¿Podrá Marlon Escoto contra los Gordillo?

 
Por: Thelma Mejía
Tegucigalpa.- Las recientes revueltas educativas ante la exigencia ministerial de cumplir con la ley para dar 45 minutos de hora clase a los estudiantes de secundaria, ha desatado un revuelo en el país que tiene al parecer como trasfondo, una vuelta de calcetín al proceso de reforma que se impulsa en la educación hondureña en sus niveles de primaria, secundaria y educación superior.
 
 

Las revueltas gestadas por los estudiantes han sido vistas como el pretexto para botar la labor del titular de Educación, Marlon Escoto, que contra viento y marea ha impuesto el orden en esa Secretaría pero tiene el mayor desafío de impulsar la calidad educativa en un sistema prisionero de la corrupción y las prebendas que otorgaba la impunidad.
 
Al menos eso es lo que se vislumbra de los últimos informes de reparos administrativos hechos a maestros y gremios magisteriales por el Tribunal Superior de Cuentas al desnudar un sistema educativo carcomido por prácticas que riñen con la legalidad.
 
Escoto ha intentado limpiar la maleza, ha querido imponer su estilo poco deliberativo—como parece ser el estilo de los olanchanos—y eso ha incomodado a algunos docentes que se sienten atropellados en su derecho al juzgarlos a rajatabla por los privilegios de otros. No le vendría mal a Escoto revisar esos excesos y atropellamientos a la dignidad docente para corregir los abusos, si estos existen.
 
Un día, en un conversatorio con la redacción de Proceso Digital, el ministro Escoto destapó las irregularidades encontradas en su primer período al frente de esa Secretaría. Sus relatos calzaban con lo que sucedía en ese momento en México, con la caída de la otrora poderosa líder magisterial, Elba Esther Gordillo.
 
Gordillo, una especie de poder paralelo en el México en donde los dinosaurios de la política se resisten a morir, según el periodista Jorge Ramos,  creó todo un imperio de corrupción y colusión que cayó en el tiempo y si bien la justicia la mantiene prisionera, es probable que la ex dirigente magisterial limpie algunas culpas. El principal testigo en su contra por el delito de lavado de dinero, acaba de morir.
 
En Honduras, “los Gordillo” del magisterio aún no terminan de caer y cuando el árbol se mueva, seguramente rodarán con ellos algunos actores claves de la política que se creyeron dueños de la Secretaría de Educación en sus pueblos y departamentos.
 
En esa tarea de poner orden en la Educación, Escoto ha enfrentado a grupos políticos que antes mandaban en esa rama. El ministro tuvo en la figura del ex presidente Porfirio Lobo Sosa, un apoyo extraordinario para hacer los cambios que hizo, pero la película en esta segunda parte no es igual.
 

Escoto se mueve ahora en las aguas gelatinosas del poder y en este episodio con los estudiantes, ha estado solo enfrentando la embestida por cumplir una ley que curiosamente los maestros elevaron en sus conquistas del Estatuto del Docente.

Ha sido la muerte de una menor, en circunstancias que la justicia deberá aclarar, lo que generó una respuesta tardía del gobierno, ante las acusaciones de la oposición política en la figura de Libre sobre la existencia de presuntos escuadrones de la muerte, una grave denuncia que el oficialismo desmiente al pedir mayor seriedad en la denuncia a sus opositores. Libre está obligada a hacer lo propio para no caer en una deslegitimación que le puede perjudicar en la atomización interna que ya tiene.
 
Huérfano de apoyo político, el ministro Escoto retrocedió temporalmente en la aplicación de la medida para cumplir los 45 minutos de hora clase. Unos preocupados padres de familia se sumaron a las protestas estudiantiles, mientras otros preocupados políticos acuerpaban a los padres y alumnos inconformes con la determinación. La educación se volvió una preocupación.
 
La paradoja de estas protestas por cinco minutos más de clase es que los más recientes resultados de la prueba de admisión de la UNAH, revela que un colegio en donde estudian los alumnos de bajos recursos,  becados por sectores privados, obtiene el mayor alto puntaje en los resultados de admisión.
 
Es el instituto Taular, que funciona por las tardes hasta las ocho de la noche. En similar situación se encuentra el Centro de Investigación e Innovación Educativa (CIEE) de la Universidad Pedagógica, que encabeza los mejores puntajes de la prueba en el sistema de educación pública. El CIEE tiene dos jornadas, una matutina y la vespertina que concluye a las ocho de la noche.
 
Pero, ¿interesa a alguien ahondar sobre estas dos experiencias? No lo creo, el trasfondo de estas revueltas educativas no son cinco minutos más o cinco minutos menos, pues pese al retroceso del ministro Escoto, las protestas estudiantiles se trasladaron al frente de la UNAH,  donde también se impulsa un proceso de reforma.
 
La rectora de la UNAH, Julieta Castellanos, ha avistado en estas revueltas signos de querer impulsar un fuerte proceso de contrarreforma a las reformas educativas y ha exhortado al gobierno a que instale el Consejo Nacional de Educación para abordar la situación.
 
La idea no es mala si partimos que el actual presidente Hernández ha sido un promotor de las reformas en la UNAH y en la educación primaria y secundaria en su primera fase. En esta etapa, donde las reformas ameritan fortalecerse, sería un contrasentido que jugara a la destrucción de lo que propició. Al menos, eso indica la lógica.
 
Lo cierto es que tras el retorno de las vacaciones de semana santa, el tema educativo estará vigente y Escoto, aunque proclame que la crisis se ha subsanado, el pulso con los Gordillo no ha terminado.
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