Agnotología de politiqueros mediocres

Por: Pedro Gómez Nieto

La Agnotología es la ciencia que estudia la ignorancia inducida, cómo se genera y propaga. “Ignorar” y “desconocer” no son sinónimos. En ambos falta el conocimiento, pero mientras el que desconoce lo resuelve aprendiendo, el ignorante rechaza reconocer que no sabe, por tanto, se niega a aprender. El pecado de soberbia está presente en su perfil. Como decía Carl Jung: “Lo que niegas te somete. Lo que aceptas te transforma”.Las redes sociales difunden ignorancia inducida.

 

La ignorancia se propaga cuando las personas no conocen, entienden, o les interesa un concepto, y ante la confusión que les obligaría a profundizar en la información abrazan la solución que ofrece el político fracasado, aunque sea infantil y sin soporte jurídico, lo importante es debilitar al gobierno. Por el léxico que utiliza el politiquero detectaremos su conocimiento sobre el asunto. Vocabulario superficial, demagogo y populista, o por el contrario, técnico, específico y argumentativo.

Siendo la política la única profesión para la que no se necesita ninguna preparación, estudios, ni titulación, cualquiera puede sentirse tocado por el dedo divino y pretender sentarse en un curul, o colocarse la banda presidencial. Políticos advenedizos que reclaman el poder para resolver problemas complejos ofreciendo soluciones sencillas, incluso pueriles, pero inviables (salvo en Matrix), generando maliciosamente agnotología.

Estafadores, salvadores autoelegidos, depositarios de la verdad escatológica para conducir al pueblo a la tierra prometida, cual Moisés desubicado. Se les arrima un grupo de oportunistas, recolectan ochenta mil firmas, y sacan de la chistera un partido político. La investigación demuestra que los firmantes entregan sus datos personales atendiendo a la llamada del flautista, desconociendo la música que tocará: clásica, punta, perruna, o ninguna. Sin ideología definida, sin proyecto político, con el insulto y la descalificación por bandera, son un bluf. Ignorantes, pobres políticos, nunca políticos pobres.

En la «sociedad red» la agnotología ha penetrado masivamente en las plataformas generándose rebaños por afinidades e intereses. Lo que cuenta para el manipulador son los efectos que una posible causa produzca. Aunque el hecho no se haya probado que ocurriera, todavía o nunca, las consecuencias siempre serán ciertas caso de producirse, ergo damos por seguro que sucederá y obramos en consecuencia. Si le damos entidad al resultado que pretendemos, provocaremos que el hecho se perciba como cierto aunque nunca haya existido.

Este “imaginario colectivo”, concepto acuñado por el sociólogo Edgar Morin, produce linchamientos inmisericorde de personas condenadas a la hoguera en los tribunales mediáticos de la inquisición hondureña, aunque la justicia no se haya pronunciado. De tal manera que, cuando se produce una sentencia judicial absolutoria, no hay reparación mediática, política, ni social, sino todo lo contrario, los carroñeros extienden la coprofilia a la fiscalía y a los jueces que fallaron en contra del “sentir popular”. Ejemplo calentito, Astropharma.

En palabras del abogado defensor, la sentencia ha desmoronado una “leyenda urbana”. Se refería a las famosas «pastillas de harina», que no aparecen en ningún análisis químico-forense del sumario, donde tampoco encontramos informes periciales sobre los cientos de muertes (virtuales) que provocaron su ingesta. Lo sorprendente no es la magnitud de la basura esparcida, sino la facilidad que tienen de reinterpretar la verdad para justificarse. Ningún pseudopolítico ha tenido lo que hay que tener debajo de los pantalones para respetar el fallo, disculpándose con los acusados de Astropharma por las toneladas de estiércol arrojado. Este es el tipo de democracia que promueven los “chiquilicuatres”, la del chisme y la percepción inducida.

Populistas y demagogos, hipócritas que acusan al nacionalismo por la pobreza que padecemos, pero que no tienen reparos en utilizarla como herramienta de poder y manipulación emocional. Politiqueros ignorantes que confunden “pobreza” con “desigualdad”, sin entender que no son siamesas. La pobreza no es consecuencia de la desigualdad, porque entonces siendo menos desiguales seríamos menos pobres, lo cual es falso. Ejemplo: Singapur, sociedad rica pero muy desigual.La pobreza perjudica el crecimiento económico, la desigualdad no.Asociamos pobreza con la carencia de bienes materiales, pero no podremos desarrollar Honduras si nos olvidamos de la pobreza espiritual, siendo un ejemplo los politiqueros de la oposición fracasada. Como dice el Talmud: “No vemos las cosas como son, sino como somos”, lo que nos permite conocer el perfil ético/profesional de estos mediocres cada vez que abren la boca para salvar a Honduras.

“El inteligente puede fingir ser imbécil, al revés es imposible”. -Woody Allen-

                                                                                                   PG. Nieto

                                                                                                   Asesor y Profesor CISI.

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