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Cuaderno de bitácora de políticos agnotológicos.

Por: Pedro Gómez Nieto

La bitácora es el nombre de un mueble que los antiguos barcos de madera llevaban inmovilizado en el puente de mando.

En su encimera portaba la “aguja náutica”, mostrando el norte magnético. Habida cuenta que el puente de mando era descubierto, a merced de las inclemencias del tiempo, la bitácora contaba con un compartimento estanco que protegía un cuaderno de anotaciones, el diario de navegación. Con el paso del tiempo al cuaderno se le nombró por el lugar donde se guardaba. Numerosas profesiones y trabajos siguen llevando un control de sus actividades con el apoyo del cuaderno de bitácora, que el tsunami de la tecnología permite digitalizar y trabajarlo con aplicaciones informáticas.

Desconozco si los líderes políticos, que representan a cada partido y son su banderín de enganche, tienen contratado un “bitacorero” (neologismo), responsable de registrar lo que dicen en los medios y redes sociales, para detectar divergencias, incoherencias, y corregirlas para pulir el perfil y la imagen. Escuchando lo que nuestros próceres dicen, redicen, desdicen, contradicen, y maldicen, es seguro que el dinero de la deuda política no les ajusta para contratar un pendolista bitacorero, ocupándose del asunto personalmente. Dinero que aceptan sin ascos, procedente de un gobierno que llaman “dictador” y quieren derrocar. ¡Uf! En política nada es verdad o mentira, sino todo lo contrario.

Rafael Alegría, en 30/30, defiende que Libre, junto con el gobierno de JOH, esté realizando “las reformas electorales democráticas, participativas, incluyentes, transparentes y de legitimidad”, obteniendo cuotas de poder en el RNP, Consejo Nacional Electoral, y Tribunal de Justicia Electoral. Repentinamente se cortocircuita, agarra una Constitución y despotrica sobre el derecho del pueblo a la insurrección contra un gobierno usurpador. ¿Qué le pasó? Sencillamente se protegió para evitar que la manada percibiera que confraterniza con el enemigo. “Mel” alumbra la estrategia: “No debe bajarse la guardia en el CN, ni dejar de luchar en las calles hasta alcanzar todas las reformas, y exigir la salida de JOH.” El ideario chavista catracho no concibe otro tipo de lucha que no sea en las calles. En Venezuela, ese bumerán le regresa con virulencia a Maduro cumpliéndose el dicho: “donde las dan las toman”.

Políticos fracasados de discurso hueco, agarrados a cualquier adjetivo para justificar la sinrazón. Colocan los labios hacia afuera cual “u” de canuto, y repiten: “uuusurpador”, autogenerando dopamina para combatir la frustración. Usurpar, según la RAE, es apoderarse con violencia o intimidación de un derecho ajeno. El artículo 3 constitucional no tiene asidero legal para justificar la insurrección, porque la presidencia proviene de unos comicios donde participaron voluntariamente y pensaban ganar. Una semana antes de las votaciones Orlando Zelaya se ufanaba porque encabezaba las encuestas por siete puntos. Necesitamos un neologismo para bautizar la agnotología política que padecen. La Agnotología es la ciencia que estudia la ignorancia, cómo se genera y se asienta en un grupo social determinado.

La pasada semana los conspiradores de la Plataforma utilizaban las redes convocando al pueblo a las protestas callejeras… “Basta de impunidad. Libertad para los presos políticos. Plantón lunes y martes frente al MP”. Tras la debacle sufrida Orlando Zelaya tuitea: “Que el mundo sepa del rechazo generalizado a JOH… seguiremos nuestra lucha…” ¿Cuál mundo? ¿Cuál rechazo generalizado? Los hechos y su accionar muestran su falta de liderazgo. Un líder que, parapetado en sus principios y convicciones, está llevando al Partido Liberal al punto de no retorno, igual que el cambio climático lleva al planeta.

En cuanto a Nasralla, el salvador de Honduras, su presencia y permanencia en las calles, para liderar las protestas, se produjo en un tiempo y espacio cuántico. Recordamos cuando, asociado a Libre, alentaba al pueblo a secundar el paro nacional mientras él acudía al puesto de trabajo como presentador y locutor. Este lunes día 27 se conmemora su segundo fracaso como aspirante a la banda presidencial, como dice el dicho: “no hay dos sin tres”.

“Tómenme la palabra” suplica Orlando Zelaya a los periodistas, anunciando la inminente salida de JOH del poder (así lleva un año). “Más pronto que tarde”, completa la frase su presidente virtual, confirmándose en ambos la desconexión entre razón y sentimiento. Antanas Mockus, ex alcalde de Bogotá, definió a sus policías como “ciudadanos formadores de ciudadanos”. A nuestros próceres podemos definirlos como “ciudadanos deformadores de ciudadanos”.

“Lo que niegas te somete. Lo que aceptas te transforma”. -Carl Jung-

                                                                                                   PG. Nieto.

                                                                                                   Asesor y Profesor CISI.

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