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El comportamiento caótico de un sistema político

Por: Armando Euceda

Una vez más se ha producido una bifurcación en un sistema político, esta vez el estadounidense. Como en el poema de Frost, el pueblo escogió el camino menos recorrido y al hacerlo dejó al mundo atónito.

Primero en una campaña interna el pueblo lanzó al cesto de la basura al establishment político Republicano y luego -en una noche impredecible, que deja sin credibilidad y empleo a firmas encuestadoras y analistas políticos de todos los colores, olores y sabores- descalificó en las urnas a la corte celestial Demócrata. Eligió como su presidente a un outsider de Washington y de las cortes políticas mundiales.

Y, lo más expectante, el elegido -como en el poema Ajedrez de Borges-les mostró a los políticos criollos y del orbe que, si bien su campaña política había nacido con la fuerza del débil aleteo de las alas de una mariposa, estaba produciendo -por las reglas del azar y la incertidumbre, dirían los teóricos del caos-  una tormenta en Washington que era producto del desagrado al severo ámbito en el que a lo largo de la historia se han odiados y repartido el pastel del poder dos colores políticos.

No, el pueblo no ha elegido a un socialista con agenda verde o amor incondicional a todo tipo de derechos humanos. Tampoco a un conservador político militante que se golpea el pecho repitiendo la frase eterna “Señor Jesucristo ten piedad de mí”.

El futuro presidente de EU es -caracterizado por la prensa, según su comportamiento de campaña- un hombre “desagradable, pegajoso y vulgar”  que en sus negocios muestra las características de un estafador de corbata fina, de esos que conocen el laberinto legal y que por años ha dejado al recolector de los impuestos con las manos vacías.

Es un hombre cuyas palabras y acciones, dice la prensa de su país, lo retratan como racista. Además, en un país que en los últimos años está sufriendo el racismo a flor de piel, nunca ha ocultado su desprecio por los migrantes, particularmente los mexicanos. Y en los temas religiosos la historia es igual.

 Ha elegido a un hombre pragmático que le repitió a sus compatriotas que “primero es el imperio, segundo el imperio y por último el imperio”; luego, con los otros, los que vivimos en otras latitudes, se debe negociar siempre y cuando con él repitan el credo anterior.

Y vuelvo al Ajedrez del inmortal argentino. Trump anunció que en su tablero político mundial los “peones agresores” serán solo peones (conservadores o populistas, como en nuestra región) pero que el imperio tiene su “armada reina” que se encargará de que repitamos su credo.

Pero no todo se decidió en esta elección. Hay un club de ajedrez que también juega a su manera y no hay un solo imperio en el mundo. El nuevo presidente será prisionero “de otro tablero de negras noches y de blancos días.” Esos clubes también tienen “encarnizadas reinas” y “buscan y libran sus propias batallas armadas” y están acostumbrados a gobernar su destino.

Una sola mueca me sale mientras termino de escribir este artículo.

El elegido por los estadounidenses, al referirse a las drogas y a la migración dijo: “ la gente emigra de esos países [centroamericanos] por que sus gobernantes son corruptos y allí no hay oportunidades. Nos vamos a deshacer de ellos y las cosas cambiarán.” Lo que ignora es que en nuestras latitudes, estos saben de darwinismo político y se adaptan para sobrevivir. Solo falta que el elegido sea, además de desagradable, ingenuo en darwinismo tercermundista.

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