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27N, Prédica de politica con Sancho Panza

Por: Pedro Gómez Nieto

“Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones;

nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo por ser mejores sin ser perfectos, y sobre todo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia donde quiera que estén.”

El párrafo anterior circula -apócrifo- por Internet como perteneciente al Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, pero no aparece en sus obras, además, ese lenguaje no corresponde al siglo XVII, la época del autor. Se asemeja a un poema de Teresa de Calcuta, titulado: “El poema de la Paz”. Posiblemente quien lo escribió se inspiró en él para después subirlo a la red adjudicándoselo a Cervantes.

 “Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones.” Honduras ha decidido, ahora les toca a los líderes políticos dar un paso al frente aceptando los resultados. El TSE debe transparentar las votaciones certificando los resultados con celeridad. En convergencia, la comunidad internacional, observadora del proceso, debe exponer su trabajo de fiscalización, manifestando su rechazo a cualquier atisbo de desorden dejando en evidencia a los inductores.  

 “Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; la cosa más destructiva, la mentira y el egoísmo; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor”. El presidente electo debe recordar las palabras del Cardenal Madariaga a Manuel Zelaya tras su victoria en las elecciones del 2005: “A partir de este momento dejas de ser el candidato de un partido político para ser el líder de toda la nación, sin distinción de ideologías todos los hondureños debemos trabajar unidos para sacar a Honduras del subdesarrollo”. Lamentablemente “Mel” Zelaya desoyó al Cardenal fracturando y confrontando la sociedad, y ésta campaña electoral ha demostrado que la división sigue presente. Las propuestas propositivas han sido opacadas por las injurias, calumnias, insultos y descalificaciones. Honduras no puede avanzar cargando este lastre los próximos cuatro años. La clase política debe colocar el desarrollo armónico de la sociedad por encima de intereses sectoriales, restañando las heridas. El partido y los políticos que mantengan un lenguaje confrontativo y descalificador están condenados a que la sociedad paulatinamente les dé la espalda.

“Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo por ser mejores sin ser perfectos.” El presidente electo tiene por delante importantes retos. Dos ejemplos: 1) En materia de seguridad los actuales éxitos no podrán mantenerse sin modificar la situación de las velas frente al viento, atacando el problema desde su raíz, la prevención. Caso contrario la reducción de muertes violentas se estancará revirtiéndose la tendencia. El caldo de cultivo son los jóvenes que desde la pobreza y marginalidad se encuentran olvidados por los entornos familiares y gubernamentales, quedando atrapados en la telaraña de las pandillas. Sumaremos el lamentable sistema educativo estancado en el siglo pasado. A nuestros jóvenes no se les enseña a: leer, pensar, cuestionar, debatir, investigar, experimentar…, apenas a memorizar. El docente engaña mostrando el continente -200 dias- pero escondiendo un deficitario contenido. 2) La Constitución está parcheada y desfasada frente a las demandas sociales. Necesitamos actualizarla y convertirla en el faro guía que alumbre el camino hacia la “tierra prometida”; un marco de referencia y convivencia donde todos nos sintamos identificados y protegidos. Los partidos políticos y la sociedad civil deben generar un pacto de Estado para que los expertos desarrollen una propuesta consensuada, que sea posteriormente aprobada por el pueblo.

“Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; la cosa más fácil, equivocarnos”. El pasado domingo cruzamos el rio Rubicón. Cuando Julio César al frente de sus legiones vadeo el Rubicón y marchó contra Roma, desafiando la autoridad del Senado, era consciente que iniciaba una guerra civil contra el poder legítimamente establecido. En frente le esperaba el ejército de Pompeyo Magno para impedirle el avance. Al pasar el rio César gritó: “Alea iacta est” (La suerte está echada). La frase, cuyo uso sigue vigente, se utiliza para describir una decisión meditada que no tiene marcha atrás. La guerra terminó con la derrota de Pompeyo y el ascenso al poder de Julio César y su dictadura, que por un lustro trajo para Roma paz y prosperidad. La historia guarda ejemplos de pueblos hastiados de soportar a políticos golfos, corruptos, e insensibles ante sus necesidades, que desesperados y manipulados terminan buscando soluciones drásticas sin importarles las consecuencias. La clase política es siempre la responsable. La suerte está echada.

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