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La degradación de valores.

Por: Pedro Gómez Nieto

1.- López Obrador, presidente de México, en un acto oficial, dijo “estar conmovido” por la condena a cadena perpetua del «Chapo» Guzmán, calificando de “cárcel hostil, dura, e inhumana” el penal de máxima seguridad que ocupa, lamentando que “es una vida ingrata tener una familia y no poderla ver”. AMLO considera a Guzmán victima infame a las violaciones del debido proceso”.

 

Nunca AMLO había empleado esos adjetivos para referirse a las dos mil víctimas, posiblemente más, a las que el «Chapo» condenó a muerte “violándoles el debido proceso”. Muertos que ciertamente residen en una “cárcel hostil, dura, e inhumana”, llamada cementerio, tumba, ataúd. Quienes tampoco podrán ver jamás a sus familias.

Para suavizar la torpeza y brutalidad del mensaje, añade: No quiero que nadie esté en la cárcel, que nadie esté en un hospital, que nadie sufra; yo soy un idealista, creo en el amor y la fraternidad, en la felicidad, soy humanista…”, evidenciando su diarrea mental populista. El idealismo nace con Platón, para quien las ideas existen fuera de la realidad, accediendo a ellas por la razón. El idealista vive en Matrix. Pero en el mundo real, por años, «Chapo» Guzmán sembró dolor y muerte, y ahora cosecha soledad y silencio. AMLO dice ser “humanista”, pero para el humanismo el ser humano -no Dios- es la medida de todas las cosas, el centro del Universo. Si fuese cierta su hipocresía estaría “conmovido” por la falta de humanidad del «Chapo» hacia sus víctimas, y el sufrimiento de las familias.

2.- Fuerza política. Escuchamos repetir el término desconociendo sus fronteras. Los partidos políticos, conceptualmente, son fuerzas políticas, pero toda fuerza política no es un partido político. La organización para la consecución de unos fines es el fundamento de la fuerza política. Por tanto, una fuerza social organizada es una fuerza política, que se posiciona como “motor de cambio” cuyos objetivos se logran mediante la legítima presión mediática y social.

En Honduras somos diferentes, la oposición política fracasada promueve y respalda cualquier coacción ilegal contra el gobierno. Conspiradores que penetran las fuerzas sociales utilizándolas como ariete en beneficio de sus objetivos desestabilizadores. Ejemplos: indignados, antorchas, universidad, algunos sindicatos…, terminando por la bisoña plataforma de médicos y maestros. Movimientos sociales organizados que acusan al gobierno y partidos de corrupción, pero que no le hacen ascos a los beneficios que ofrece el sistema partidario. Por ejemplo, cuotas de poder en instituciones, alegando que la independencia política avala su honestidad. Hipócrita disonancia.

El artículo 47 constitucional establece: “Los partidos políticos legalmente inscritos son instituciones de derecho público, cuya existencia y libre funcionamiento garantiza esta Constitución y la Ley, para lograr la efectiva participación política de los ciudadanos.” Por tanto, los partidos y sus representantes constituyen la mejor herramienta para que los ciudadanos participen en la gobernanza, expongan necesidades, y reclamen sus derechos.

Finalizando el siglo XIX comenzó a utilizarse la linotipia para masificar la difusión del mensaje, incluso clandestinamente. En la era de las comunicaciones tenemos los medios y redes sociales para manipular las emociones, generando estados de opinión direccionados. La verdad hiperbólica: “La verdad puede siempre interpretarse, por tanto, lo que cuenta es el impacto del mensaje no su contenido”. Ejemplo, estructuras de la sociedad civil que lideran la agresiva campaña para abrogar el nuevo Código Penal, rechazando visceralmente el dialogo propuesto por el gobierno para introducir reformas.

Reparemos en la crisis universitaria. Unas decenas de delincuentes organizados colapsan la UNAH, impidiendo a miles de estudiantes recibir su formación, mientras las pusilánimes autoridades universitarias promueven diálogos que ningunean los violentos. Autoridades que, emulando al Vaticano, estado dentro del estado, impiden a las fuerzas de seguridad restablecer el orden en la universidad, convertida así en santuario para delincuentes. ¿Qué debe hacer la abrumadora fuerza social de universitarios pisoteados? Organizarse para convertirse en fuerza política y defender sus derechos constitucionales.

Circula en las redes la fotografía de una pancarta colocada a la entrada de la localidad de Jutiapa, Guatemala, que reza: “No toleramos las extorsiones. Marero identificado marero muerto. Por una Jutiapa limpia sin basura social”. Si los “pacíficos” comandos insurreccionales son el brazo violento de un partido político, los vecinos de Jutiapa también se constituyen en pacífica fuerza organizada para solucionar el problema de sus residuos orgánicos.

“No es siempre la masa física la que decide, sino la superioridad de la fuerza moral”. -Simón Bolívar-

PG. Nieto
Asesor y Profesor CISI.

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