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La patria: Honduras

Por: Roberto Herrera Cáceres
Comisionado Nacional de los Derechos Humanos

“El Estado de Honduras es uno de los principales de nuestra República de Centro América. Caracteres grandes lo distinguen de los otros Estados. La naturaleza parece destinarlo a ser de los más ricos y poderosos entre todos los del nuevo mundo”. (José Cecilio del Valle, 1825)

La Patria es la expresión de la Honduras por todos y todas compartida, de nuestra tierra y sus recursos naturales y de nuestro compromiso inter-generacional de lograr y promover incesantemente vida digna para todos los habitantes, por medio del acceso al trabajo decente que les permita la utilización racional de los recursos naturales y su contribución a la producción y distribución equitativa de la riqueza nacional. .

El Sabio Valle describió a la Nación como “familia de hermanos”, expresando la solidaridad y unidad constante que debe vincularnos, y por eso señaló que: “El principio grande de la ciencia social consiste en formar un espíritu único de los espíritus diversos de una nación…y la divisa de los gobiernos benéficos es unir a los hombres, así como la de dividirlos es de los despóticos”. “

Ese espíritu único o unidad de la Nación es factor determinante del progreso de los países, al que el Sabio Valle agregaba el buen gobierno. Hoy, con esa connotación, utilizamos conceptos que reflejan la necesidad de la cohesión social, ciudadanía activa, gobernanza o buena gobernabilidad.

En todo caso, contrario a toda idea de patria es el fomento de la división y el odio entre los habitantes, pues debilita la pujanza de la acción colectiva nacional hacia el mejoramiento progresivo de la calidad de vida de todos y todas.

El presente y porvenir de la Patria demandan la unidad solidaria de la Nación, pueblo o sociedad y del Gobierno, para eliminar las causas estructurales de la pobreza, exclusión social, discriminación, violencia, delincuencia, degradación del medio ambiente e insuficiente desarrollo humano. Causas que constituyen violaciones de derechos humanos de la mayoría de nuestra población y que necesitan de acciones de reparación mediante la creación de posibilidades reales y permanentes de acceso a mejores condiciones de vida y de trabajo.

Ante esa realidad, la Nación hondureña debe luchar e ir hacia el reencuentro de su unidad en aras de su libertad y bienestar, sabiendo que, tal como lo proclaman los Pactos internacionales de derechos humanos: “Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural. Para el logro de sus fines, todos los pueblos pueden disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales… En ningún caso podría privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia”

La Constitución de la República y la Ley para el Establecimiento de una Visión de País y la adopción de un Plan de Nación para Honduras, nos recuerdan constantemente el valor superior de nuestra Patria. Bienvenidos todos los acuerdos complementarios que sea considerado útil lograr, pero no olvidemos que lo más importante escumplir tanto con el compromiso histórico que ya tenemos de vivir juntos y trabajar unidos, como con la pronta acción solidaria de la ciudadanía con la del Gobierno central y local para que, con seguridad democrática, todos y todas podamos progresar económica, social y culturalmente.

A ese entendimiento histórico y comprensión intelectual tenemos hoy que agregar la necesidad de un más profundo compromiso ético de gobernantes y gobernados, a evidenciarse con políticas y acciones eficaces para volver al camino cierto hacia el desarrollo sostenido y sostenible.

El desarrollo es un derecho humano fundamental y la base más confiable para restablecer totalmente la seguridad y la paz en Honduras. Para avanzar hacia su logro, se requiere desplegar toda la fuerza de la energía e iniciativa de la población, atendiendo también a los más desfavorecidos que son ya grupos y sectores vulnerados en sus derechos humanos que tienen derecho a políticas estatales que les den igualdad de oportunidades y posibilidades. Nadie debe quedarse atrás, todos debemos ir adelante, en la vanguardia de la dignidad humana, avivando el crecimiento económico inclusivo como motor de la prosperidad de toda nuestra sociedad.

En suma, tenemos que evidenciar nuestra voluntad y capacidad de establecer y ejecutar nuestros propios objetivos de desarrollo y nuestras prioridades nacionales, así como de sustentar firmemente nuestro interés nacional de lograr una mejor armonización, coherencia y coordinación con la comunidad internacional de cooperantes, para que nos faciliten avanzar digna y soberanamente hacia el logro de nuestro bienestar.

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