La voz del profeta.

Por: Pedro Gómez Nieto

El pasado sábado, mientras en los alrededores del estadio Nacional las barras del Olimpia y Motagua, penetradas por delincuentes y mareros, se enfrentaban entre ellas mostrando la degradación de nuestra sociedad, dentro del recinto deportivo el locutor Nasralla, responsabilizaba de tal barbarie a JOH. Sus palabras fueron: “Lo que pasa en Honduras es que no hay una autoridad legítima, y al no existir la gente lo que hace es irrespetar. Se irrespeta a los policías, militares, a todos, porque no hay una autoridad legítima superior desde el pasado 27 de enero de 2018”.

En lugar de hacer un llamado a la cordura, justificó la violencia induciendo al pueblo a responsabilizar a JOH por los hechos. Este advenedizo político, inestable emocional en palabras de “Mel”, evidencia su síndrome por la banda presidencial al punto que, mientras fuera de los portones del estadio la Policía Nacional trataba de dispersar las turbas, afectadas por el guaro y las drogas, utilizando gas lacrimógeno para evitar la confrontación física, el salvador de Honduras situado en las gradas se hacía fotos con cualquier delincuente y borracho que se le acercaba llamándole “presidente” al grito de “fuera JOH”. Bochornoso y vomitivo.

Resulta llamativo que la cadena de televisión permita al presentador hacer política barriobajera mientras ante la cámara y los espectadores realiza el trabajo por el que se le paga. Los consejos de administración deberían prestar atención a esta realidad que por dos años soportan los televidentes. Trabajadores del micrófono en programas que publicitan anuncios de productos para el consumo, desmotivando su compra porque el consumidor termina asociando el problema político del locutor al producto que publicita.

No contento con su proeza, al día siguiente sube a las redes: “No nos distraigamos, lo de anoche pudo ser provocado por el gobierno para que la gente se olvide de la acusación de narcotraficante que tiene JOH”. No tiene reparos en mostrarnos el agujero negro orgánico donde viven sus pensamientos y emociones. Maliciosamente dice que “pudo ser provocado por el gobierno”, por tanto, también pudo haberlo provocado él, aprovechando sus simpatías hacia estructuras delictivas.

Recordamos el escándalo derivado de sus comentarios mientras locutoreaba un partido de la selección hondureña que arbitraba un mejicano, al que no cesaba de insultar, amenazando con decir por el micrófono el hotel donde se alojaba para que los aficionados “le hicieran una visita” al finalizar el partido. Hecho que fuera objeto de tertulias de periodistas deportivos en televisoras internacionales, denunciando su falta de profesionalidad, enfatizando en que no era periodista.

El problema de la violencia relacionada con eventos deportivos se produce en cualquier país del mundo, incluso con democracias desarrolladas. Se trata de un problema que requiere de equipos de trabajo multisectoriales. El problema pasa por la degradación familiar, falta de educación en valores… confluyendo en la seguridad pública. Partiendo del hecho que los incidentes se produjeron fuera del estadio Nacional, nuestras instalaciones deportivas carecen de seguridad pasiva, cámaras inteligentes, formación especializada del personal que conforma la seguridad activa, protocolos estandarizados… Un club es una empresa privada, cuyo rubro son las personas que pagan y se concentran por asistir a eventos deportivos. Si en una empresa de transporte de viajeros los autocares deben pasar las revisiones técnicas o no pueden transportar personas, los recintos deportivos sin las medidas de seguridad integral que determina la legislación deben permanecer cerrados hasta su implementación.

Decía Bernard Shaw que el odio es la venganza del cobarde intimidado. Nasralla acudió a una televisora para desprestigiar mi columna con medias verdades. Dijo que soy un analista español que fuera guardia de seguridad de la embajada de España; un estomago agradecido. Pretende invalidar el mensaje atacando al mensajero. Él, que lleva dos años vomitando sin misericordia sobre la dignidad de las personas y sus familias, no acepta que como político está sujeto al juicio popular y mediático. Lo que no dijo es que tengo nacionalidad hondureña, y que desempeñé un cargo con estatus diplomático como experto en Inteligencia en dicha embajada. Teniente coronel, jubilado, devengando una pensión por 46 años de servicio, no necesito anunciar papel higiénico en un concurso de televisión para ser garganta asalariada. Asesor y profesor en Ciencias de la Inteligencia y Seguridad Integral (CISI), doy cursos en las empresas e instituciones que me lo solicitan. ¿Entonces?

“Dos palancas mueven al hombre, el miedo y el interés”. -Napoleón-

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