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Arando en el mar

Por: Luis Cosenza Jimenez

Recientemente hemos escuchado que el gobierno se propone colocar un nuevo bono en los mercados internacionales por un monto de ochocientos millones de dólares a diez años.

 

El producto del bono sería utilizado para pagar deudas de la ENEE y para sustituir otro financiamiento, más caro, de esa misma empresa. Claramente que sustituir deuda cara por deuda más barata será favorable para la ENEE. 

No obstante, la experiencia nos dice que no es prudente sustituir deuda en moneda nacional por deuda en moneda extranjera ya que una devaluación, que vaya más allá de lo previsto, tendrá un negativo impacto en las finanzas de nuestra nación.

Pero, independientemente de lo que se piense sobre el endeudamiento en moneda extranjera, me parece que la pregunta fundamental es si en efecto se está resolviendo el problema que aqueja a la ENEE, o si simplemente presenciamos un evento que se volverá periódico ya que la ENEE seguirá acumulando deuda. 

En otras palabras, estamos o no arando en el mar.  Permítanme presentarles una cifras para que lleguen a sus propias conclusiones.

Según proyecciones de la ENEE para el 2016, los ingresos por venta de energía deberían alcanzar los veintiún mil millones de lempiras, es decir, alrededor de 900 millones de dólares.

La mismas proyecciones indican que los sueldos de la empresa serían del orden de 35 millones de dólares y la compra de energía y de otros bienes y servicios deberían rondar los 780 millones de dólares.

Cabe señalar que la cifra a pagar en sueldos es aproximadamente el 60% de lo que la ENEE erogó en 2015, lo cual implica que debió haber despedido al 40% de sus empleados este año, cosa que parece improbable. Por otro lado, no sabemos que supusieron en cuanto a la compra a los generadores fotovoltaicos al estimar el monto para la compra de energía. Es muy probable que a finales de este año descubramos que las proyecciones fueron optimistas, pero para nuestro análisis aceptemos como buenas las proyecciones de la ENEE. 

Supongamos, para facilitar el análisis, que el endeudamiento ahora propuesto se hubiera contratado a inicios del 2016 a una tasa del 7%.  Eso implica que a finales de año habría que pagar, por servicio de la nueva deuda, unos 115 millones de dólares. Supongamos, nuevamente para facilitar nuestro cálculo, que el contrato con la empresa Energía Honduras se hubiera firmado a inicios de año, por lo que este año habría que pagarles (incluyendo el pago a la empresa que los supervisará) 175 millones de dólares.

Si se suma estos cuatro conceptos, la compra de energía y otros bienes y servicios, los sueldos del personal, el servicio de la deuda del nuevo financiamiento y el pago a Energía Honduras y a su supervisor, resulta un total de 1,105 millones de dólares. En otras palabras, las finanzas de la ENEE mostrarían un déficit de, por lo menos, 205 millones de dólares.

Nótese que digo “por lo menos” no tanto por lo que podría ser una proyección optimista de la ENEE, sino porque nuestro análisis simplificado excluye otras erogaciones importantes que debe hacer la ENEE.  Para el caso, no incluye el servicio de la deuda de otros financistas, entre estos los organismos financieros multilaterales (BID, BCIE, Banco Mundial), ni la inversión que la ENEE hace con sus propios recursos en Patuca III (un agujero negro que es modelo de opacidad). 

Igualmente no se ha tomado en cuenta las inversiones que la ENEE debe hacer en transmisión, subestaciones, electrificación rural, en las mejoras en Canaveral y en las inyecciones necesarias para reducir las filtraciones en El Cajón. No tengo información sobre los montos dedicados a estos conceptos, pero me atrevo a pensar que si los tomáramos en cuenta el déficit anual superaría los 300 millones de dólares.

Debo señalar que la situación se agravará en el futuro ya que los pagos a Energía Honduras aumentarán entre 20 y 30 millones de dólares anuales al tomar en cuenta el repago de la inversión que hará en distribución. De hecho, en su séptimo y último año de vigencia, el pago a Energía Honduras llegará a alrededor de 330 millones de dólares (en comparación a 173 millones el primer año).  Por otro lado, los ingresos de la ENEE son en lempiras, mientras que la compra de energía, el servicio de la nueva deuda y el pago a Energía Honduras, están todos denominados en dólares (y que en el caso de los contratos fotovoltaicos la tarifa está también indexada a la inflación en Estados Unidos).  En el futuro, todos estos factores impactarán negativamente en las finanzas de la ENEE.

En resumen, y en tanto no se tome medidas que solventen el problema de la ENEE, periódicamente veremos otros intentos por obtener financiamiento para pagar las deudas que la empresa habrá, nuevamente, acumulado.  Mientras no se reduzcan las pérdidas eléctricas y los altos costos de los contratos fotovoltaicos y del contrato con Energía Honduras, mientras no se ordene el sector y se cancele la mayoría de los PPAs firmados y en los cuales los beneficiarios no han invertido, en tanto no se escinda la ENEE y se cumpla lo que estipula la Ley General de la Industria Eléctrica y mientras la ENEE no controle su caja, seguiremos arando en el mar y acumulando deuda.

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