El Aceituno, comunidad marcada por la migración de la mitad de sus habitantes que escapan de la pobreza

El Aceituno, Valle – Ubicada a 132 kilómetros de la capital de Honduras, y con un poco más de 60 casas la aldea El Aceituno es uno de los lugares que más ha sido marcado por el flujo de migratorio de hondureños en los últimos años.

-De acuerdo a cifras del Centro de Atención de Migrantes Retornados (CAMR) hasta la fecha 52 mil 880 hondureños han sido deportados tanto por la vía aérea como terrestre.

-Habitantes de El Aceituno deben trasladarse hasta la aldea vecina de El Cubulero para acceder a servicios de salud y otros como servicios bancarios.

Con las cosechas perdidas y con las escasas oportunidades de empleo sin contar la inaccesibilidad del lugar, los habitantes de esa pequeña aldea perteneciente al municipio de Alianza en el departamento de Valle, sur de Honduras, coinciden que se pueden superar al emigrar hacia Estados Unidos, algo que ha hecho prácticamente la mitad de los lugareños.

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Ante este hecho Proceso Digital y su web especializado en temas migratorios, Departamento 19, se trasladó hasta este sector que practicante colinda con la línea fronteriza de El Salvador constando en primera instancia la dificultad de acceso al lugar por sus calles de tierra en mal estado y en segundo lugar el contraste en la construcción de sus viviendas.

Mientras algunas casas están construidas de adobes (bloques de tierra), otras muestras sofisticados diseños que solo son posibles a los bolsillos de las familias que muestran una condición económica estable, pese a vivir en uno de los países más pobres de la región.

«Mi hermano emigró»

Heidy-Melissa-Hernandez-2Al llegar a El Aceituno, el equipo de producción de este medio de comunicación conoció a Heidy Melisa Hernández, de 59 años de edad, quien como muchos de los lugareños utiliza una bicicleta para transportarse en el perímetro de la aldea.

Hernández contó que toda su vida ha vivido, junto a su familia, en esa comunidad y ha visto como casi a diario hombres, mujeres, y niños emprenden el peligroso viaje hacia EE.UU.

Nada indiferente al tema migratorio reveló que su hermano emigró hacía la tierra del «sueño americano» hace trece años, momento difícil para su familia que con la desintegración se convierte en una de las miles que son separadas por la necesidad y algunos de los casos obligados de emigrar.

«La mayoría de los habitantes de El Aceituno se han ido para EE.UU.» aseguró, mientras aún permanecía sobre su medio de transporte, la bicicleta la cuál utiliza aún debajo de la lluvia, como fue el caso del día de la entrevista.

Compartió que los pobladores se dedican a trabajar en camaroneras, la venta de la lotería y al cultivo, el cual se ha perdido en varias ocasiones en los últimos años debido al clima, por lo cual cada vez menos personas se dedican a la siembra.

«Mi esposo emigró»

elba-Dominga-Guevara-4Habitante de una casa de adobes, con solo medio piso construido y con un techo improvisado, doña Elba Domínguez Guevara, de 46 años, comentó que su esposo emprendió la ruta migratoria pero como mucho fue deportado.

Ahora ve esperanza en la ayuda que sus cinco hijos le puedan brindar para poder construir su casa, aunque afirma a ninguno dejaría ir porque ha escuchado historias macabras sobre quienes fracasan en el intento de llegar a la nación norteamericana.

«A mis hijos no los dejo ir, mejor ando trabajando yo aunque sea lavando ajeno», dijo de forma enérgica al ser abordada sobre este medio de comunicación sobre cómo le ha cambiado la vida la migración de sus familiares.

Con los servicios domésticos, actividad a la que se dedica, confesó solo ganar mil 500 lempiras mensuales con los cuales da de comer a sus hijos que aunque algunos ya son mayores de edad no han logrado conseguir un empleo.

Con su mano y gestos faciales señalando las casas recién construidas dijo «aquí los que sufren son los que no tienen familiares en EEUU».

En cuanto a su esposo se limitó a decir fue deportado luego de permanecer varios meses en varias cárceles de México.

«Mi hijo emigró»

German-Reyes-SurPor su parte, don Germán Aguilera de 56 años y padre de tres hijos compartió que uno de ellos emprendió la ruta migratoria hace doce años y como pocos logró cruzar la frontera estadounidense sin sufrir incidentes mayores durante el trayecto.

Tras residir más de 40 años en El Aceituno concluye que son los jóvenes, en su ambición, quienes más emprenden la travesía.

A su criterio dice que hay que tener «fichitas» para hacer el viaje. «Ahora el que tiene dinero es el que emigra», añade.

Resaltando lo sano del lugar, apostilla que los jóvenes de El Aceituno no suelen tener vicios y es por la falta de un empleo que deciden emigrar, como es el caso de su hijo.

En cuanto a las necesidades principales de la aldea, afirmó que necesitan abonos para sus cosechas y proyectos de irrigación para no perder las mismas.

Aunque de oficio albañil y motivado por la falta de empleo han decidido dedicar sus terrenos a la siembra de maíz, el cual espera no perder como le ha pasado a varios pobladores de ese sector.

Según los comentarios de quienes han emigrado y han sido capturados y deportados dice que en la actualidad «está dura» la ida al norte.

Pobreza, causa de emigración

Celzomina-Santos-1Preparando las tortillas para el almuerzo de ese día, doña Celsomina Santos de 57 años resaltó el valor que tienen «las pocas fichitas» o remesas que su nieto, quien hace dos años emprendió el viaje, le envía cada mes.

También reveló tener un hermano en la unión americana, quienes en conjunto le envían 200 dólares mensuales, «cuando -ellos-tienen trabajo».

«Esas remesitas nos ayudan», expresó mientras volteaba una tortilla que alcanzaba su punto de cocción en un amplio comal sujetado a la parte de un tradicional fogón construido con tierra, agua y cal.

En su análisis, como matriarca de su familia, arguyó que la pobreza es el principal factor por lo que la gente de El Aceituno ha emprendió y emprende la ruta migratoria.

Sin dejar sus labores domesticas de lado, recordó que toda su vida ha vivido en El Aceituno, donde ha visto a innumerables personas emprender la ruta migratoria; «unos llegan, otros fracasan y otros son deportados».

Resignada por su economía, recomendó al igual que todos los entrevistados no emprender el peligroso viaje. No obstante aseguró son cosas inevitables casi en todas las familias, al menos las de esa aldea sureña.

«Yo emigré»

Agustin-Aguilera-Reyes--1Recorriendo las calles y estrechos callejones de esta aldea, este medio de comunicación conoció el testimonio de Agustín Reyes, de 51 años, quien en este año decidió viajar de forma irregular acompañado de un «coyote» -traficante de personas- hacia EE.UU. donde espera reunirse con un hermano, quien financió el viaje.

«El coyote me cobró seis mil dólares y pase 42 días viajando hasta que llegue a la frontera de México con EE.UU. donde me detuvieron», narró.

A renglón seguido explicó que nunca conoció o miró al coyote, «a uno solo le dicen que allí va entre el grupo o en el bus que aborda pero nunca lo conoce».

Indicó que su objetivo era llegar a la nación norteamericana para trabajar y ahorrar para poder construir su casa, que muchas en ese sector son de adobes fabricados por sus propias manos.

Aún con cierto enojo, comentó que su paso por Guatemala fue fácil, no así por México donde fue despojado del poco dinero que llevaba por las propias autoridades.

«El dinero me lo quitaron los policías mexicanos», denunció, al tiempo que dijo que siempre tuvo claro regresar a su país una vez cumplido su objetivo.

Por hacer el viaje al coyote que le acompañaba se le entregó 4 mil dólares más 2 mil que serían entregados una vez llegara al país del sueño americano.

Como eso no fue posible se le pidió regresar el dinero pero aunque fueron contratados abogados para dicha acción solo se logró recuperar 2 mil dólares.

Tras ser arrestado fue traslado a varias cárceles en México hasta que finalmente fue deportado a Honduras.

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