El «fondo» del asunto

Por: Julio Raudales

En mis artículos anteriores hice un recuento de la relación que a lo largo de los últimos 60 años ha tenido nuestro país con el FMI, esto a propósito de la aceptación por parte del directorio de este organismo, del programa macroeconómico que las autoridades presentaron con miras a estabilizar los desajustes que históricamente se han venido dando en Honduras.

Creo que vale la pena aclarar a la opinión pública sobre algunas aseveraciones que se han vertido, motivadas quizás por el frenesí que este hito del actual gobierno causó en algunas de las autoridades. Por ejemplo, se dijo con alguna ligereza, que es la primera vez que Honduras logra un acuerdo con este organismo en los últimos 8 años, cosa que no es cierta, ya que luego del PRGF firmado en 2004 durante el gobierno del Presidente Maduro y que fuera el único que se culminó con éxito, se firmó un acuerdo Stand By o de Contingencia a mediados del 2008 y después de la crisis política, se firmó en el mes de octubre del 2010, siendo este el acuerdo que más rápidamente se ha alcanzado con una administración entrante en los últimos 20 años.

Tampoco es tan cierto que la firma de este acuerdo trae fondos frescos para nuestro país por parte del FMI. Honduras podrá, de ser necesario, acceder a aproximadamente unos US$ 188.0 millones, que son el total de su cuota de aportaciones, pero no habrá financiamiento adicional, debido a que la naturaleza del acuerdo (Stand By) así lo estipula. Vale la pena decir que el mismo sí abre la puerta para la obtención de recursos de «Apoyo Presupuestario» o financiamiento directo al gobierno por parte del BM, el BID, el BCIE y otros organismos multilaterales, bilaterales y bancos privados, siempre que sea necesario.

De cualquier manera, creo que la firma de un acuerdo con el FMI puede entenderse como un «logro». -Pongo esta palabra entrecomillada, debido a que a lo largo de los últimos 25 años he escuchado y leído opiniones divididas con respecto a los resultados obtenidos por muchos países al seguir los consejos de este organismo financiero. Por ejemplo, el Premio Nobel Jose Stiglitz ha señalado de manera taxativa los errores que a su juicio el FMI ha cometido, sobre todo en su asesoría a los países en desarrollo- También personajes importantes de la política internacional, no necesariamente de izquierda, como el Papa Juan Pablo II, Ángela Merkel y otros, han criticado acremente las políticas desarrolladas por el denominado «Consenso de Washington».

Pero más allá de todo, mi opinión es que un acuerdo como el recientemente firmado, genera confianza tanto a nivel interno como externo, sobre todo si consideramos las circunstancias actuales de nuestro país. Todas las caracterizaciones rigurosas de la economía hondureña demuestran que su crecimiento está fuertemente ligado al sector externo y en ese sentido las cosas parecen irse enrumbando: La caída libre en los precios del petróleo (que esta vez parece ser duradera), la mejora en los precios del café y los movimientos de capitales desde los países desarrollados hacia Latinoamérica, parecen indicar que por ahora el viento está a nuestro favor. Aquí la clave será aprovechar esta pleamar para asegurar el crecimiento futuro.

Es decir, el fondo del asunto no es firmar un acuerdo con el FMI, esto lo han hecho todas las administraciones anteriores y prácticamente no nos ha servido de nada, lo que hay que aprovechar es la coyuntura favorable, para que esta vez sí se aproveche la confianza que dicha firma genera. Tal y como lo establece el artículo IV del convenio constitutivo del FMI, lo importante es que tanto la política monetaria (crédito, tasa de interés y manejo cambiario), como la política fiscal (tributos, gasto público y endeudamiento), afecten en lo mínimo las decisiones económicas de los agentes (trabajadores y empresarios) y así el crecimiento pueda transformarse en bienestar para todos y todas.

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