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El mar sigue devorando las costas y generando migraciones desde el Sur

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Tegucigalpa (Proceso Digital / Ronald Ordóñez) – El mar sigue devorando las costas y los poblados hondureños, el cambio climático cobra una factura elevada a las poblaciones de uno de los países más vulnerables del mundo.

 -Una mayor migración de hondureños es una de las principales consecuencias si no se toman medidas inmediatas en las distintas costas del territorio nacional, advirtió la representante de FIAN en Honduras.

La migración de familias es cada vez más visible a causa del avance de las aguas que “se comen” la tierra y les quitan sus viviendas.

El desarrollo económico y demográfico en las costas de Honduras han provocado la intrusión marina, la cual es un proceso dinámico, donde el frente de agua salada avanza tierra adentro en los periodos de menor recarga del acuífero y retrocede hacia el mar cuando la recarga es mayor, eso se traduce en un detonante para el desplazamiento de familias hondureñas que a corto o mediano plazo se convierten en migrantes a causa del cambio climático.

Así lo explicó a Proceso Digital, Claudia Pineda, secretaria de Food First Information and Action Netowork capítulo Honduras (FIAN), quien reveló que según estudios de esta organización más de 100 familias hondureñas se han desplazado internamente por esta causa.

El organismo que cuenta con estatus consultivo ante las Naciones Unidas desarrolla un proyecto de diagnóstico en cuatro comunidades hondureñas, básicamente en el sur del país, una de las zonas más afectadas por las cada vez más potentes entradas del mar.

Marcovia, San Lorenzo, Punta Ratón y Guapinol (aldea de Marcovia), son las cuatro comunidades del sur de Honduras donde trabaja este organismo internacional desde diciembre de 2020.

Problema que se agudiza

La intrusión marina es una problemática que cada vez se agudiza en Honduras, es una de las principales conclusiones del diagnóstico de FIAN.

Pero la problemática persiste y se extiende tanto en las costas del Atlántico como del Pacífico y los expertos advierten que la inacción se convertirá en una problemática que se puede salir de las manos.

Turismo vs realidad

La representante de FIAN analizó la situación de la comunidad de Las Puntillas en Punta Ratón de la que dijo es una de las zonas más turísticas de Honduras con una dura realidad.

Más de 100 familias de esta comunidad ya han sido desplazadas a causa del crecimiento del mar.

Muchas de estas familias han sido reubicadas, pero, siguen sufriendo los embates del crecimiento del mar ya que también en esas zonas les afecta este fenómeno.

“Ellos siguen sufriendo esta situación ya que en las zonas donde están reubicados azotan las altas mareas producto del cambio climático que ha provocado una celeridad en los niveles del mar” dijo la delegada de FIAN.

También habló del municipio turístico de Omoa, en Cortés, norte de Honduras,  donde 44 familias han luchado por más de una década por su reubicación y hoy ya iniciaron a construir sus viviendas en otras zonas luego que sus casas fueron anegadas por el mar.

 En ambos casos se trata de lugares con un alto flujo de turistas, pero con duras realidades a causa de la intrusión del mar.

Detonante de la migración

Aunque los procesos de desplazamiento interno y de migración son multicausales, el crecimiento del mar es un detonante de los flujos migratorios desde Honduras, aceptó la entrevistada.

Desglosó que cuando se habla de desplazados por el cambio climático esto es vinculado a los efectos que provoca en zonas como el corredor seco en el país centroamericano.

Muchos de los afectados, en su mayoría dedicados a las actividades de pesca, se desplazan en primera instancia dentro de sus propias comunidades y luego terminan migrando.

Esta realidad se ha acentuado más con el paso de las tormentas tropicales Eta e Iota, así como la pandemia por la COVID-19, acotó.

Zonas vulnerables

FIAN ha logrado identificar en las zonas de estudio, que más del 80% del territorio es zona vulnerable, apuntó Pineda.

Deslizamientos, altas marejadas e inundaciones son parte de la problemática que enfrentan las comunidades dentro de estas zonas vulnerables, subrayó.

Acto seguido caviló que si se habla de más del 80 % del territorio vulnerable esto marca a un alto porcentaje de la población que se encuentra en condiciones de exposición a los eventos climáticos como la destrucción de viviendas, poca disponibilidad de alimentos y poco acceso a servicios básicos como agua, entre otros.

Replantear la visión

Ante el diagnóstico, FIAN recomienda replantear la visión del sistema nacional de gestión de riesgo el cual actualmente se enfoca más a la asistencia inmediata que a la prevención.

Arguyó que ya se sabe que todos los años se suscitan inundaciones, entonces se debe prevenir esta situación y no activar el sistema nacional de gestión de riesgo una vez existen consecuencias.

El sistema debe tener otra visión y debe ser enfocado hacia los derechos humanos, zanjó la entrevistada.

Además, las autoridades deben tener la claridad de cuál va a ser el comportamiento del mar a corto y mediano plazo.

Archivo / Proceso Digital.

Escenario nada alentador

Si no se toman medidas inmediatas, el primer efecto será la migración de las familias y el desplazamiento de la población en zonas vulnerables.

“Eso va a significar más expulsión de hondureños fuera de nuestras fronteras, lo que también va a implicar conflictividad social”, exteriorizó la secretaria de FIAN Honduras.

Tanto la migración y el desplazamiento de las personas afectadas por el crecimiento del mar provocará una mayor disputa por el acceso a la vivienda y tierra.

En resumen, toda la problemática se traduce en aumento de la pobreza en Honduras, concluyó. (RO)

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