Tegucigalpa.- Los llamados ajustes por cuentas, relacionados en su mayoría por acciones de narcotráfico, comienzan a inquietar a la pacífica Costa Rica, un país en donde en menos de cinco años, este tipo de muertes violentas pasó de un ajusticiamiento cada sesenta días a uno cada dos días.
Así lo indican los medios costarricenses de prensa en base a las cifras proporcionadas por la Unidad de Análisis Criminal del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), quienes atribuyen esa violencia al llamado ajuste de cuentas por plazas territoriales entre bandas locales del narcotráfico, algunos de cuyos principales líderes se encuentran guardando prisión en San José y en Nicaragua.
Las muertes violentas por ajustes de cuentas pasaron de tres en el 2010 a un total de 108 en lo que va del 2015, una cifra que sorprende a las autoridades al confesar que mientras desarticulan algunos pequeños carteles de la droga, otros surgen en demanda de control del territorio.
Algunas de las zonas en donde las autoridades han podido retomar el control al desarticular los pequeños grupos de distribuidores de droga son la región de Pavas, Limón y otras fronterizas con Nicaragua.
La pacífica Costa Rica de un tiempo a acá se empieza a estremecer por el surgimiento del narcotráfico y sus diversas ramificaciones del crimen organizado, entre ellos el lavado de dinero al asegurar informes internacionales antidrogas que ese país centroamericano ha sido tipificado por los carteles de la droga como un país apto para el lavado o para el almacenaje de droga.
Sin embargo, hasta ahora la institucionalidad costarricense parece responder al delito al destacar acciones fiscales que han desarticulado no solo bandas de pequeños carteles de droga cuyos cabecillas purgan penas por casi 70 años, sino que también detectar operaciones de almacenaje de droga efectuado por el cartel de Sinaloa que dirige el ahora prófugo Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Sinaloa en San José
Desde el 2010, el Informe de Estrategia Internacional de Control de Narcóticos de Estados Unidos, alertó que el país funcionaba como bodega, centro de operaciones y enlace entre Norteamérica y Colombia del cartel de Sinaloa.
Las autoridades costarricenses han mostrado su preocupación por esta presencia y han efectuado esfuerzos que de acuerdo a Estados Unidos son válidos pero es preciso reforzar e invertir más en la seguridad, pues Costa Rica sigue siendo “atractivo” para los narcotraficantes, señala un informe del Departamento de Estado de Estados Unidos del 2013.
Tanto los cuerpos antidroga de Estados Unidos como las mismas autoridades costarricenses advierten que los hechos de homicidios por ajuste de cuentas en Costa Rica están estrechamente relacionados por pleitos de plazas, pero si la escalada no se controla y detiene, esa nación del sur de Centroamérica podría enfrentar los mismos síntomas de inseguridad y violencia que acarrean los llamados países del Triángulo Norte integrado por Guatemala, El Salvador y Honduras.
En el caso del cartel de Sinaloa, las autoridades costarricenses dicen que este opera no solo en el Triángulo Norte, sino que está moviendo también con una metodología de especie de franquicias en el sur de Centroamérica, incluyendo Costa Rica. El cartel de Sinaloa estaría operando con mayor fuerza en el istmo desde el 2006.
Sale uno, entran dos…
Acerca de las muertes violentas por ajustes de cuentas, el director de la OIJ, Gerald Campos, explica que la caída o captura de líderes narcos que operaban en distintas regiones del país y su ausencia en las calles, provoca los enfrentamientos entre otras bandas que se enfrascan en una lucha de poder.
Pero “se detiene a un grupo y aparecen dos o tres más”, declaró Campos a La Nación de Costa Rica, mientras señala la necesidad de redoblar esfuerzos en materia de prevención para evitar los ligues de los jóvenes con las bandas del narco para no ser los futuros delincuentes.La presencia del cartel de Sinaloa en Costa Rica se ha visibilizado más porque otros informes periodísticos señalaron incluso que uno de los hijos de El Chapo Guzmán se habría reunido en ese país con un importante empresario que no identificaron, en tanto, durante la espectacular fuga de El Chapo de la cárcel del Altiplano, trascendió recientemente que éste pudo estar en San José al filtrarse una supuesta foto tomada por uno de sus hijos.
El año 2013 fue revelador para Costa Rica en materia de narcotráfico, con decomisos de cocaína que ascienden a unas 18 toneladas y con la captura de un pequeño cartel local con ramificaciones en el exterior, el primero que se descubre en el país conformado en su totalidad por costarricenses, registran recientes trabajos de investigación efectuados en ese país.
Las autoridades costarricenses afirman que antes estaban acostumbrados que la presencia de los carteles eran dirigidos por colombianos o por mexicanos, pero de un tiempo a acá el negocio parece interesar también a los costarricenses, dando ello otro giro al tratamiento y abordaje de su estrategia de seguridad y lucha contra el narcotráfico.
Las autoridades desmantelaron hace dos años una banda de doce costarricenses que habían sobornado policías y al parecer lavaron cerca de 200 mil dólares, si bien todos están capturados y guardando prisión, las autoridades creen que los movimientos de lavado pudieron ser mayores en los tres años que tenían de operar.
Otro hecho que puso en el tapete público el tema del crimen organizado en el país fue la implicación del empresario costarricense, Alejandro Jiménez González, alias “El Palidejo” en el asesinato del cantautor argentino, Facundo Cabral, asesinado en Guatemala. El Palidejo está encarcelado y se le liga con el grupo colombiano del narcotráfico “Los Rastrojos”, conformado en su mayoría por ex paramilitares colombianos.
La presencia del narcotráfico sin duda no solo extiende sus tentáculos más fuertes a los países del Triángulo Norte de Centroamérica, también empieza a inquietar al pacífico de la región donde sus manifestaciones no solo afloran con la primera etapa de su violencia a Costa Rica, sino que iguales movimientos empieza a registrar la “segura” Nicaragua, en especial en su litoral atlántico frontera con Honduras y Colombia.
