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El día del juicio final

Por: Pedro Gómez Nieto

Se trata de una expresión escatológica. La Escatología es la parte de la Teología que estudia el destino de la humanidad y del propio Universo. “Cuando venga el Hijo del Hombre en su gloria con todos sus ángeles, todas las naciones se reunirán delante de él, y separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos”, Mateo 25,31. Preocupados por el fin del mundo para cada uno llega cuando la vida física termina en este universo material.

Dimensiones como la materia, la gravedad inherente, el espacio, y el tiempo que referencia la materia en el espacio, son finitas, cuantificables por concepto. Si las dimensiones implican magnitudes medibles en un Universo físico, éste no puede ser infinito porque nada físico lo es. La materia determina el espacio que la contiene, no siendo infinita (teoría del Big Bang) el espacio tampoco. Solo puede ser infinita la eternidad en un universo inmaterial, espiritual.

La eternidad no es una dimensión, es un estado. No es la suma de tiempo indefinidamente, sino lo contrario, su ausencia. No puede tener principio ni fin, simplemente la eternidad es. “Yo soy el que soy”, Éxodo 3,14. Solo Dios es la eternidad perfecta. Cuando morimos, el espíritu, sin estar sometido al espacio ni al tiempo, se sitúa en estado “presente”, regresando al origen, al Creador, a quien San Agustín calificó como “el presente continuo”. Seremos justificados ante el Padre, por nuestro valedor, Jesús, el Hijo, quien asumió la condición humana -excepto el pecado- para sacrificarse por nuestras limitaciones en una muerte de cruz.

Para la política hondureña llega el Apocalipsis (revelación), el día del juicio, el que se celebra en una Corte de NY. El desfile de actores de esta narconovela ha evidenciado que la sociedad hondureña lleva 15 años permeada por la narcoactividad. Escuchamos a diputados de Libre hondear la bandera de la pureza, pero la DEA maneja información sobre narcoactividad desde el gobierno liberal de “Mel”. Para la oposición en NY no se juzga a Tony Hernández sino a JOH, a quien Nasralla, irrespetando la presunción de inocencia y la dignidad humana, lo insulta llamándolo jefe del cartel «Hernández-Alvarado». No le pidan pruebas, siempre las pruebas las tienen otros, el solo “copia, magnifica y pega” basura para mantenerse políticamente en los medios.

Decía el premio nobel Jacinto Benavente: Dios castiga en los hijos las culpas de los padres, porque sabe que no hay mayor dolor para los padres que el dolor de los hijos». Para una familia, esa reflexión sobre culpa y dolor es compartida por los hermanos. Aplicando la profecía autocumplida: “No importa que algo sea mentira, o que no se pueda probar, importa que el rebaño crea que es verdad (percepción), para que obre en consecuencia”. Declarado Tony culpable, los tribunales mediáticos ya juzgaron y condenaron a su hermano.

En Inteligencia se analizan siempre tres escenarios, uno es el “Cisne Negro”. (Proceso Digital 27.04.2017). ¿Qué pasaría si Tony es declarado “no culpable”? Los doce miembros de un “jurado de iguales”, deben emitir un fallo por unanimidad. Pero si un solo miembro presenta una duda razonable, Tony será declarado “no culpable”, no pudiendo recurrirse el fallo.

Analicemos: «Los narcotestigos están motivados para hacer declaraciones, preparadas previamente con la fiscalía, a cambio de beneficios penitenciarios; los testimonios no se acompañan con pruebas de convicción; hay contaminación en la cadena de custodia; los narcoasesinos se vengan del gobierno que implementó el marco legal para sus detenciones y enajenación de bienes; la DEA coacciona a narcotraficantes para que durante sus actividades delictivas, en suelo hondureño, recopilen pruebas incriminatorias de terceras personas, técnicamente induciendo al delito(Proceso Digital 20.03.2017). En definitiva, existe la duda razonable de una conspiración.

Desde la Plataforma de conspiradores los próceres siameses llaman a la insurrección. Es la última oportunidad para asaltar el poder sin pasar por las urnas. Incluso Nasralla convoca a las bases de Libre, olvidando que Carlos Reina le llamó “cobarde” por traicionarles cuando abandonó a “Mel” y la Alianza. «Si “Mel” quiere esperar que espere, el pueblo no espera», locutorea. ¿Cuál pueblo? ¿A caso creen que el pueblo de Libre, del liberalismo “oscuro” que desprecia el honesto OZ, o del nacionalismo granítico, les entregaran la banda presidencial?

“Quien ignora la verdad es un iluso, pero quien conociéndola la llama mentira es un delincuente”. -Bertolt Brecht-

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