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De México a Centroamérica, Washington intensifica guerra al narco

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Tegucigalpa.- La estrategia antidroga para Centroamérica por parte de Washington va en serio. Integrantes de la agencia estadounidense antinarcóticos (DEA, por sus siglas en inglés), han estado presentes en los últimos golpes a los carteles de la droga que operan en el istmo centroamericano desde Costa Rica, Guatemala y Honduras. A estos golpes se ha sumado también Nicaragua, cuyas acciones han sido propiamente de los cuerpos de seguridad nacionales.
 

En Honduras destaca la incautación de miles de kilos de droga en cuatro meses, más de seis mil kilos de cocaína dicen las autoridades, en tanto en Guatemala los golpes son la desarticulación de bandas, entre ellas el cartel mexicano de Los Zetas, donde 17 de sus miembros están yendo a juicio al ser capturados en una fiesta, mientras otros están a la espera de procesos y este viernes el presidente guatemalteco, Otto Pérez, inauguró dos nuevas brigadas de Operaciones de Selva en la región del Petén, controlada por la narcoactividad.

Cada brigada está conformada por 500 nuevos efectivos de seguridad y de acuerdo Pérez a fines de año, otras dos serán instaladas en zonas que se consideran dominadas por el cartel mexicano de Los Zetas.

Guatemala también ha efectuado un par de extradiciones de presuntos narcotraficantes a Estados Unidos, que en el último año ha enviado constantes avanzadas de altos funcionarios diplomáticos y militares a América Central anunciando una nueva política contra el crimen transnacional que abarca no sólo al narcotráfico.

Golpes regionales en 24 horas

24 horas antes de la incautación de cocaína en Honduras y la instalación en Guatemala de dos brigadas contra el narcotráfico, Costa Rica anunciaba la tarde-noche del jueves la captura de uno de los capos del cartel mexicano de “El Golfo”, rival de Los Zetas y del cartel de Sinaloa, todos operando en México.

Se trata de Juan Manuel García Hernández, alias “El Güero” y a quien identifican como el jefe de operaciones del Cartel del Golfo para Centroamérica. García Hernández era buscado por la DEA y se dice que este presunto narcotraficante era el responsable de “articular” y “supervisar” envíos de cocaína desde Colombia hasta México, “atravesando por tierra toda Centroamérica en camiones”.

“García Hernández viajaba frecuentemente por Centroamérica solo. Era un sujeto muy escurridizo, de perfil bajo, con técnicas bastante avanzadas de vigilancia y contra vigilancia. No llamaba la atención y no permanecía mucho tiempo en un lugar”, explicaron las autoridades costarricenses.

Si San José anunciaba este tipo de golpes en colaboración con la DEA, Nicaragua no se queda atrás. Sus autoridades han dado evidencias en los últimos dos meses de no dar tregua al narcotráfico, siendo uno de esos golpes la captura del empresario Henry Fariñas, implicado en el asesinato del cantautor argentino, Facundo Cabral.

A Fariñas se le liga con el capo conocido Alejandro Jiménez, alias “El Palidejo”, quien se presume es el autor intelectual de la muerte de Cabral y está siendo enjuiciado en Guatemala, pero el 30 de julio también Managua le abrirá otro juicio por los delitos de lavado, narcotráfico y crimen organizado. Fariñas y Jiménez trabajan presuntamente para una banda de narcotraficantes colombiana con nexos con el cartel mexicano de la Familia Michoacana.

En Managua, a medida que escudriñan sobre las actividades del empresario Henry Fariñas, con conexiones también en Guatemala, descubren nuevos detalles que llevan a altas esferas del poder judicial y policial nicaragüense, según reportan los medios de ese país centroamericano.

En esa cadena de golpes a la narcoactividad, las autoridades nicaragüenses desarticularon hace una semana una célula de una presunta banda de narcotraficantes que operaba entre Honduras y Panamá. La operación de captura se denominó “Dique” y de acuerdo a la directora de Auxilio Judicial de la Policía de Managua, Glenda Zavala, en la misma cayeron 19 nicaragüenses, entre ellos un adolescente, que trabajan en Honduras con un capo al que ellos identificaron.

Se estima que el 90% de la droga procedente de Suramérica con destino a Estados Unidos pasa por el triángulo norte centroamericano que lo componen Honduras, El Salvador y Guatemala.


Operación Yunque

Pero todo indica que en las últimas cinco semanas, toda la región centroamericana ha entrado a una dinámica de intensificar—de la mano de Washington—su guerra contra las drogas. En el caso de los países centroamericanos—a excepción de Nicaragua—los operativos de la DEA de incautación de drogas se denominan “Yunque”, que por ahora muestran satisfacciones entre ambos gobiernos por los resultados que se obtienen.

En el caso hondureño, el comisionado nacional de los derechos humanos, Ramón Custodio, fue claro al advertir que Honduras había entrado a una nueva fase en la lucha contra el narcotráfico a nivel de intercepción y posterior derribo de avionetas.

En menos de dos semanas, tres avionetas que se presume transportaban drogas han sido derribadas en operativos conjuntos con la policía y la DEA, mientras las Fuerzas Armadas hacen sus propias actividades al respecto, según sus autoridades.

En cuatro meses, según el general René Osorio Canales, se ha logrado incautar en el país miles de kilos de cocaína, una cantidad impensable en los últimos cinco años. El centro de la focalización de esta lucha contra la narcoactividad ha sido la costa atlántica que abarca Colón y La Mosquitia.

En La Mosquitia, frontera marítima y terrestre con Nicaragua, la lucha ha sido intensa y hasta desigual. Se reportan las primeras víctimas, presuntamente inocentes, en un operativo en donde se ha visto involucrada la DEA, pero también se habla de comunidades enteras al servicio de los capos de la droga que se han enfrentado a la autoridad, incluso se habla, sin confirmación oficial alguna, de bajas de uniformado

Olancho y La Mosquita, por ahora

Otra de las zonas en donde se perfila que la estrategia antidrogas de Washington se está acentuando también en el país, aparte de La Mosquitia, es la región de Olancho, en donde se han incautado también otras cantidades de droga, tras el estrellamiento de avionetas en horas de la madrugada por razones aún no tan claras.

Solo en el 2011, las autoridades hondureñas reportan un decomiso de droga de 21 toneladas de pasta blanca, un indicador de que esta nación hace tiempo dejó de ser puente de la droga para volverse una zona en donde se consume, se trafica y se brindan otro tipo de servicios de la narcoactividad.

Honduras, junto al resto de los países centroamericanos, es un punto geoestratégico para Washington en su política de evitar que la virulencia del narcotráfico entre con igual o mayor fuerza en su país. México es el principal frente de contención en su frontera, pero ahora, parece que también Centroamérica cobrará vital importancia, para no perder el control en una zona que cada vez se vuelve más insegura, sin resolver sus problemas estructurales y con un competidor inesperado para los Estados: los capos de la droga que resuelven necesidades nunca abordadas por los gobiernos centroamericanos, dándoles así—a criterio de expertos—una especie de “legitimación” social peligrosa.

Mientras del lado mexicano se está a la espera de cuál será el giro—si lo hay—que hará el gobierno del presidente electo, Enrique Peña Nieto, a la guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado, es claro que en el caso de América Central, Washington ha entrado en una nueva fase para esta región en su guerra contra los capos.



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