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¿Qué significa que Honduras ha perdido el 48% de la cobertura forestal?

Ing. René Alfredo Soto Rivera

Recientemente se publicó la noticia de que Honduras ya perdió el 48% de la cobertura forestal, lo primero que debemos pensar es que la Política Forestal fracasó en relación al “Manejo Forestal Sostenible; tampoco significa que la Política Agraria ha sido todo un éxito, porque no somos un país productor de alimentos hacia al mundo exterior, como lo es el Estado de Israel con suelos áridos y desérticos, nuestros agricultores pasan serios apuros y siempre necesitan de la “ayuda” estatal en varias formas, a saber: financiera, tecnológica …otras.

Ante este panorama lo primero que debemos decir es que el capital natural del país (los bosques) con que cuenta la nación se han eliminado en una forma sistemática ya sea por el “aprovechamiento del bosque” y sustitución del suelo forestal por prácticas agropecuarias… etc. en una forma desordenada sin ningún control e insistiendo que somos un país de vocación agrícola, razón por la cual, casi terminamos con los bosques.

Al perder ese porcentaje significa que de los 63 ecosistemas identificados en el país, muchos de ellos han: desaparecido, fraccionado, alterado; en donde muchas de las especies de árboles y plantas maderables, frutales, medicinales se han perdido, la alta biodiversidad que científicos han identificado se ha eliminado, las innumerables tipos de plantas (muchas de ellas aún sin estudiar y otras endémicas) las eliminamos, la cadena alimentaria se ha alterado, muchas especies de animales y plantas las hemos exterminamos de la superficie. ¡En pocas palabras, un ecocidio de grandes proporciones!

“Debo decir para información, que todo lo que el hombre hace tiene sus impactos en el ambiente en tres formas”: directos, indirectos y acumulativos, pues bien para entrar en materia y que podamos entender lo que hemos destruido a nivel del país son los siguientes hechos: al no tener suficiente cobertura en las 25 cuencas hidrográficas, significa que no existe la esponja natural (los bosques) que capturan el agua y en consecuencia el agua que caerá cuando llegue la época de lluvia correrá aguas abajo generando las ya conocidas inundaciones en las partes bajas, causando destrucción y perdidas de bienes materiales así como de vidas humanas valiosas, (este es un impacto ambiental directo), la colmatación de las obras físicas llamadas embalses y pequeñas represas se irán reduciendo la capacidad de retención del agua y acumulando sedimentos en la cortina y afectando la capacidad de generación de energía, (este es un impacto ambiental indirecto); siguiendo con este ejemplo, el agua que logre llegar a la mar arrastrará todo tipo de objetos hacia la plataforma marítima y allí tendremos otro problema, en el caso del caribe tenemos los arrecifes coralinos, segundo en el mundo, y que al recibir la gran cantidad de contaminantes de todo tipo: orgánicos e inorgánicos, sólidos y líquidos, estos organismos serán expuestos a procesos degradantes que más temprano que tarde terminarán muriendo lentamente y con ellos las funciones que estos realizan en el fondo marino, (este es un impacto ambiental acumulativo), estamos hablando de por lo menos 65 especies de coral identificado de 800 especies que existen en el mundo.

Con el ejemplo descrito, se genera una cadena de destrucción en cada una de las cuencas hidrográficas, aguas abajo, afectando la generación de energía hidroeléctrica, el sector turismo al destruir la belleza escénica y las fuentes de agua, la destrucción de viviendas, daño a la infraestructura vial, daños y perdida de bienes materiales a los pobladores…etc. es decir, en otras palabras que la pérdida del bosque por diversas acciones, unas legales y otras ilegales está generando una ola de destrucción que perjudica a todos los hondureños, a manera de reflexión podríamos decir, que los distintos gobiernos se han acomodado a esta situación, como dicen popularmente, “para llevar la fiesta en paz y que sea otro el que se complique”, esta gran irresponsabilidad administrativa de parte de la administración pública no solo está afectando a las presentes generaciones sino más bien a las futuras, ningún país se desarrolla sin recursos naturales, pero si ese fuese el caso, vamos a vivir de la caridad internacional por ser incompetentes, debo decir que esta situación tiene un nombre y es el incumplimiento de la política de ordenamiento territorial , Decreto ley No.180/2003, la cual es una figura decorativa y en el mejor de los casos, su aplicación ha sido con una deficiente visión holística; en base a este decreto debemos ir con carácter urgente a una planificación de largo plazo, paso a paso, con la finalidad de desarrollar aquellos proyectos cumpliendo las normativas necesarias, en otras palabras, “respetando la integridad de los diferentes ecosistemas y el Estado de Derecho a efecto de mitigar o en su defecto buscar las medidas de adaptación de los posibles impactos ambientales”.

En la pérdida de la cobertura forestal, vamos incluidos los seres humanos y todas las actividades que realizamos, es así que, además de los ejemplos anteriores, no esperemos más bondades climáticas que nos favorezcan, pues tendremos entre otros aspectos los siguientes: más calor, aumento de la temperatura en general, menos agua potable en las ciudades y comunidades, sequias en los valles por falta de agua en los diversos ríos, malos olores y plagas en los raquíticos causes, enfermedades trasmitidas por vectores, perdida de cultivos agrícolas por falta de agua así como el manejo de animales de corral y ganadería; en fin, una cadena de hechos que no conducen a ningún panorama exitoso.

Es imperativo el desarrollar un Plan Nacional de Desarrollo a largo plazo, con indicadores de cumplimiento, con un horizonte claro, de tal forma que de llegar al máximo cargo del ejecutivo cualquier iletrado, el país no se pierda en el proceso del desarrollo nacional; de seguir así, podríamos decir, que hemos destruido uno de los países más ricos en recursos naturales con “una clase política miope y torpe”, cuando pudimos vivir de los intereses del capital natural, sin embargo, aún hay tiempo para hacerlo, debemos despolitizar la educación e invertir en ella sensibilizando al educando y educador en la temática ambiental. ¡No hay una Honduras B!

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