Una decisión estadounidense que abre incertidumbres

Por: Ricardo Puerta

Tegucigalpa.- por su importancia, comparto con ustedes la versión ampliada de la breve reseña que el periodista Alberto Garcia Marrder hizo sobre el Foro-Conferencia realizado en el Centro Manresa, auspiciado por el Instituto Pedro Arrupe S.J., en la Ciudad de Miami, el pasado 7 de julio, en torno a “La decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos sobre los Programas DAPA y DACA y su impacto en la unificación familiar y las deportaciones”.

El análisis jurídico-legal estuvo a cargo del abogado Antonio García Crews, radicado en Orlando, Florida, y especializado en inmigración. La aplicación de la decisión de la Corte Suprema al caso de Honduras y a su diáspora la hizo  Ricardo Puerta, sociólogo, residente en Honduras. El pedagogo Alfredo Romagosa, Director de Educación del Instituto, fue el moderador del Foro-Conferencia. Entre los asistentes se destacaron miembros de la comunidad hondureña residente en Miami y representantes de la prensa hondureña en el exterior.

Garcia Marrder fue fundador,  y por más de 30 años  corresponsal internacional de la agencia española de noticias EFE. Actualmente comparte su vida de jubilado entre Miami, Madrid y Tela. Es además un asiduo colaborador del diario digital  Proceso.hn, contribuyendo con artículos de opinión y análisis de noticias. Por su interés en Honduras, su tierra natal, en las notas inicialmente levantadas sobre el evento, Alberto se enfocó en “lo más destacado de la decisión de la Corte Suprema al caso de Honduras”.

Migración hondureña y diáspora en EEUU.

En Honduras hay actualmente unos 500 mil adolescentes, llamados “Ninis” (ni estudian, ni trabajan). Son carne fresca para irse del país “como puedan” o ser reclutados por  maras, narcotraficantes  y otros grupos delictivos, dedicados a secuestros, cobro del impuesto de guerra, asalto a la salida de un banco, robo de carros, trata, tráfico de personas).

El alto número de técnicos y profesionales que emigra lo hacen porque no encuentran en Honduras un empleo decente para el titulo o especialización que tienen. La mayoría de ellos se mantiene activo en el sector informal de la economía. 

Debido a los 3,700 millones de dólares de remesas anuales que envían los del llamado “Departamento 19”, el Producto Interior Bruto que representan es mayor que el PIB de Honduras con sus 18 departamentos.

Según el analista en inmigración, desde 2010 se estima que se van de Honduras por tierra entre 60,000 y 100,000 nacionales hacia Estados Unidos, en su mayoría indocumentados.

Puerta dijo durante su exposición que actualmente hay 1,2 millones de origen hondureño en Estados Unidos, de los cuales 780,000 han nacido en Honduras.

La diáspora hondureña en Estados Unidos es la centroamericana que más crece en proporción por año, comparada con la de Nicaragua, El Salvador y Guatemala.

Cada año, unos 70,000 hondureños que se fueron a Estados Unidos,  son deportados desde México y Estados Unidos. Desde el 2015, Estados Unidos regresa a Honduras menos hondureños por año que México; en parte, porque las autoridades mexicanas a través del Programa de la Frontera Sur,  apresan a los hondureños indocumentados mientras se encuentran de tránsito en su territorio y antes que lleguen a la frontera de Estados Unidos.

El 40 por ciento de los deportados, al llegar a Honduras dicen que regresan a la ruta migratoria, tan pronto puedan, “porque Honduras esta igual o peor”, que cuando se fueron.

El total de los inmigrantes centroamericanos en Estados Unidos se estima que no pasan de seis millones contando los nacidos en sus países de origen, más los naturalizados y sus descendientes. Más o menos igual a los existentes desde el 2008, año que empezó la crisis económica en ese país. Como grupo poblacional los inmigrantes centroamericanos están concentrados en tres estados de la Unión: California, Texas  y Florida.

Puerta mencionó que los inmigrantes hispanos en Estados Unidos, de acuerdo a ciertos analistas de ese país,  amenazan la identidad nacional norteamericana ya que, según la  Oficina del Censo de Estados Unidos, para el año 2042, la población “blanca” anglosajona dejará de ser la mayoría de este país. Esta amenaza, a su entender, es exagerada porque ignora que los descendientes de inmigrantes, a partir de la tercera generación nacida en Estados Unidos, son más norteamericanos que sus antecesores y tal tendencia marca la identidad en ascenso. Tal como lo demuestran hoy la experiencia migratoria irlandesa, italiana, mexicana, y más recientemente, la cubana en Estados Unidos.

Según Puerta, Honduras por su posición geográfica, es también país de tránsito inmigratorio hacia Estados Unidos, con las consecuencias que eso implica, como también por las rutas del narcotráfico hacia el norte.

Sobre los `principales logros del actual gobierno de Honduras, Puerta indicó que se ha ampliado y se ha visto más fortalecida la institucionalidad de orden público y seguridad ciudadana contra el narcotráfico y el crimen organizado. Aunque todavía falta mucho por hacer para que ese fortalecimiento se haga efectivo en las estructuras y cultura diarias de la vida cotidiana en este país centroamericano. Para el caso, mencionó que el narcotráfico por Honduras ha caído en un 40 por ciento, el gobierno ha permitido la extradición hacia Estados Unidos de narcos y de policías coludidos con el crimen organizado.

Impacto de la decisión de la Corte en el caso hondureño

Ambos expositores coincidieron en que la Corte Suprema, al dejar empatada la decisión de  4 a favor y 4 en contra, la solución de la demanda presentada por los 26 Estados de ahora en adelante se traslada a los Estados. Sera resuelta en cortes inferiores del sistema judicial norteamericano, donde probablemente enfrente sentimientos más anti-migrante y xenofóbicos.

De inmediato, deja en el limbo a unos  5 millones de inmigrantes indocumentados de origen centroamericano,  que se hubieran beneficiado si la decisión de la Corte Suprema hubiera sido positiva al DACA y DAPA, evitando con ello su posible deportación.

Sin embargo, como en noviembre próximo hay las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el país está ya en plena campaña electoral,  y las deportaciones de centroamericanos a sus países de origen probablemente se reduzcan en número. Con ello, la administración Obama y su partido buscan que el costo político que generan las deportaciones, no se convierta en un voto negativo para su partido. Sobre todo afectando negativamente al electorado por ahora indeciso –un buen segmento del total de votantes– y entre quienes ya se han identificado con el Partido Demócrata, con frecuencia más pro-demócrata que republicano y contrario a que se deporten inmigrantes indocumentados de origen latino.

A pesar de lo anterior, aumentarán las deportaciones de las unidades familiares –adultos con menores–  que fueron apresados al momento de internarse en Estados Unidos, sin la debida documentación migratoria. Todo ello como “defensa de las fronteras de Estados”, mensaje que cala muy bien entre los conservadores de Estados Unidos, tendencia mayoritaria en la población votante de muchos estados de la Unión Americana.

Los expositores coincidieron que la situación de inseguridad que enfrenta los deportados al llegar a su comunidad de origen en Honduras, es igual o peor a la que tenían cuando se fueron de su país.

La ansiada reforma integral del actual sistema migratorio norteamericano, sin duda obsoleto, quedara como está ahora hasta que pasen las elecciones presidenciales de noviembre próximo. Cuando la Casa Blanca tenga un nuevo huésped y se haya cumplido el primer año de gobierno de la administración recién instalada.

Ese lapso permitirá a que tanto Republicanos como Demócratas electos en el Legislativo — Senado y la Cámara de Representantes estadounidenses– se pongan  de acuerdo, y con el Presidente del Ejecutivo lleguen a armar una versión bipartidista de la nueva Ley de Reforma Migratoria Integral.

Tan necesaria para Estados Unidos como para los países que alimentan, formal e informalmente, la demanda norteamericana permanente de inmigrantes, requerimiento evidente a todos los niveles de la estructura productiva norteamericana, caracterizada por un constante mejoramiento tecnológico en productividad y competitividad, que no pueden llenar del todo colocando solamente recursos humanos nacidos en Estados Unidos.

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