
Tegucigalpa. – La Curva de Phillips ayuda a los responsables de la política económica a equilibrar objetivos de estabilidad de precios y pleno empleo, mientras que la Ley de Okun, permite estimar el costo en producción de subidas o bajadas del desempleo, ayudando a orientar políticas de crecimiento económico.
La curva de Phillips describe la relación inversa (Negativa) que suele observarse, al menos en el corto plazo, entre la tasa de desempleo y la tasa de inflación: cuando el desempleo baja, la inflación tiende a subir, y viceversa. En sus versiones modernas incorpora además las expectativas de inflación, de modo que la pendiente y estabilidad de ese “trade-off” dependen de cómo los agentes ajustan sus previsiones.
A continuación se resumen varias investigaciones (clásicas y más recientes) en las que la relación inversa entre inflación y desempleo (la “curva de Phillips”) se ha observado empíricamente:
1) Estudios clásicos en Estados Unidos. Samuelson & Solow (1960)
El trabajo fundacional que documentó, para la economía estadounidense de los años 1948–1958, una relación estable entre tasas de desempleo bajas y tasas de inflación altas, y viceversa. Staiger, Stock & Watson (1997)
Reexaminan la curva de Phillips en EE.UU. sobre el período 1960–1996. Hallaron que, aunque la relación de corto plazo sigue presente, su pendiente se ha ido aplanando en las últimas décadas, especialmente tras las grandes alzas petroleras y cambios en las expectativas de inflación.
2) Evidencia en Europa. Blanchard & Galí (2010): Analizan 14 países de la eurozona entre 1990 y 2007. Con un modelo “híbrido” (que incorpora expectativas racionales) confirman que, a corto plazo, un aumento del desempleo de 1 punto porcentual (p.p.) reduce la inflación de salarios en alrededor de 0,5 p.p. Christoffel, Coenen & Warne (2008, ECB Working Paper): Usando datos de la Eurozona 1990–2006, encuentran una curva de Phillips con pendiente negativa moderada, aunque sensible al régimen de metas de inflación implantado tras 1998.
3) América Latina. Carare (2002): En un estudio sobre Honduras (1980-2000), documenta que la curva de Phillips “tradicional” se cumple en dos subperíodos: 1980–1986 y 1993–1999. En el intermedio (crisis de la deuda y ajustes estructurales) la relación se debilitó. Cardoso & Ferrari (2004): Para Brasil (1980–2002) hallan una curva de Phillips de corto plazo bastante pronunciada (cerca de −0,8 p.p. de inflación por cada p.p. de desempleo), aunque con fuerte integración en expectativas adaptativas.
4) Estudios de expectativas e “híbridos”. Gali & Gertler (1999): Introducen un modelo Neokeynesiano con expectativas racionales donde la curva de Phillips combina inflación pasada y brecha del producto; confirman en EE.UU. (1968–1995) que ambas variables contribuyen al comportamiento inflacionario. Fuhrer & Moore (1995): En EE.UU. (1968–1991) estiman una “curva de Phillips” con inflación rezagada y desempleo real, mostrando que la inercia inflacionaria (dependencia de precios pasados) es clave para explicar la persistencia.
5) Evidencia microeconómica. Aaronson y otros (2004): A nivel de empresa en EE.UU., encuentran que las variaciones de desempleo local afectan las subidas salariales de los trabajadores más que las de alta cualificación, sugiriendo una “curva de Phillips” diferenciada por segmento de mercado laboral. Blanchflower & Oswald (1994): Con datos de encuestas de expectativas salariales en Reino Unido y EE.UU., muestran que los trabajadores ajustan sus demandas de salario ante cambios en el desempleo local, reforzando el vínculo inflacionario.
Conclusión: La evidencia empírica apunta a que sí existe una relación negativa (Inversa) entre desempleo e inflación: 1) Más clara en el corto plazo, con pendientes variables según el país, el período y las instituciones de política monetaria. 2) Con mayor inercia (inflación pasada) y un componente de expectativas, que suaviza pero no elimina la curva. 3) Con hondas diferencias regionales, especialmente en economías emergentes, donde crisis externas y ajustes estructurales pueden debilitar temporalmente la relación.
En casi todos los estudios, la curva de Phillips sigue siendo una herramienta útil para trazar la trayectoria de la inflación a corto plazo, siempre que se incorpore adecuadamente la formación de expectativas.
A lo largo de más de seis décadas, numerosos estudios han validado empíricamente la Ley de Okun en distintas economías y periodos. A continuación se describen algunos de los más influyentes:
1) Okun (1962). Contexto y muestra: Estados Unidos, 1947–1960 (series trimestrales). Hallazgos: Okun observó que cada aumento de 1 punto porcentual en la tasa de desempleo se asociaba con una caída de aproximadamente 3% en el PIB real. Esta estimación sentó las bases de la forma diferencial ΔY=−β Δu, donde ΔY es la variación porcentual del PIB real; Δu es el cambio de la tasa de desempleo medido en porcentajes; β es el coeficiente de Okun, que normalmente toma el valor de 2 al 3, y cuyo signo negativo indica una relación inversa.
2) Ball, Mankiw & Summers (1988). Objetivo: Comparar la robustez de la Ley de Okun antes y después de la Gran Depresión y la posguerra. Metodología: Análisis de series de tiempo para EE.UU. y Reino Unido, incluyendo datos de los años treinta. Resultados: Confirmaron una relación estable, aunque detectaron que β\beta tiende a ser menor en crisis profundas (≈2) y más alto en expansiones normales (≈3).
3) Bayoumi & Eichengreen (1994). Alcance: Panel con 19 economías avanzadas (1960–1990). Aportación: Usaron estimadores de efectos fijos para aislar choques comunes. Conclusión: La elasticidad desempleo-PIB (β\beta) varió entre 1.5 y 3 según el país, reflejando diferencias en rigideces del mercado laboral y en la estructura productiva.
4) Lee (2000). Diseño: Estudio panel con datos de 24 países OCDE (1960–1997). Innovación: Introdujo controles por ciclo económico (brecha del PIB). Hallazgo clave: Una “Ley de Okun extendida” que funciona mejor si se corrige por desviaciones cíclicas y cambios en la participación laboral.
5) Knotek (2007, Fed Kansas City). Propósito: Revisión crítica de las diferentes especificaciones de Okun. Método: Comparó modelos con y sin tendencia en PIB potencial, y con variables retrasadas. Conclusiones: Recomendó usar especificaciones en brecha para mejorar estabilidad de β\beta, dando cifras centrales de 1.8–2.2 para EE.UU.
6) Estudios recientes en economías emergentes. Ribeiro & Santos (2016) en Brasil (1995–2014):Estimaron β≈2.4\beta\approx2.4 trimestral, ajustando por subempleo y participación. Arango & Nadiri (2020) en México (2000–2018):Encontraron β\beta inferior a 2, atribuyéndolo a mercados informales y variaciones en horas trabajadas.
Principales lecciones empíricas. 1) Variación de β\beta: Depende de rigideces laborales, tamaño del sector informal y política económica. 2) Especificación del modelo: Formular la Ley en términos de brechas (PIB vs. potencial) suele mejorar la estabilidad y el poder explicativo. Horizonte temporal: Para choques agudos (recesiones profundas) la relación se “debilita” temporalmente, recuperándose en fases de crecimiento. Ciclo mundial: En estudios panel se identifica un componente global que refuerza la sincronización de β\beta entre países.
En conjunto, las investigaciones confirman que la Ley de Okun es un instrumento empírico robusto para estimar el costo en producción de variaciones del desempleo, siempre que se ajuste la especificación y se reconozcan las particularidades de cada economía.