente del liderazgo y la eficiente conducción ejecutiva – seguimos padeciendo una base deficiente: el bajo nivel educativo y de cultura ciudadana especialmente en principios y valores.  En esencia, necesitamos, además de mejor educación general, una escuela de liderazgo y gobierno para todos los niveles, desde la primaria que enfatice la formación ciudadana hasta la universitaria que forme políticos y funcionarios.

Como base, hay que focalizar y priorizar a nivel de conducción política y del gabinete, los lineamientos de política pública enfatizando ética, moral, principios y prioridad en el respeto institucional.  Obviamente, el cambio requiere continuidad, tiempo y esfuerzo, lo cual no se puede lograr en ninguno de los cortos periodos gubernamentales.  Pero ese cambio es necesario adoptarlo, haciéndolo parte de los instrumentos de gobierno como el presupuesto nacional, manteniéndolo en perspectiva, y actuando en consecuencia.

Cada decisión de gobierno, especialmente decretos ejecutivos, debería estar sujeta a la prueba de cumplir los principios adoptados por el gobierno antes de ponerla en efecto a nivel ministerial contestando conscientemente por lo menos las mínimas preguntas:

¿Es claramente legal?  ¿Es justa para la ciudadanía?  ¿Cumple con el compromiso y la visión política del partido en el poder?  ¿Es viable y sostenible?  ¿Obedece a la perspectiva de mediano y largo plazo?  Nuestra posición y experiencia nos indica que nuestros recursos están esencialmente en nuestras instituciones educativas y en los partidos políticos.  Es necesarios inducir en todos los ciudadanos, funcionarios y líderes de los partidos, la visión y necesidad de cambio.  ¿Cómo y dónde comenzar?

Como estrategia elemental, el correcto análisis, la información de respaldo y las instancias de consulta con los actores y partes interesadas reforzarían la validez de las medidas, programas y proyectos, sin coartar el liderazgo del Ejecutivo.  Eso se debe hacer en el contexto de normas, políticas públicas y aplicación de los recursos disponibles en forma progresiva, en un horizonte no solo plurianual sino pluri periodo presidencial.  En otras palabras, con continuidad en el tiempo y en la administración pública funcionaria, municipal y central.

Adicionalmente, categorizando y separando los cargos electivos de los ejecutivos.  No siempre el político más hábil es el más efectivo conductor de planes de gobierno.  Un servicio civil bien estructurado y puesto en práctica por un nuevo gobierno contribuiría a mejorar la gestión, tarea que no se ha terminado – más bien se contradice regularmente – a pesar de haberla iniciado con gran expectativa desde los años 60.

Si bien los políticos se forman en la práctica entre sus comunidades y grupos de interés, el usar bien los ejecutores de la gobernanza es tarea de las instituciones educativas, particularmente las universidades.  Una de las áreas de mayor necesidad en la oferta de educación superior es la de formar ejecutivos y técnicos actualizados en el contexto de la coyuntura mundial de competitividad, de las finanzas y del creciente mercado internacional. Se invitan comentarios a: marioemartin69@gmail.com

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