Santiago de Chile – Hospitales al borde del colapso, una tasa de positividad por encima del 10 % y una incidencia de más de 300 casos diarios por millón de habitantes. La estampa parece la de un país en pleno pico pandémico y sin vacunas, pero corresponde a Chile, la segunda nación con más población inoculada del mundo.
Pese a que el 52.7 % de la población habilitada para vacunarse (15.2 de los 19 millones de habitantes del país) ya ha recibido las dos dosis y solo Israel está por delante en velocidad de inoculación, Chile no consigue ver la luz al final del túnel.
La baja efectividad para cortar la circulación del virus de la vacuna Coronavac -elaborada por el laboratorio chino Sinovac y la que mayoritariamente se aplica en Chile- se antoja como una de las principales causas.
Pero los expertos apuntan también a la «fatiga pandémica», las persistentes fallas en la trazabilidad de los contagios y el «desacertado» plan de desconfinamiento ideado por las autoridades.
VACUNA MENOS EFICIENTE
«La vacunación ha sido exitosa, pero para bajar la transmisión del virus con la vacuna de Sinovac necesitamos llegar al 80 % de la población general, no de la población objetivo (que excluye a menores)», indicó a Efe el secretario general del Colegio Médico de Chile (Colmed), José Miguel Bernucci.
Para Juan Carlos Said, máster en Salud Pública por el Imperial College (Londres), «si en todos los grupos etarios permanece un 20 % de la población sin vacunar, la crisis hospitalaria puede durar meses».
El Gobierno de Sebastián Piñera se puso como objetivo vacunar antes del 1 de julio a toda la población objetivo y, a un mes de la meta, el porcentaje de las personas que han recibido al menos una dosis se sitúa en el 70,2 %.
Esto significa, apuntó Bernucci, que aún hay cerca de 5 millones de personas que no han recibido ninguna dosis y que «son susceptibles de enfermar, contagiar y desarrollar una enfermedad severa».
«Coronavac, a diferencia de otras vacunas como Pfizer-BioNTech (usada en Israel y que evita el 95 % de las infecciones), no es tan eficiente en prevenir nuevos contagios, pero sí en evitar casos graves», aseguró a Efe Darwin Acuña, presidente de Sociedad Chilena de Medicina Intensiva (Sochimi).
Según un estudio difundido por el Gobierno chileno sobre la efectividad de Coronavac en la población real, esta evita el 65.3 % de los casos de covid-19 sintomáticos, previene en un 86 % las posibilidades de morir por la enfermedad y en un 90,3 % los ingresos en unidades de cuidados intensivos 14 días después de haber sido aplicada la segunda inyección.
Un informe del Instituto Butantan, de Brasil, reveló el lunes que el coronavirus puede ser controlado si el 75 % de la población está vacunada: en la ciudad de Serrana, donde tuvo lugar la investigación, las muertes cayeron un 95 %, las hospitalizaciones un 86 % y los casos sintomáticos un 80 %.
«Vamos a necesitar vacunar tres veces para tener inmunidad colectiva», adelantó este fin de semana a un medio uruguayo el médico asesor del Ministerio de Salud Rafael Arao.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de aprobar este martes el uso de emergencia de Coronavac, que requiere dos dosis y es una vacuna de virus muerto. Se trata del segundo medicamento chino que obtiene la luz verde del organismo, tras el desarrollado por Sinopharm.
«NUNCA SE ESTABILIZÓ»
Chile vive desde hace días un repunte de contagios, tras una segunda ola que comenzó en marzo y que llevó a las autoridades a decretar cuarentena para más del 90 % de la población.
El 28 de mayo se registraron 8.680 nuevos contagios, la segunda cifra más alta de toda la pandemia, que deja casi 1,4 millones de infectados y más de 29.300 muertos.
«Nunca hemos logrado estabilizar la pandemia ni disminuir los contagios hasta niveles controlables, como consiguieron Israel y Estados Unidos», lamentó Bernucci.
En la actualidad, hay más de 3.200 pacientes en cuidados intensivos, de los cuales el 63 % no se ha vacunado, según el ministerio.
Aunque 17,1 de los 22 millones de vacunas que ha recibido Chile son de Coronavac, también han llegado 3,6 millones de Pfizer -cuyo uso en adolescentes de entre 12 y 16 años fue autorizado el lunes en el país-, 693.000 de Astrazeneca y 300.000 de Cansino.
«En ningún país del mundo la vacuna ha sido la única solución, fiar todo a la vacunación es un error de salud pública», aseguró Acuña.
Los expertos insisten en la necesidad de seguir extremando las medidas de autocuidado y repensar el «plan paso a paso» para la vuelta a la normalidad y las larguísimas cuarentenas.
«Los confinamientos no deberían durar más de 21 días ni la movilidad superar el 30 %, lo que implica que hay que disminuir las actividades consideradas esenciales», aseveró Bernucci.
La comunidad científica también ha sido muy crítica con el pase de movilidad lanzado recientemente y que otorga más libertades a los vacunados, y denunció en una carta conjunta que, con semejante circulación vírica, «no es el momento».
JS