EE.UU. necesita miles de trabajadores migrantes temporales (2/2)

Por: Ricardo Puerta

Tegucigalpa.- Un lector de la primera entrega me dijo que el título del artículo le sugirió  una pregunta aún  sin respuesta..: ¿por qué una economía tan pujante y de crecimiento sostenido por largos ciclos,  como es la de Estados Unidos y la de otros países desarrollados, necesita de inmigrantes?

Los países desarrollados necesitan inmigrantes: Los inmigrantes se han convertido en insumos indispensables para las economías de los países desarrollados del mundo, si  tales países, como los Estados Unidos de América, quieren seguir siendo los íconos en sus respectivas regiones geopolíticas y en el resto del mundo.

Las teorías que explican esa necesidad descansan en tres tipos  de factores: económicos, demográficos y culturales.

Por más de cuatro décadas, los países desarrollados vienen padeciendo un proceso sostenido de envejecimiento en la población económicamente activa y  una baja tasa de crecimiento vegetativo de la población nativa. La convergencia de esas condiciones hace que los inmigrantes de los países vecinos se les hayan convertido en un insumo necesario de su crecimiento y desarrollo.  

Más de un estudio reciente prueba que el Producto Bruto Interno/PBI de la Unión Europea y de los Estados Unidos de América serían inferiores, y hasta negativos, si los inmigrantes no se sumaran y participaran activamente en la vida y economía de esos  países.

Y parece que esa necesidad continuará así o con más fuerza en décadas futuras, si a lo anterior le sumamos lo sucedido en esos países con los fondos de pensiones y del sistema de salud. En ambos fondos los antes inmigrantes, hoy residentes legales o ciudadanos naturalizados, junto a los inmigrantes indocumentados y los protegidos por visas especiales, son los mayores contribuyentes de esos fondos.  

Si los aportes provenientes de los inmigrantes no existieran, esos fondos se irían a la quiebra,  y sus arcas se vaciarían por falta de dinero fresco para operar.

Su destino es comprensible.  El total de migrantes que cotiza con fondos líquidos a los sistemas de salud y pensión supera en número y monto de dinero lo que gastan los cuentahabientes que utilizan los beneficios de esos sistemas, que en su gran mayoría,  son los nacidos en ese país, pero que a su vez constituyen el estrato de edad más envejecido, como lo demuestran los casos de Estados Unidos de América y de Alemania.

Los países en desarrollo necesitan de la migración para superarse: Un comentario adicional sobre otro tema, aunque propio del lado nuestro. En el contexto de la discusión es oportuno anotar que las remesas económicas, por ser fondos de origen privado,  se han convertido en un factor de desarrollo personal, familiar y local.

En países como Honduras, por ser fondos frescos de moneda fuerte, sin duda agregan una estabilidad financiera singular a la macroeconomía nacional. Sin embargo,  todavía está por verse que las remesas económicas impacten estructuralmente en el desarrollo global del país.

Los estudios hechos sobre el uso de las remesas económicas demuestran que sus receptores en América Latina, Honduras incluida, las utilizan mayormente para el consumo y el diario vivir,  y una mínima proporción –menos del 15% del total de ellas en Honduras–  lo destinan a inversiones,   con potencial de crecimiento y desarrollo en 4 sectores: vivienda, educación, salud y actividades productivas empresariales.

Un comentario de precaución. Consumo no es igual a inversión cero. Aún el consumo diario de alimentos, dentro de una dieta popular básica como sería en una familia campesina promedio,  tiene siempre  cierto efecto productivo y de comercio, aunque limitado,  en las fincas, en las pulperías y otros puestos de venta de la localidad, tal como sucede en cientos de aldeas y caseríos rurales de Honduras.

Gestión de la migración

El presente artículo es la continuación de uno anterior publicado  en esta misma sección de Criterios, con el igual título y cuyo párrafo final leía así: “En  la entrega siguiente… comentaré una forma de gestionar la migración hondureña a Estados Unidos, de acuerdo a una estrategia planificada y legal, con efectos positivos de co-desarrollo, en Honduras y en Estados Unidos”.

Para que  “la estrategia planificada y legal”, se convierta en un medio operativo efectivo de la migración laboral de los hondureños,  exige gestionar a nivel nacional   “una migración calificada”, cuya visión, misión, operatividad resultados e impacto estén contenidos en 3 referentes básicos: un Plan Nacional de Migración Internacional, una Política Nacional de Migración Internacional y un Programa Nacional de Gestión Migratoria, con sus respectivo presupuesto global,  proyectos funcionales y territoriales.

Al presente, Honduras carece, desgraciadamente,  de tales elementos  esenciales. 

Si existieran con voluntad política y vigencia práctica, empezarían a ordenar, quizás casi de inmediato, la caótica operatividad  que ahora domina en los flujos migratorios internacionales de los hondureños, caracterizados  por el desorden, la ilegalidad y las peores violaciones de los derechos humanos. Teniendo presente que emigrar con garantía es un derecho humano fundamental, reconocido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos/ONU 1948, que el Estado hondureño debe proteger y garantizar, como firmante de tan importante Declaración.

Co-desarrollo

El concepto de co-desarrollo lo incorporó a la literatura técnica en 1997 Sami Naïr,  que lo caracterizó como una propuesta para integrar migraciones con desarrollo;  de forma tal,   que tanto el país de origen como el de acogida –en este caso Honduras y Estados Unidos—puedan beneficiarse a su manera de los flujos migratorios.

Sami Naïr es un político y pensador francés,  de origen argelino, nacido en 1946,  que se ha destacado como uno de los más brillantes especialistas europeos en cuestiones de inmigración. Es asesor del gobierno francés en políticas relacionadas con estos movimientos de población.

El co-desarrollo trata de llevar a la práctica  una relación  consensuada –de co-responsabilidad compartida y diferenciada entre ambos países. Algo parecido  sugirió  el Presidente de Honduras en las discusiones que en diciembre pasado sostuvo en Washington, en ocasión del lanzamiento del Plan de la Alianza para la Prosperidad/PAPP.

El co-desarrollo como estrategia conlleva un “ganar-ganar” en ambas partes del contexto binacional migratorio, donde  el aporte que hacen los migrantes al país de acogida deja de ser, como ahora es, una pérdida para el país de origen.

Dentro de este enfoque, los beneficios socio- económicos de la migración calificada se reconocen ampliamente tanto en el país destino, como en el propio de los migrantes. Se vuelven reales y efectivos, si las  empresas que operan en el mismo sector, pero en países distintos,  se aprovechan de sus respectivas  diferencias y buscando convergencia,  circulan personal, producen nuevos bienes y servicios, adoptan tecnologías, se insertan en más mercados globalizados, aumentan competitividad, agregan socios extranjeros como inversionistas, acceden a nuevas fuentes de financiamientos, etc.

Sin embargo, el impacto de la emigración calificada en los países de origen todavía está por verse,  y por ende, su logro genera aún mucho debate. Si bien ya empieza a percibirse cierto consenso académico creciente al respecto –más fuera que dentro de Honduras– todavía constituye  un gran desafío saber cómo ese potencial puede convertirse en un logro real de co-desarrollo a  niveles aceptables.

Queda también por resolverse cómo  durante la experiencia migratoria  se evita perder  “las remesas del conocimiento” que van adquiriendo  los migrantes por participar  en diferentes flujos migratorios, capitales –humanos y sociales– que pudieran ser invertidos en las empresas involucradas de cada país, si las tomamos como el principio y fin del ciclo migratorio en que se movería el Programa de Gestión Migratoria.

Los siete ejes operativos del co-desarrollo 

Interesa ahora listar los ejes operativos que necesitan ponerse en marcha para lograr,  mediante la migración internacional de connacionales, el impacto de co-desarrollo buscado en cada pais:

Control y gestión de los flujos de inmigración relacionándolos con  las demandas de crecimiento y desarrollo que tienen los sectores y empresas que constituyen el principal motor de la economía hondureña: turismo, textil, manufactura y servicios de apoyo a negocios, según ya fueron identificados por el Plan Honduras 20/20, que se desarrollará con el acompañamiento de la empresa privada y de la firma consultora internacional McKinsey, así como las empresas exportadoras que quieran aumentar sus mercados.

Relacionar los beneficios derivados de la migración– entre ellos el capital humano y social que generan los distintos de flujos migratorios en relación con los planes, logros de crecimiento y fortalezas,  a mediano y largo plazos,  de las empresas locales identificadas en ambos extremos de la corriente migratoria.

Acuerdos, compromisos y contratos  bilaterales, públicos y privados,  entre los dos países involucrados, por sectores, y entre las empresas de un mismo sector con los migrantes que van a beneficiarse como agentes y actores de los flujos migratorios.

Capacitación en el país de origen de los candidatos a emigrar, agrupados por empresas de un mismo sector, con un  pensum definido en función del rol que cada tipo de migrante va a desempeñar en  los planes de crecimiento bilateral que hayan sido identificados en los compromisos sectoriales y empresariales hechos bajo los auspicios de este Programa;

Viaje del migrante hondureño al país de acogida. Ejecución  de los contratos de migración temporal y circular en las empresas del país de acogida, dentro de flujos migratorios temporales –menos de 12 meses en un año, o menos de 24  meses en 2 años–   y circulares  –que la migración sucede más de una vez en el mismo migrante.

Al cumplir cada ciclo contractual,  hay una evaluación al regresar el migrante al país de origen, sobre los términos, condiciones  y resultados del contrato ya terminado.  Esa evaluación servirá de base para acreditar a los empleadores extranjeros de este Programa.

Los retornados regresan al país origen, después de haber cumplido en el país de acogida con  uno o varios contratos de trabajo y haber cumplido con planes de formación técnica o profesional, si  hubiera esa oportunidad hubiera existido.

El emigrado hondureño que retorna al país se integra a un puesto  de trabajo en la empresa ubicada en su lugar de origen, la misma empresa que inicialmente lo identificó, recomendó y apadrinó para que entrara en este Programa.

El capital humano y social que resulte de la migración se convierte en  ‘vectores’ del desarrollo local, si los migrantes que son emprendedores, con la ayuda financiera y técnica del Programa abren nuevas empresas propias locales; o que los migrantes calificados se unan a la empresa ya establecida como trabajadores calificados.

Dicha empresa en este momento se encuentra en etapa de expansión, por haber iniciado ya el plan de crecimiento y desarrollo acordado desde un principio del Programa, con su empresa extranjera de contraparte.

En ambos casos, ahora existe la posibilidad de valorar la inversión productiva empresarial que puede lograr al invertir en la empresa local el capital humano y social que el migrante adquirió durante la experiencia migratoria  ya concluida.

Por cada ciclo contractual cumplido en la empresa del país de origen, hay una evaluación de resultados. Esa evaluación servirá de base para acreditar a los empleadores de este Programa en el país de origen.

En este eje operativo se evalúan también los efectos de co-desarrollo del presente Programa, midiendo los indicadores sugeridos en el párrafo sobre “Co-desarrollo”,  y según los  resultados de esa evaluación, se decide iniciar o no el próximo ciclo migratorio del Programa.

Permitir que los miembros de la diáspora hondureña donde quieren que se encuentren, contribuyan a ampliar la base de capacidades y recursos de las empresas y organizaciones de la sociedad civil en sus respectivos lugares de origen, incluyendo en ellas a las iglesias. Con tal objetivo en mente, serán siempre bienvenidos los envíos a Honduras de remesas solidarias, colectivas y productivas,  con iniciativas y diseños que varían  en escala y propósito,  según sea la identidad, recursos y capacidad instalada que tiene el grupo protagonista. Actualmente hay más de siete mil hijos de inmigrantes hondureños indocumentados en Estados Unidos, que estudian en universidades norteamericanas.

Unidad ejecutora de este Programa 

El Gobierno facilitará la realización de este esfuerzo público-privado con fines de co-desarrollo a través de planes generales, políticas nacionales de migración, y de  leyes, regulaciones y normativas operativas. Contratará los servicios de una firma evaluadora externa, de base internacional y privada, que ya esté operando en Honduras,  para monitorear las políticas, los planes, el desempeño, resultados e impacto, previstos e imprevistos,  del Programa.

Una entidad no lucrativa, de interés público, será el ejecutor directo del Programa al nivel nacional, preferiblemente originado y directamente operado por un ente federativo, gremial o social de la empresa privada de Honduras.  

Los ejecutores locales del Programa serán  entes  de la sociedad civil hondureña local, identificadas por el ejecutor del Programa, en parte porque que ya han tenido cierta ejecutoria previa en algunas de las unidades de cobertura regional en que estará dividido el Programa. En cada unidad de la cobertura del Programa participarán un número mínimo de  empresas de un mismo sector.

La unidad ejecutora a nivel nacional identificará y hará los acuerdos que sean necesarios dentro y fuera del país, con entidades públicas o privadas, del nivel central o descentralizado, para lograr el éxito del Programa. Entre los socios y aliados estratégicos potenciales se incluyen universidades, firmas privadas de investigación, medios nacionales y locales de comunicación social, corporaciones municipales y mancomunidades, bancos regionales o internacionales de desarrollo, entidades de la cooperación internacional con sedes en países desarrollados y otras que tengan potencial de involucramiento.

Conclusión 

Lo expuesto anteriormente trata de encontrar una relación efectiva entre la migración laboral internacional de los hondureños y el desarrollo socio-económico, con preferencia en el nivel local. Es decir, buscando resultados a en las localidades del país de origen –bien sea en una empresa nueva o en una ya establecida–  y al mismo tiempo, en la empresa local del país de acogida,  donde ambas empresas tienen como  vector de desarrollo al migrante laboral, que en este caso lo constituye el emigrado hondureño nacional, como persona o como grupo.

En un escrito como éste, aún falta mucho detalle importante por identificar y relacionar. Pero al menos, esperamos que este paso sirva de invitación a otros colegas interesados en ampliar y ahondar el tema,  desde una perspectiva hasta ahora poco abordada en Honduras. La cual demanda de más aportes, elaboración y análisis crítico, mejor si tales contribuciones estuvieran  sustentadas con investigaciones documentales y de campo,  hechas con rigor científico.

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